Política Exterior de la Monarquía Hispánica en los Siglos XVI y XVII

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Política Exterior de la Monarquía Hispánica en los Siglos XVI y XVII

La política exterior de Felipe II tenía cuatro objetivos: la hegemonía de Europa que defendía a sus territorios, la defensa del Mediterráneo y del catolicismo frente al protestantismo. Cuando Felipe II firmó la paz con Francia, se interesó por el Mediterráneo occidental. En los primeros 20 años de su reinado quiso parar la expansión militar turca por el Mediterráneo, así construyó barcos y buscó aliados para conseguirlo. En 1571, la flota de la Liga consiguió la victoria de Lepanto y acabar con la expansión turca por el Mediterráneo occidental. El segundo conflicto fue el de los Países Bajos, estalló en 1568 y finalizó en 1648. La causa fue la política represiva contra los calvinistas. La guerra fue muy dura y el resultado final fue la división en dos territorios: las provincias del norte y del sur. El tercer conflicto fue por el apoyo de Isabel I a los calvinistas de los Países Bajos y su anticatolicismo, lo que hizo que Felipe II invadiera Inglaterra con una flota, pero fue un fracaso. Finalmente, Felipe II se hizo con el trono de Portugal, rodeando sus posesiones de Asia, África, Europa y América.

Conde-Duque de Olivares: Felipe IV confió en el Conde-Duque de Olivares, quien deseaba recuperar el prestigio y la hegemonía monárquica hispánica. En la guerra de los Treinta Años, para defender el catolicismo e intereses comerciales, era fundamental que todos los reinos contribuyeran con hombres y dinero, igual que Castilla. Con la Unión de Armas se pretendía reclutar un ejército de 140,000 hombres. Pero la situación se complicó con la crisis económica y social, y la resistencia de los distintos que se oponían apoyándose en sus privilegios y fueros. En 1640, se sublevaron Cataluña y Portugal contra Felipe IV. Cataluña reconoció rey a Luis XIII de Francia y Portugal a Braganza. El Conde-Duque fue destituido en 1643. La Paz de Westfalia y la de los Pirineos marcaron el final de la hegemonía hispánica y el principio de la francesa. España cedió territorios de Europa a Francia, pero Barcelona se rindió en 1652 y se acabó la sublevación catalana. Portugal recuperó su independencia política en 1668.




Decreto de Nueva Planta y Centralismo Borbónico: La llegada de Felipe V supuso importantes cambios en la estructura del Estado y en la Administración, siguiendo dos principios: la centralización y la uniformización, para hacer un Estado más fuerte y eficaz. El modelo de gobierno francés suponía que el rey era la encarnación del Estado, y dueño absoluto de todo, la máxima autoridad de la que dependían todas las instituciones, con poder ilimitado. Era autoridad máxima de gobierno y cabeza de justicia. Es Monarquía Absoluta. Felipe V y Fernando VI implantaron en España este esquema de poder, unificando los distintos reinos de España, dentro de la Ilustración. Reformas centralizadoras y racionalizadoras: 1. Supresión de los privilegios de los reinos orientales mediante la aplicación de los Decretos de Nueva Planta. Se unificaron las leyes y se impuso el uso del castellano como lengua oficial. También se creó una nueva administración territorial nombrándose unos funcionarios, controlados por la Corona. Los alcaldes eran nombrados directamente por la Corona. 2. En la Administración Central, supresión de los Consejos, el de Castilla se convirtió en el gran órgano asesor del rey. Se crearon además las Secretarías de Despacho. 3. Se copió el modelo francés de los Intendentes, que eran funcionarios encargados de cuestiones económicas y de la administración del ejército, aunque también entraban entre sus competencias la recaudación de impuestos, el impulso de reformas económicas, etc.

Década de los 40: Franco decidió promulgar la llamada Ley de Responsabilidades Políticas, que pretendía establecer las teóricas responsabilidades de los perdedores en el conflicto y, sobre todo, crear un marco jurídico para continuar con la represión tras la guerra. Se hicieron prisioneros numerosos miembros de partidos republicanos, nacionalistas o de izquierdas, etc. Muchos fueron juzgados en consejos de guerra sumarísimos y ejecutados de manera inmediata. Otros fueron condenados a penas de cárcel y permanecieron privados de libertad en prisiones o campos de concentración. El régimen franquista optó por un modelo económico autárquico, caracterizado por la intervención masiva del Estado en una economía dirigida a la autosuficiencia. Es decir, se pretendía que la economía española no tuviese que depender del exterior, y para ello se realizó una política de intervención de precios y limitación de las importaciones. Esta se realizó por una cuestión ideológica, pero también fue forzada por el aislamiento internacional de España tras la II Guerra Mundial. El resultado fue una grave crisis agrícola debido a la falta de inversiones por el excesivo control de sus precios, y un subdesarrollo industrial por la escasez de materias primas y bienes de equipo.

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