Poesía Española de Posguerra: Corrientes, Autores y Evolución hasta la Actualidad
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La Poesía Española de Posguerra: Evolución y Tendencias
1. La Poesía de Posguerra
La poesía de la Generación del 27 se fue rehumanizando en los años treinta, incluso en aquellos autores más favorables a la deshumanización propuesta por Ortega y Gasset. Esa tendencia, que se mantuvo durante la Guerra Civil, continuó en la Generación del 36, cuya obra vio la luz a partir de los años 40. Dámaso Alonso analizó, en esa poesía de la posguerra inmediata, dos tendencias que definió como poesía arraigada y desarraigada.
1.1. La Poesía Arraigada
Se caracteriza por una vuelta a las formas clásicas. Los escritores tenían una marcada ideología falangista y publicaban en dos revistas, Escorial y Garcilaso, cuyos nombres reflejan la filosofía que defendieron. Sus miembros se llamaban a sí mismos "Juventud Creadora", y trataron en estrofas clásicas, especialmente el soneto, temas intemporales como la muerte, la belleza, el paisaje y el amor, junto a otros más ideológicos como la pureza, la religión o la Patria. Los escritores más representativos de la poesía arraigada son Leopoldo Panero; José García Nieto, fundador de la revista Garcilaso; Luis Rosales, cuya mejor obra, La casa encendida (1949), está escrita en verso libre, y Dionisio Ridruejo (1912-1975), quien a pesar de fundar Escorial en 1940, dos años después de las posturas falangistas, renunció a sus cargos y se acercó a las propuestas de la poesía desarraigada.
1.2. La Poesía Desarraigada
La publicación, en 1944, de Hijos de la ira, de Dámaso Alonso, y de Sombra del Paraíso, de Vicente Aleixandre (dos poetas del 27 que vivían en España el exilio interior), coincide con la creación de la revista Espadaña, verdadero portavoz de unos poetas que, lejos de tener una visión positiva de la realidad española, ven en ella dolor y sufrimiento. La poesía desarraigada también trata el tema religioso, pero desde un punto de vista existencial, pues su tema principal es el propio ser humano y la angustia de vivir. Su estilo también difiere: rechaza la armonía de las formas clásicas, aunque siga utilizando el soneto, y se inclina por el verso libre con un lenguaje coloquial y prosaico. En los años cuarenta aparecen en España, al margen de estas dos tendencias mayoritarias, otros movimientos:
- El postismo (abreviatura de postsurrealismo), fundado en 1945 por Carlos Edmundo de Ory (1923), continuó la influencia del surrealismo en poetas como Juan Eduardo Cirlot, Ángel Crespo y Gabino Alejandro Carriedo.
- El grupo Cántico, abanderado desde Córdoba por Pablo García Baena, fundador de la revista que dio nombre al grupo, continuó algunos aspectos de Jorge Guillén y sus compañeros de la Generación del 27 (perfección y esteticismo).
2. La Poesía Social
La poesía desarraigada, que expresaba la angustia del individuo, evolucionó hacia una postura más solidaria. El poeta debe tomar partido ante las desigualdades sociales y utilizar su poesía como un instrumento para transformar la realidad (algo que los neoclásicos ya pensaron del teatro). El tema de España, sociedad en la que viven, junto con el de la injusticia social y la alienación de gran parte de la sociedad son tratados con un estilo coloquial (como el de la poesía desarraigada), prosaico y directo, en un intento por llegar al hombre de la calle, a la inmensa mayoría. Entre los muchos poetas que escriben poesía social destacan Gabriel Celaya (1911-1991), cuyos Cantos íberos (1955) supusieron el comienzo de este tipo de poesía, y José Hierro (1922-2002), quien en su larga trayectoria supo renovarse y profundizar en los más diversos temas.
2.1. Blas de Otero
Empezó en la poesía desarraigada o existencial con Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951), reunidos posteriormente en Ancia. Junto con Cantos íberos, Pido la paz y la palabra (1955) es el comienzo de la poesía social. Con él, Blas de Otero pasó de hablar de sí mismo (la ausencia de Dios, la existencia y la soledad) a lo colectivo (los otros, también desamparados), en una poesía solidaria de testimonio y denuncia. Algunos de los recursos del estilo de Blas de Otero son visibles en todas sus etapas: abundantes repeticiones, contrastes y paralelismos, juegos de palabras, encabalgamientos, manipulación de frases hechas, recursos fónicos...
