Pío Baroja y "El árbol de la ciencia": Análisis de la obra y su contexto
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Pío Baroja
Vida
Pío Baroja nace en San Sebastián en 1872. Estudió medicina, pero ejerció poco tiempo como médico. Sus contactos con escritores le llevan a entregarse a su vocación literaria.
- 1900: Publica sus primeros libros.
- 1911: Publica El árbol de la ciencia, además de artículos y ensayos, y un total de 17 novelas.
- 1935: Con su fama consolidada, ingresa en la RAE. La Guerra Civil le sorprende en el País Vasco y pasa a Francia.
- 1940: Regresa a Madrid, su capacidad creadora se agota.
- 1956: Muere en Madrid.
Personalidad
De talante solitario y amargado, sincero, con más sensibilidad de la necesaria, tímido, con espíritu de independencia, optó por una autorreflexión a la que él mismo atribuye un desequilibrio y un talante de hombre rabioso. Pesimista sobre el hombre y el mundo, sentía ternura por los seres desvalidos: "no haría feliz al mundo si para ello tuviera que hacer llorar a un niño". En muchos de sus personajes proyecta un ideal de hombre de acción que a él le hubiera gustado ser y que tanto contrasta con su vida.
Ideología y pesimismo existencial
Escepticismo
No existe una verdad política y social, la misma verdad científica y matemática está en entredicho. Se observa un desvalimiento espiritual en el que la crisis de principios de siglo había sumido a muchos espíritus. El mundo carece de sentido, la vida es absurda, no alberga ninguna confianza en el hombre. Esto explica el comportamiento de muchos de sus personajes. La raíz de esta concepción proviene de Schopenhauer, el filósofo más admirado por él, quien definía la vida como una cosa oscura y ciega, potente y vigorosa, sin justicia.
Ideología política
Anarquista y marcada por el escepticismo, se considera un liberal radical, individualista y anarquista. Abominó el comunismo, el socialismo y la democracia. De ahí que sus personajes favoritos sean los inconformistas, así, el ya citado hombre de acción se alza contra la sociedad, aunque rara vez con éxito.
Su concepción de la novela
Escaso interés por las teorías estéticas. La novela es para él un género multiforme, proteico, que lo abarca todo. Despreocupación por la composición, estaba en contra de los novelistas que parten de un argumento cerrado y definitivo. Sus novelas presentan una marcha que permite muchos cambios, no le importaba el argumento, sino los episodios, las anécdotas, las disgresiones... pensaba que una novela larga sería una sucesión de novelas cortas. La invención y la imaginación eran cualidades supremas del novelista, así como la observación. Sus novelas dan sensación de "lo vivido". En sus libros se puede ver mucha técnica y novedad en su manera de contar.
Estilo
Perfectamente coherente con su ideal de espontaneidad narrativa. Lleva al extremo la tendencia antirretórica de los noventayochistas: claridad, precisión, rapidez.
- El resultado: una prosa rápida, nerviosa, vivísima y novedosa.
- Tono agrio: se manifiesta especialmente en expresiones contundentes, como zarpazos, a menudo feroces, pero como contrapunto, la inesperada aparición de una pudorosa ternura que se desprende de sus páginas.
- Preferencia por la frase corta y el párrafo breve, la forma más natural de expresión.
- Viveza y amenidad del relato y el especial relieve de sus descripciones: técnica impresionista muy distinta de la que se observa en las prolijas descripciones de los realistas decimonónicos.
- Naturalidad y autenticidad conversacional de los diálogos.
Su obra: Las novelas
Sus novelas pasan de 60, con 34 trilogías. Las más importantes:
- Tierra vasca: Zalacaín el aventurero: la más pulcra y bonita de sus novelas, cuenta las andanzas de un típico hombre de acción, un personaje inolvidable en medio de la última guerra carlista.
