Poesía: Modernismo a Neovanguardias

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En España el modernismo lo empieza Rubén Darío. El modernismo busca la belleza. Juan Ramón Jiménez fue el poeta más reconocido del Modernismo, aunque también se piensa que fue el detonante del cambio a las vanguardias. Los modernistas usaban estrofas tradicionales junto con versos poco habituales, además de rimas internas.

Temas:

  • Evasión a mundos exóticos o épocas anteriores
  • Regionalismo
  • Defensa de lo español
  • Amor que idealiza a la amada
  • Angustia existencial y cosmopolitismo

Toma nostalgia y melancolía. Obras: Azul (Rubén Darío) y Alma (Manuel Machado). En las vanguardias usaban verso libre, versículo, verso, caligrama. Trataba de un mundo moderno, amor, muerte e inquietudes íntimas. Autores: algunos de la Generación del 27. Lorca, Cernuda, Alexandre, Alberti y como pionero a Ramón Gómez de la Serna.

3 tipos de vanguardias destacables:

  • Creacionismo
  • Ultraísmo
  • Surrealismo

El creacionismo y el ultraísmo fueron creados en esta época. Fue como los autores llamaron al conjunto de vanguardias europeas. El ultraísmo se basa en la metáfora, usa neologismos y tecnicismos (futurismos), presenta imágenes chocantes (dadaísmo) y dispone poemas de forma plástica (cubismo). Lo introdujo Guillermo de la Torre con Hélices: Poemas. El surrealismo surge como un dadaísmo evolucionado que busca expresar el mundo interior del artista a base de ensalzar la imaginación y el sueño a favor de la irracionalidad y escritura automática.

La corriente vanguardista hizo entre otras cosas, nacer a la Generación del 27, ya que recoge esa angustia y rebeldía contra la sociedad moderna a base de imágenes racionales (rompió con los ideales de belleza y pureza novecentistas). Gerardo Diego afirmó las bases del creacionismo y surrealismo en España. Vicente Aleixandre profundizó el conocimiento humano a través de imágenes. Luis Cernuda halló en las vanguardias como explicar la homosexualidad (los placeres prohibidos).



Novela 1939 - 70

Narrativa de los 40

Encontramos autores como Torrente Ballester en la corriente política de la novela idealista; Miguel Delibes en la novela existencial y el tremendismo. La novela existencial refleja la miseria moral y material, como la frustración de posguerra. Los personajes son desarraigados y desilusionados. Novela: Carmen Laforet: La sombra del ciprés es alargada. Técnica del tremendismo: novelas que reflejan aspectos desagradables y brutales de la realidad para efectuar una reflexión. Obra a destacar: La familia de Pascual Duarte.

Narrativa de los 50: El Realismo Social

La publicación de La Colmena de Cela marcó el paso a contenido social y realista. Características principales: Influencia literaria del realismo y naturalismo del siglo XIX, reflejo de España a raíz de la dictadura, personajes colectivos, narrador objetivo en 3º persona y crítico, estructura lineal, espacio rural o urbano, lenguaje sobrio y claro. El tema de la novela es la sociedad española: dureza de la vida, dificultades de la transformación de campesinos en industrias, la explotación del proletariado y la banalidad de la vida burguesa. El estilo de la novela es sencillo.

La novela de los años sesenta. El Experimentalismo

Se detecta un agotamiento social y evolución hacia el experimentalismo y la renovación. Influencia por la literatura del boom hispanoamericano. Los temas son el tiempo y la identidad, recuerdan como infancia, adolescencia y guerra. La intención crítica es humorista e irracional. Los autores persiguen una creación subjetiva, técnicas narrativas y complejas que exigen esfuerzo interpretativo. Destacan estas técnicas: Cronologías desordenadas, frecuencia de elipsis. La Fragmentación. Protagonista individual, no colectivo social, nuevos personajes intelectuales. Punto de vista múltiple. Estilo indirecto libre y monólogo interior. Destacan los autores Luis Martín Santos con su obra Tiempo de silencio y Juan Benet con su obra Volverás a Región.


