Planteamientos del socialismo utópico

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El movimiento obrero aparecíó como  resultado de las profundas transformaciones económicas, políticas y sociales producidas como consecuencia de la revolución industrial y la abolición del Antiguo Régimen.    El liberalismo económico y la industrialización crearon una nueva clase social, el proletariado, cuyas lamentables condiciones de vida y trabajo produjeron una serie de sucesivas reacciones desde comienzos del Siglo XIX: destrucción de máquinas, creación de las primeras sociedades de resistencia, los primeros sindicatos y las primeras huelgas obreras.  Como consecuencia de estos conflictos, la creciente clase obrera fue logrando algunas de sus reivindicaciones y fue mejorando sus condiciones de vida.  En medio de este incipiente movimiento obrero aparecieron las ideas socialistas, que se expandieron durante los años centrales del Siglo XIX, asociada al aumento de los conflictos sociales y laborales.   En 1848 durante la revolución, se publicó el Manifiesto Comunista, de Marx y Engels, que vino a representar el punto álgido de la consolidación del movimiento.   En 1864 se funda la Asociación Internacional del Trabajo (AIT) en la que participaron gran parte de organizaciones de Europa. Por otra, surgíó el comunismo o marxismo (Marx y Engels), que propónía el análisis científico del modo de producción capitalista, como única alternativa revolucionaria llevar al poder al proletariado.   Tanto los socialistas utópicos como los anarquistas y marxistas se interesaron por la educación, aunque en distinta medida y desde diferentes perspectivas; Mientras que las propuestas del socialismo utópico y del anarquismo tuvieron un efecto limitado, el marxismo influyó poderosamente en la evolución de algunos sistemas educativos, sobre todo tras su aplicación en la Rusia soviética y en muchos otros países a partir de 1945, que organizaron sus sistemas educativos según los planteamientos comunistas.

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  El socialismo utópico estuvo marcado por dos circunstancias determinantes: la cercanía temporal de la Revolución Francesa, y el impacto de la revolución industrial.  La cercanía de la Revolución Francesa se tradujo en la necesidad de “terminar la Revolución”, defendiendo la igualdad y los ideales proclamados, pero no alcanzados por los revolucionarios franceses, utilizando para ello medios pacíficos. El impacto de la Revolución Industrial trajo la necesidad de dar respuesta a las nuevas condiciones productivas que estaban desarrollándose en la primera mitad del Siglo XIX y actuar en consecuencia. Robert Owen, considerado el padre del cooperativismo, encarnó este espíritu, organizando una fábrica modelo y reflexionando acerca de las condiciones que debería cumplir una organización social cooperativa. La carácterística principal de este movimiento fue la pretensión de diseñar y construir nuevos modos de organización social, que permitiesen superar los problemas provocados por la industrialización y política liberal burguesa. Dado su voluntarismo y la confianza que depositaron en la razón humana para conseguir la justicia, los utópicos concedieron gran importancia a la educación y formación de las personas. Cuando hablaban de educación se referían a algo más que la simple instrucción escolar, creyendo en la necesidad de crear entornos sociales basados en la razón, en el poder de convicción y no en la imposición, así como en la exigencia de formar adecuadamente a personas de toda edad para crear medios humanos libres de dominación y explotación.   Los socialistas utópicos fueron pioneros al proponer la creación de entornos educadores y reeducadores, que posteriormente servirían de modelo para diversas iniciativas de educación reformadora. Por ello, sus planteamientos preludiaron algunos de los posteriores desarrollos de la educación social.


(3)  Los planteamientos educativos mantenidos por el anarquismo no fueron homogéneos, pudiendo encontrar a veces posiciones contrapuestas.  Las divergencias políticas se reflejan en la falta de unanimidad de sus planteamientos educativos, pudiendo hablar de ideas-fuerza de educación anarquista, que pueden considerarse el sedimento ideológico común del movimiento.  La principal consiste en que la educación es considerada como una realidad inseparable de la revolución: sin educar al pueblo explotado no podría llevarse a cabo una revolución social y, al mismo tiempo, la revolución permitiría completar la tarea de la educación humana.  Una segunda idea consiste en la convicción de que la educación debería contribuir a formar personas libres. Para ello, la educación debería necesariamente desarrollarse en libertad, por tanto, una verdadera formación solamente sería posible en un medio libre. Esa libertad, debería respetarse tanto en la escuela, como en la familia, como en la comunidad social libre, por lo que los padres deberían dejar que sus hijos fuesen dueños desde pequeños de su pensamiento. El rechazo de todo tipo de dogmas y la defensa del librepensamiento fueron principios permanentes para los anarquistas.  Otro principio destacado es la Educación integral, idea defendida por Bakunin y Robín, que denominan con ese nombre a la educación que tiende al desarrollo progresivo y bien equilibrado de todo el ser sin descuidar ningún aspecto de la naturaleza humana. La idea de educación integral se basaba en el principio de la igualdad natural de las personas, de donde deriva la exigencia de su desarrollo armónico. (Necesidad de combinar el desarrollo físico con el intelectual y el rechazo de la división entre trabajo manual e intelectual)   La educación debería estar libre de dogmas y de creencias, basándose en el Imperio de la razón.   Por último, el anarquismo defendía valores como la solidaridad o el apoyo mutuo.  De acuerdo con esto, defendieron que la educación debía formar personas morales y solidarias, capaces de integrarse en sociedades armónicas y libres de explotación

(4) (4.1)

  Los principios básicos para entender el pensamiento educativo marxista: Enseñanza pública y gratuita a todos los niños. Abolición del trabajo de niños en fábricas. Uníón de trabajo productivo y educación. La defensa del trabajo en la educación también aparecería en otras propuestas, como las realizadas por algunos componentes del movimiento de la Escuela Nueva. Para entender correctamente este principio, hay que tener en cuenta que Marx concibe el trabajo como una fuente de riqueza personal y social, pero al tiempo el trabajo es fuente de miseria y explotación. En esta contradicción radica su valor y amenaza.  En primer lugar, para Marx el trabajo es el medio más poderoso de realización de la especie humana. El trabajo no es simplemente una actividad vital más, sino el medio a través del cual los hombres producen su propia existencia e incluso su conciencia.   Al mismo tiempo, el trabajo es fuente de miseria.  en un proceso destructivo que aliena al hombre, lo deshumaniza y acaba por convertirlo en mercancía.  Esta contradicción está también presente en la posición que Marx adopta ante el trabajo infantil, el cual no sólo es rechazable, sino que debe ser positivamente valorado. La clave para aceptarlo o rechazarlo se encuentra en las condiciones en que se desarrolla. En una sociedad comunista, el trabajo infantil no será una fuente de explotación sino un medio de formación integral.  El principio clave de la educación marxista es una introducción progresiva al trabajo productivo, aumentando el número de horas de trabajo con la edad, siempre dentro de límites razonables.   Además, Marx plantea que esa educación combinada con el trabajo productivo debe ser integral, por lo que debe tres vertientes fundamentales: intelectual, física y tecnológica. 

(4.2)

  La meta última de esta combinación de trabajo productivo y educación es el desarrollo de la persona humana en todas sus potencialidades. La omnilateralidad del hombre será el objetivo a lograr.  Hay que insistir en que Marx no elaboró una teoría pedagógica ni un modelo educativo propio. Su aportación fundamental consistíó en un conjunto de ideas, intuiciones y perspectivas, fruto del análisis crítico de la economía política y de los sistemas sociales.

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