Blas de Otero (1916-1979) nació en Bilbao. Perteneció al Partido Comunista de España y residió temporalmente en numerosos países: Francia, Cuba, Rusia, China... Murió en Madrid. En su libro En castellano definió así su poesía: «Poética: Escribo/hablando».
3. El Grupo Poético de los Años 50
Aunque comienzan a escribir en los años cincuenta, los jóvenes poetas, cuya poesía marcará la década siguiente, se inician en la poesía social: muchos de ellos escriben poemas de denuncia. Pero pronto sintieron la necesidad de abarcar otros temas, entre los que destaca su experiencia personal de la vida. Aunque de procedencia geográfica muy diversa, muchos coincidieron en Madrid, desde donde contactaron con otro grupo numeroso de Barcelona. El hecho de que trabaran amistad y participaran en las Conversaciones de Formentor, patrocinadas por uno de ellos, el editor Carlos Barral, ha permitido que se hable de generación o grupo, pues efectivamente tienen unos rasgos comunes a pesar de que las diferencias individuales de su poesía son evidentes. Entre sus numerosos representantes destacan Ángel González (1925), Francisco Brines (1932), Claudio Rodríguez (1933-1999) y José Ángel Valente (1929-2000), que depuró su poesía para, a través de la emoción, llegar a las zonas trascendentes de la persona con una expresión ajustada. Fue la voz más personal e independiente del grupo. Los temas del grupo de los 50 son más íntimos, pues hablan de su experiencia de vida (lo que originará la expresión poesía de la experiencia o del conocimiento, tan extendida años después): del paso del tiempo, la amistad, el amor, la infancia..., a partir de la cual reflexionan sobre lo cotidiano desde un punto de vista escéptico o irónico, con frecuencia inconformista. Utilizan el verso libre pero se alejan del prosaísmo de la poesía social y su tono coloquial, que a veces aparece muy depurado.
3.1. La Escuela de Barcelona
Algunos escritores del grupo poético de los años 50 (Carlos Barral, Gil de Biedma...), junto con otros poetas y críticos, teorizaron sobre la literatura y sus conclusiones tuvieron una gran influencia en la poesía del momento. Se les conoce como la escuela de Barcelona. Los poetas más representativos son José Agustín Goytisolo (1928-1999), cuya obra mantuvo un claro tono social e irónico desde Años decisivos (1961) o Algo sucede (1968) hasta los epigramas de Cuadernos de El Escorial (1995); Carlos Barral (1928-1989) y Alfonso Costafreda (1926-1974). La poesía de Jaime Gil de Biedma (1929-1990) es posiblemente la más influyente de esta generación. En sus poemas, basados en experiencias personales, transmite la emoción de la nostalgia de una infancia burguesa, clase social a la que critica desde el distanciamiento y la ironía.
4. Los Novísimos
En 1970, José M.ª Castellet publicó una antología que supuso un cambio de sensibilidad en la poesía del momento: Nueve novísimos poetas españoles, cuyos poetas eran jóvenes con un conocimiento literario y cultural muy amplio que introdujeron en la poesía la «nueva cultura»: la música popular, el cómic, el cine, la TV...
La Argumentación: Conceptos Clave y Tipos
5. Tipos de Argumentos
La argumentación es, además de un tipo de texto, una actividad social basada en el principio de cooperación entre los interlocutores, por medio del cual ambos comparten cierta visión del mundo, como por ejemplo la valoración positiva de la puntualidad o el hecho de que «en caso de incendio, los niños primero», dando por supuesto que, como seres más débiles, tienen preferencia en el salvamento. Aunque en ocasiones se trata de añadir matices al estado de cosas existente en torno a un asunto, lo más frecuente es argumentar para defender una idea u opinión propia mediante dos tipos de argumentación:
- La argumentación positiva o prueba, que consiste en presentar las razones que respaldan nuestra posición sobre el tema.
- La argumentación negativa o refutación, que consiste en rebatir conclusiones previas y llegar a establecer otras nuevas.
En ambos casos, los argumentos concretos en los que se apoyan pertenecen a alguno de los siguientes tipos:
- Los argumentos sociales se basan en las ideas aceptadas por el conjunto de la sociedad: Todos tienen derecho a la vida.
- Los argumentos de hecho se basan en pruebas observables: Hay que reciclar la basura para que no nos invada.
- Los argumentos de ejemplificación se apoyan en ejemplos concretos; así, la tesis Hace falta desarrollar más las energías renovables se apoya en ejemplos como: Países con poco sol, como Alemania, tienen más paneles solares que España.
