Postulados del partido nazi

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Los comienzos del nazismo

En 1919, en Múnich, se fundó uno de tantos partidos nacionalistas que difundían una propaganda antiliberal y racista, el Partido de los Trabajadores Alemanes (DAP). Con el ingreso de Hitler en este partido comenzó propiamente la historia del nacionalismo o movimiento nazi. En 1920 dirigíó un comité que elaboró el programa de 25 puntos del partido, que cambio su nombre por el del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP).
Este año se formaron las SA, una organización paramilitar que pronto ejercíó la violencia contra sus adversarios.

La ideología del partido nazi era un confuso conjunto de postulados dirigidos a todas las clases sociales. Al igual que el fascismo italiano defendíó un > anticapitalista que, a diferencia del socialismo marxista, superase la lucha de clases en beneficio de los >. Las ideas centrales del programa fueron dos:

-La necesidad de establecer una dictadura nacionalista fuerte y capaz de preservar la pureza racial y eliminar a los enemigos de Alemania: los demócratas, los marxistas y los judíos.

-El deseo de unir a todos los alemanes en una Gran Alemania, dotada de un > que asegurase el desarrollo de la raza aria.

Hitler, elegido líder del partido en 1921, impuso en el NSDAP una estructura elitista y jerarquizada, en la que el fürer (jefe) constituyese el soporte central de la organización.

En 1923, en medio de la hiperinflación y de la exaltación nacionalista provocada por la ocupación del Ruhr por tropas Franco-belgas, grupos ultranacionalistas de derechas, entre los que estaba Hitler y su pequeño partido, prepararon un Golpe de Estado conocido como putsch de Múnich,  que fracasó estrepitosamente. Hitler fue encarcelado. En prisión escribíó Mein Kampf (Mi lucha), libro en el que expuso los principios básicos del nazismo.

En 1925, tras su salida de prisión, Hitler refundó el partido y replanteó su programa con el fin de ampliar sus apoyos sociales:
limitó sus postulados anticapitalistas a la lucha contra los financieros judíos, utilizó eficazmente la profunda corriente antisemita y anticomunista existente en Alemania y la gran impopularidad del Tratado de Versalles. Cambió de estrategia para transformar su partido en un movimiento de masas.
Decidíó aceptar el juego parlamentario y utilizó con gran eficacia todos los métodos de propaganda, los mítines, las marchas, los uniformes y la instrucción militar como medio para alcanzar el poder.

La crisis de la república y el ascenso del nazismo

La Gran Depresión incrementó el apoyo electoral a los nazis.
 La crisis tuvo unos efectos catastróficos. La repatriación de capitales estadounidenses produjo la quiebra del sistema bancario alemán en 1931 y la producción industrial descendíó un 44%. El desempleo se elevó en 1932 a más de seis millones de parados, lo que provocó la miseria de amplias capas de la población, en particular obreros y clases medias. Los partidos de la coalición de Weimar perdieron prestigio y apoyo social por su incapacidad para afrontar la crisis. Por el contrario, los nazis ampliaron sus bases entre las clases medias, la clase obrera, los grandes industriales y los terratenientes.

En medio de la crisis de la república se intensificaron las actividades  de violencia de las SA. En las elecciones de 1930, el NSDAP pasó de 12 a 107 escaños, y se convirtió en el segundo partido más importante del Reichtag. Hitler aprovechó este éxito para intensificar sus contactos con la derecha tradicional, incluidos los nacionalistas, el Ejército, los magnates de la industria pesada (Krupp, Thyssen, Siemens) y los grandes propietarios.

El año 1932 fue el momento más intenso de la crisis política.
La dimisión del canciller Brüning dio paso a una serie de gobiernos autoritarios, que actuaron al margen del Parlamento, apoyados por los poderes extraordinarios que la Constitución concedía al presidente de la república.

En las elecciones presidenciales de 1932 solo dos candidatos tenían posibilidades de victoria: Hindenburg, que se presentaba a la reelección con el apoyo de la derecha moderada y de los socialdemócratas, y Hitler. Vencíó el presidente Hindenburg.

Hindenburg nombró canciller a Von Papen  y se convocaron nuevas elecciones en Julio de 1932, en las que el NSDAP logró 230 escaños y el 37,3% de los votos, convirtiéndose en el primer partido del país, aunque lejos de la mayoría absoluta. Von Papen intentó debilitar a los nazis y solicitó nuevas elecciones en Noviembre, en las que el NSDAP perdíó dos millones de votos. Parecía que el partido nazi entraba en declive.

Sin embargo, en Enero de 1933 Von Papen persuadíó a Hindenburg para que nombrara a Hitler canciller en un Gobierno de coalición entre los nazis y la derecha clásica. Ambos pensaron que al elevar al poder al líder nazi, este quedaría sometido a las directrices de la derecha tradicional. Se equivocaron.

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