Novela 1975 hasta nuestros días:

Novela Poemática

Poemática podría ser la novela que tiende a integrar un grupo de las virtudes del escrito poético por excelencia: el escrito en verso (épico, dramático, lírico, temático), espacio íntimo, tiempo rítmico, acción como transporte de entendimiento, investigación de las fronteras entre lo perceptible y lo escondido, personajes insondables, narrador omnímodo y un lenguaje que más que mencionar lo observado canta lo soñado. A tal modelo parecen contestar cada una de las novelas de Juan Benet y, por consiguiente, su obra maestra: Saúl frente a Samuel.

Novela Histórica

En este género se engloban diferentes textos que sitúan la acción en el pasado. Los acontecimientos históricos sirven para la meditación sobre los inconvenientes universales y para hacer una revisión crítica de la era. Algunas veces adoptan una visión irónica y desmitificadora como en Fabulosas narraciones por historias, de Antonio Orejudo o Las máscaras del héroe, de Juan Manuel de Prada. Resaltan los títulos: Beatus Ille, de Antonio Muñoz Molina; Militares de Salamina, de Javier Cercas; o Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez y Almudena Grandes con Episodios de una guerra interminable.

Novela de Memorias

El género de las memorias propiamente dichas fue una constante a lo largo de estas 4 décadas de democracia; primero de la mano de los escritores exiliados, como Rosa Chacel y Francisco Ayala.


La poesía desde los años 70 a nuestros días

Poesía Culturalista

Nace un desplazamiento denominado Novísimos. José María Castellet publicó en 1970 la antología 9 novísimos poetas españoles. Admiran a Aleixandre, Cernuda; redescubren al conjunto Cántico y al Postismo. Rechazan la poesía social. Esto marca ciertos de sus poemas y ha hecho que ciertos la hayan denominado poesía culturalista. Esteticismo (en lo cual enlazan con el conjunto Cántico y los del 27), revalorizando lo lujoso, decadente, simultáneamente que lo lúdico. Sus poemas en ocasiones se muestran como literatura de la literatura: citas, referencias intertextuales, variaciones... El cine muestra además una forma de observar la verdad y de componer poemas. Varios de dichos autores llegan a dividir del todo realidad y poesía; se proclama la soberanía de todo el mundo poético respecto de cualquier relacionado externo.

Poesía de la Experiencia

Se inspira esta poesía en los recuerdos de la niñez o juventud, con unos temas y un lenguaje constantemente apegados a la verdad. Frente al pop de los novísimos, que piensan bastante trivial, vuelven sus ojos a la niñez, a los principios; realizarán una poesía que fue determinada como lírica. La poesía de la vivencia es realista, habla de la vida y de la verdad diaria, del desengaño afable, del fracaso, del desencanto y los conflictos generacionales y sociales como la droga, la incomunicación o el consumismo. Esta poesía además se fundamenta en la iniciativa de que la poesía no se debe entender, sino sentirla, sin exagerar la verdad y contando las cosas como son.

Poesía Neovanguardista

A fines de los sesenta la poesía social había llegado a un callejón sin salida. Se hacía primordial un cambio de rumbo y regresar al lenguaje su protagonismo estético. Bajo aquel nuevo calificativo se agrupan distintas protestas –la letrista (Castillejo), la fónico-simbólica (Cirlot), la poesía objetual (Brossa), la melodía de acción (Hidalgo), los poemas públicos (Gómez de Liaño) y la concreta (Viladot, Pino, Boso)– que poseen en común exigir, ante la vieja estética, una totalmente nueva escritura. Aquel proceso influye en el desarrollo de una línea de meditación metapoética en la primera mitad de los setenta (Valente, Gimferrer, Carnero) y establece que se transforme el término de poesía.

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