- Los argumentos de autoridad son los que se basan en testimonios y citas de personalidades expertas: Como dijo Séneca...
En ocasiones, nos encontramos con argumentos incorrectos y falsos (como los de la izquierda) que se derivan de una mala utilización de la lógica argumental. Los textos argumentativos se caracterizan por unas estrategias lingüísticas generales que veremos con detalle en las siguientes unidades.
6. Tipos de Argumentación
La argumentación propiamente dicha suele presentarse bajo dos grandes modalidades: la científica y la subjetiva.
- La argumentación científica debe desarrollarse de forma lógica, remitiéndose a métodos basados en hechos y leyes establecidas. El emisor se pronuncia con pretensiones de objetividad, basándose en datos procedentes de la documentación (que se plasma en citas, notas, bibliografía...) y de la investigación (experimentos, observaciones, estudios de campo, análisis...). Aparece en relación con exposiciones, explicaciones, disertaciones, conferencias..., por lo que puede acompañarse de recursos no verbales como gráficas, estadísticas, ilustraciones, fotos, mapas... Puedes ver varios ejemplos en la Unidad 10 y, en su vertiente jurídico-administrativa, en la Unidad 11.
- Por el contrario, en la argumentación subjetiva o de opinión, prima el particular sistema de reflexión personal del autor, que puede seguir cualquier método en su desarrollo, incluso basándose en simples intuiciones o caprichos. Ello da lugar a argumentaciones informales, persuasivas, irónicas, apreciativas. Son frecuentes, por ejemplo, en los textos del lenguaje humanístico que veremos en la Unidad 12, pues en ellos es habitual el uso de procedimientos de argumentación indirecta.
7. Elementos de la Argumentación
Cuando la argumentación no es subjetiva, priman el razonamiento y la capacidad lógica, ya que implica la presencia de elementos racionales. El emisor que argumenta se opone a otras proposiciones alternativas o añade nuevas perspectivas de conocimiento ante un determinado problema; suele seguir un esquema de expresión ya establecido:
- Planteamiento de la tesis, por el momento hipótesis que se pretende demostrar, que es la idea principal del texto. Puede aparecer al principio (método inductivo) o al final (método deductivo).
- El cuerpo argumentativo, el cual contiene todos los argumentos que sirven para confirmar o rechazar la idea planteada. En esta fase, la argumentación coincide casi con la exposición e integra las citas, los argumentos de autoridad, los experimentos, los ejemplos y todo lo que ayude a reforzar la opinión que se defiende.
- La conclusión, que contiene la confirmación o refutación de la hipótesis planteada, ahora sí convertida en tesis.
8. La Argumentación
Los textos argumentativos guardan una estrecha relación con los textos expositivos que vimos en la Unidad 8. De hecho, en ocasiones se consideran una variante de los mismos, y se habla de texto expositivo-argumentativo. A ellos se añade como rasgo particular la intencionalidad, manifiesta o encubierta, por parte del emisor de demostrar, convencer o persuadir con sus argumentos al receptor. La función predominante de este tipo de textos es la apelativa o conativa. La argumentación, como la exposición, es una forma del discurso de finalidad práctica que pretende transmitir una información sin imprecisiones. El destinatario puede ser común (si el tema es de interés general) o especializado (si necesita conocer alguna ciencia). En ambos casos puede hallarse presente en el proceso de comunicación (al oír una conferencia o un debate) o ausente (al leer las actas de un congreso). Tanto en el canal oral como en el escrito, el receptor se halla involucrado en este tipo de textos, puesto que el autor de la argumentación siempre lo tiene presente para intentar modificar su conducta o convencerle de sus opiniones. Los textos con intención de convencer son frecuentes en ámbitos muy formalizados, como en los subgéneros de opinión de la prensa, la publicidad, el mundo científico y ensayístico..., pero también aparecen en nuestra vida cotidiana para tratar temas controvertidos, puesto que se refieren a todo lo relacionado con el mundo de las ideas, las opiniones personales, los valores, etc. Los textos argumentativos en los que la intención del emisor es clara y manifiesta reúnen las características diferenciales que veremos. Sin embargo, es frecuente encontrar argumentaciones encaminadas a fines persuasivos en cualquier otro tipo de texto (descripciones con «carga argumentativa»; diálogos personales para convencer; narraciones literarias cuyo alcance argumentativo impide considerarlas simples aventuras ficticias...). Es lo que se conoce como argumentación indirecta, que aparece encubierta en otro tipo de texto, sin revelar sus intenciones persuasivas.