La Primera República Española

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La pugna entre federales y radicales marcó la primera república española. La historia de este periodo abarcó menos de un año (11/2/1873 - 3/1/174). Cuando el golpe de estado del general Pavía derrocó al gobierno republicano. En ese tiempo sucedieron numerosos acontecimientos: cuatro presidentes (Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar), seis gobiernos, intensa agitación social, dos guerras y la revolución cantonal. El esfuerzo tropezó con varias dificultades: (La legitimidad de su origen, al haberse proclamado en sesión conjunta de ambas cámaras, constituida en Asamblea Constituyente, algo que no permitía la Constitución de 1869 y La diversidad de corrientes políticas y proyectos que defendían radicales y federales, por un lado, y las tendencias dentro del federalismo, por otro)

El primer presidente del poder ejecutivo

El primer presidente del poder ejecutivo fue Estanislao Figueras. Su gobierno formado por cinco ministros radicales y figuras simbólicas del republicanismo (Salmerón, Castelar y Pi i Margall). Se mantuvo la Constitución de 1869, suprimiendo los artículos referidos a la monarquía. El 24 de febrero, la Asamblea eligió un gobierno presidido por Figueras. Un mes después se disolvía la Asamblea al haber abolido la esclavitud en Puerto Rico y haber suprimido las quintas. Se convocaron elecciones para mayo de 1873 con carácter constituyente, los radicales prepararon un golpe de estado para el 23 de abril, que fracasó. La consecuencia del fracaso fue la ruptura de radicales y republicanos. Finalmente se celebraron elecciones el 10 de mayo.

El 6 de septiembre Salmerón dejaba la presidencia del poder ejecutivo al negarse a firmar dos muertes de militares que se habían pasado al ejército carlista. Se había debatido entre la cuestión de pena de muerte y Salmerón que se oponía, prefirió dejar el poder a cumplir la exigencia de los militares. Le sustituyó Emilio Castelar, defendía una república centralista (a pesar de haber elaborado el proyecto de constitución federal) y movilizó a los reservistas para acabar con el problema cantonal y continuar las dos guerras vigentes, carlista y cubana. Postergó la discusión del proyecto constitucional. Firmó las penas de muerte que Salmerón rechazó e hizo volver a los dirigentes de los partidos radical y constitucional, entre ellos el general Serrano. En la reanudación de las sesiones de las Cortes el 2 de enero de 1874, Castelar debía rendir cuentas de su tarea de gobierno desde septiembre. En el debate de esa tarde, Castelar presentó la necesidad de separar Iglesia y Estado y un proyecto de abolición de la esclavitud en Cuba pero nada dijo del proyecto de constitución, que parecía olvidado. El general Pavía, capitán general de Madrid, había preparado un golpe de Estado del que el mismo Castelar tenía conocimiento, para apoyarle. Pero tras negar la cámara la confianza a Castelar, este dimitió. En la madrugada del 3 de enero, Pavía rodeó el edificio del Congreso con tropas del ejército y la Guardia Civil, y ordenó a los diputados que desalojasen el hemiciclo. Sin resistencia, pues, ni el Congreso ni en la capital, finalizaba el experimento republicano.

La primera decisión era establecer el modelo político del nuevo gobierno, para ello, Pavía reunió a los tres capitanes generales residentes en Madrid y a un grupo de políticos para imponer una república con Serrano como presidente, influida por el modelo francés. Todo ellos, después de advertir de que el golpe no se había dirigido contra la república, sino contra quienes habían derrotado a Castelar en las Cortes y defendían el retorno a la experiencia federal. De enero a diciembre, se instauró un régimen conocido como república unitaria o dictadura del general Serrano, ya que fue quien presidió y ejerció como presidente del poder ejecutivo. Su mandato se abrió con un golpe de Estado y se cerró con otro, el 29 de diciembre. Era un sistema híbrido sin constitución. Reconocía la Constitución de 1869 pero quedaba en suspenso hasta que la normalidad retornase a la vida pública. Se daba un papel primordial al ejército, lo que confería un papel arbitral. El manifiesto no utilizaba el término “republicano”, hacía un llamamiento a los partidos liberales y marcaba distancias con los partidos republicanos federales. Apelaba a los grupos sociales acomodados, la gente de orden, lo que permite concluir que el golpe de Pavía fue resultado de la disidencia de un sector poderoso de la sociedad civil.

Hacia el retorno de los borbones

Los gobiernos del año 1874 siempre actuaron con la idea de provisionalidad y de volver a la normalidad institucional- El decreto de disolución de las Cortes Constituyentes y la vigencia de la Constitución de 1869 se supeditaban a la “normalización” de la vida política y la recuperación del orden, ya que continuaban abiertas las dos guerras, la cubana y la carlista, y que aún resistía el cantón de Cartagena. Esta provisionalidad facilitó los preparativos del retorno del hijo de Isabel II, Alfonso. El 3 de septiembre Sagasta sustituyó al general Zavala en el gobierno, mientras el general Martínez Campos preparó un pronunciamiento, del que Cánovas no era partidario. Cánovas quería una restauración monárquica por la vía civil. Martínez Campos marchó hacia Sagunto tras comunicar sus planes a Cánovas, y allí arengó a las tropas el 29 de diciembre proclamando a Alfonso XII nuevo rey de España.

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