Poesía española de 1939 hasta hoy

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Al comenzar la Guerra Civil, la poesía se encontraba en un momento de gran esplendor, riqueza y creatividad; sin embargo, el panorama era desolador: dividiéndose entre poetas del exilio (J.R. Jiménez, Cernuda, Salinas, etc.) y la poesía en el interior de España, donde unos se acomodaron al nuevo régimen (poesía arraigada), y otros se rebelaron contra los problemas (desarraigados).

Los 40: recuperación y diversidad

Durante los 40, la poesía se recuperó rápidamente; la poesía arraigada ofrecía una visión armónica del mundo, épica, triunfalista, con Garcilaso como modelo, en la desarraigada, todo es un caos cuya solución es la poesía, de tono trágico, con preferencia por el verso libre y figuras como Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre.

Los 50: poesía social

Hacia los 50 surge la poesía social, centrada en transformar la sociedad con el compromiso cívico: con temas como España, la solidaridad, la alienación. Destacan con un lenguaje sencillo Blas Otero y Gabriel Celaya.

Los 60: experiencia y conocimiento

La poesía ve la experiencia que aparecerá en los 60: con un tono cálido y cordial viendo la poesía como medio para el conocimiento de uno mismo; frecuentando el uso de la ironía y la intertextualidad; y destacando Ángel González, Jaime Gil de Piedra y Claudio Rodríguez.

Los 70: cambio y despreocupación

En 1970, José María Castellet publicará Nueve novísimos poetas jóvenes españoles, que crecieron en la España del crecimiento económico y el aperturismo cultural (Montalbán, Moline Foix, etc.). Fue un cambio hacia la despreocupación de las formas. La provocación y la voluntad rupturista, con integración de influencias, un estilo y contenido culturista.

Después de 1975: reflexión y diversidad

A partir de 1975, con la democracia, se rechazaron la tendencia anterior y se reflexionó sobre el papel que jugaba la sociedad en la cultura. Fue una poesía más intimista y realista; con tendencias como el Neosurrealismo (1980), emoción, irracionalidad e ironía (Pedro Casariego); la poesía de la experiencia, con temas basados en la experiencia propia (cotidiana) y motivos urbanos (Luis Alberto de Cuenca); la poesía del silencio, caracterizada por la depuración verbal y la elipsis (Amparo Amorós); la poesía épica, que intentó recuperar la memoria colectiva desde la introspectiva del yo poético (Julio Llamazares); y la poesía última, que supuso una proliferación de antologías (Elena Mendel).

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