Pluralidad Lingüística en España: Evolución, Situación Actual y Español en el Mundo

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La Pluralidad Lingüística de España

La pluralidad lingüística de España, similar a la de otros países europeos, propicia el contacto de distintas lenguas, dando lugar a fenómenos como el bilingüismo y la diglosia. El bilingüismo es la situación lingüística de una comunidad humana cuyos hablantes utilizan o pueden utilizar dos lenguas diferentes. Generalmente, en esa situación, una de las dos lenguas alcanza el rango de lengua común. Cuando una de ellas es considerada, a efectos sociales, culturales y oficiales, superior a la otra, se habla de diglosia. El bilingüismo y la diglosia conviven en nuestro país desde que la Constitución reconoció en 1978 el derecho a que existiesen lenguas cooficiales del siguiente modo:

  1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.
  2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus estatutos.
  3. La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección.

Lenguas Cooficiales en las Comunidades Autónomas

Una vez que el Estado español se organizó en Comunidades Autónomas, los estatutos de seis de ellas recogieron la denominación de "lengua propia" y proclamaron el carácter oficial de la misma junto con el castellano, es decir, su reconocimiento jurídico, su uso por parte de las instituciones y de la administración pública, su enseñanza y su presencia en los medios de comunicación.

Así, en la actualidad, la lengua oficial del Estado es el castellano y, según sus respectivos estatutos, son cooficiales el catalán en Cataluña, las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana (donde recibe la denominación de valenciano), el gallego en Galicia y el euskera en el País Vasco. El estatuto de la Comunidad Foral de Navarra reconoce, por su parte, la cooficialidad del vascuence en una parte de su territorio. En algunas comunidades existen, además, referencias a otras situaciones lingüísticas: en el estatuto del Principado de Asturias se establece la defensa y protección del bable; Cataluña reconoce el aranés como lengua propia del Valle de Arán; y en Aragón se declara la protección de las hablas aragonesas.

El Caso del Asturiano

Por otra parte, cabe señalar la situación controvertida del asturiano, que es la modalidad lingüística del asturleonés hablada en Asturias. Su vigencia es hoy día importante, aunque su situación lingüística no está aún bien definida. El estatuto de autonomía del Principado habla del bable o asturiano como lengua específica de Asturias, aunque no oficial, y dice que gozará de protección y promoverá su uso y difusión en los medios de comunicación y en la enseñanza. Sin embargo, su falta de unidad hace que sufra una situación problemática y muy polémica que enfrenta a los que la consideran un conjunto de hablas locales contra los que pretenden su normalización y su cooficialidad con el castellano.

Origen de las Lenguas Peninsulares

El castellano y el resto de lenguas peninsulares, excepto el vasco, derivan del latín, por lo que su origen se remonta al proceso de colonización de la Península Ibérica emprendido por los romanos en el año 218 a.C. La romanización supuso la implantación de la lengua, la cultura y la civilización de Roma y la desaparición de las diversas lenguas que se hablaban hasta entonces en ese territorio, a excepción del vasco, como ya se ha dicho.

En efecto, a la llegada de los romanos se hablaban en la Península Ibérica varias lenguas. Esta diversidad será una de las causas que favorecerán la posterior fragmentación del latín, pues cada lengua indígena afectará de manera distinta a la latina antes de ser absorbida por ella.

Por otra parte, la lengua traída por los conquistadores era el latín vulgar, el hablado espontáneamente por las clases populares, muy distinto y homogéneo al latín clásico empleado en la literatura. Aun así, el latín arraigó profundamente en la antigua Iberia y se convertirá en la lengua dominadora.

Influencia de los Visigodos y Árabes

Un nuevo elemento en la formación de las lenguas peninsulares lo constituyen los visigodos, con su lengua germánica, que dominarán la Península cerca de tres siglos. Escasos en número y portadores de una civilización rudimentaria.

Posteriormente, se produjo la invasión árabe en el año 711. Todo el territorio cae en manos musulmanas, excepto unos pequeños reductos del norte. Sin embargo, pese a la duración de su dominio y el poderío de su cultura, los árabes serán incapaces de imponer su lengua, que no obstante influirá decisivamente sobre el latín hablado en la Península, sobre todo en el léxico. Por otra parte, la dominación musulmana mantendrá un fuerte contingente de pobladores cristianos que conservarán su lengua romance, que conocemos con el nombre de mozárabe.

Evolución del Latín en los Reinos del Norte

En esta época, la vida en los reinos del norte era dura y la cultura, apreciada pero escasa. Las comunicaciones entre ellos eran difíciles y la vida se reducía a círculos cerrados, lo que favoreció la evolución de la base latina de forma distinta en cada uno de ellos, dando mayor realce a las divergencias territoriales.

Así, la zona occidental, aislada geográficamente, da origen al gallego y al asturleonés. En la zona oriental, surge el catalán, y el castellano aparece en la región de Cantabria y, más al oeste, el navarroaragonés.

El Español en el Mundo

El Español en el Mundo: el español es la lengua de unos 360 millones de hablantes, tiene carácter oficial en veintiún países y está presente en los organismos internacionales de los que son miembros España o los países hispanoamericanos (la ONU, la UNESCO, la UIT, la FIFA, etc.). El Instituto Cervantes se encarga de su difusión y su enseñanza. Recoge, además, un informe anual de la situación real de nuestra lengua en el mundo.

El Español en Internet: la RAE posee dos bancos de datos interesantes: el CORDE, que abarca toda la historia del castellano, y el CREA, que recoge los vocablos usados en América y en España en los últimos años.

El Español de América: hoy se habla español en dieciocho países: México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Cuba, República Dominicana, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Paraguay, Bolivia, Uruguay, Chile y Argentina. También en Puerto Rico y en los estados norteamericanos de Nuevo México, Texas, Arizona y California.

Existen demasiados problemas para la delimitación del resto de la América hispanohablante.

División de toda el área americana en tierras altas y bajas:

a) Pertenecería a las tierras altas México, Colombia, Ecuador y Bolivia, y tendrían como rasgo común más llamativo el debilitamiento en la articulación de las vocales en general, hasta el punto de que estas se dejan de pronunciar frecuentemente.

b) Las tierras bajas incluirían el área de las Antillas, la costa caribeña de Colombia y Venezuela, Chile, Paraguay, Uruguay y el litoral argentino. En esta zona se manifiesta más regularmente, aunque con diferente intensidad, la relajación en la articulación de las consonantes.

Rasgos comunes a todas las variedades:

a) En el plano fónico: el seseo (pronunciamiento de za, zo, zu y ce, ci como 's'); el debilitamiento de la articulación de -s en posición final de sílaba; el yeísmo (la confluencia de 'll' y 'y' en favor del segundo); la confusión de -r y -l en posición final de sílaba; la relajación de la articulación de la j, etc.

b) En el plano morfosintáctico: empleo exclusivo de ustedes para la 2ª persona del plural y concordancia con la forma verbal en 3ª persona; adverbialización del adjetivo al inmovilizarlo en masculino y singular; empleo casi exclusivo del pretérito perfecto simple frente al compuesto. Uso del pronombre vos, en vez de tú.

c) En el plano léxico-semántico: existe en América una gran riqueza, basada tanto en la conservación de arcaísmos, ya en desuso en España. El español de América tiene una gran facilidad para la creación léxica a través de los propios procedimientos de derivación. Estas diferencias podrían convertirse en elementos disgregadores, y este es un peligro.

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