- Entre 1913 y 1935 desarrolla una serie narrativa más extensa, titulada Memorias de un hombre de acción, integrada por 22 novelas cuyo protagonista es Eugenio de Aviraneta, personaje del siglo XIX y antepasado del autor.
Otras obras
Cuentos y novelas cortas, ensayos, libros de viajes, biografías, varias obras dialogadas, un único libro de versos.
Son apasionantes sus ya citadas memorias, tituladas Desde la última vuelta del camino. Siete volúmenes que componen un largo soliloquio en que Baroja va acumulando recuerdos, juicios, opiniones estéticas, morales y de todo tipo, de enorme interés como testimonio de la personalidad del autor y como panorama de toda una época.
Significación de Baroja
Por su idea de la vida y por su sinceridad, Baroja es una figura sumamente representativa de la sensibilidad y del ambiente de su generación. Es el novelista por antonomasia de la literatura española contemporánea por sus dotes de narrador y por su capacidad de creación.
El árbol de la ciencia
Introducción
De carácter filosófico, para él, el libro más acabado y completo, el que resume mejor que ningún otro su espíritu. Escrita en 1911, tiene mucha autobiografía, es una radiografía de una sensibilidad y unos conflictos espirituales que se hallan en la médula de la época.
La trama central: historia de una desorientación existencial
Desarrolla la vida de Andrés Hurtado, un personaje perdido en un mundo absurdo y en medio de circunstancias adversas que constituirán una sucesión de desengaños.
Se siente solo, abandonado, con un vacío en el alma, siente una sed de conocimiento y quiere encontrar una orientación. Sus estudios no colman tal ansia, su contacto con los enfermos de los hospitales constituye un nuevo motivo de depresión. Políticamente, Andrés se debate entre un radicalismo revolucionario utópico y el sentimiento de la inanidad de todo.
La larga enfermedad y la muerte de su hermanito, Luis, le conduce al escepticismo ante la ciencia y a las más negras ideas sobre la vida. Se consuma así la educación del protagonista, llena de angustia y desesperación por no saber qué hacer con la vida, se encuentra perdido.
Etapas posteriores: callejones sin salida. Ambiente deforme del pueblo
La misma angustia deriva hacia un absoluto pesimismo político, se aísla cada vez más y adopta una postura pasiva en busca de una paz desencantada.
Paz provisional tras su matrimonio con Lulú, pero la muerte de su hijo y de su mujer supone un definitivo desengaño que lleva a Andrés al suicidio.
La estructura
La figura de Andrés Hurtado da unidad al relato, con multitud de elementos (tipos, anécdotas, cuadros de ambiente, disquisiciones...).
El árbol de la ciencia se compone de siete partes que suman 53 capítulos de extensión generalmente breve, el número de capítulos es variable.
Aunque se podría dividir la obra en dos ciclos o etapas de la vida del protagonista, separadas por un intermedio reflexivo. Según la opinión de Galdós, hay en El árbol de la ciencia mucha técnica.
Esa estructura no encorseta el relato, hay gran libertad en el argumento, con multitud de anécdotas laterales.
Los personajes y el arte de la caracterización
Aparte de Andrés, Lulú es el otro gran personaje: graciosa y amarga, lúcida y mordaz, no aceptaba los derechos ni las prácticas sociales; sin embargo, tiene un fondo muy humano y muy noble.
Personajes secundarios: el padre de Andrés (despótico y arbitrario); Aracil (cínico, vividor sin escrúpulos); el tierno Luisito; Iturrioz (el filósofo)... El detenerse en un personaje no se justifica por necesidades del argumento central, sino porque Baroja tiene tendencia a entretenerse en el camino. Los personajes principales los va describiendo poco a poco, con una caracterización paulatina, en situación; además, van adquiriendo progresivamente espesor humano. Los personajes secundarios los describe rápidamente.
Ambientes
Impresiones vivísimas del rincón de Andrés y lo que se ve desde su ventana, los cafés cantantes, la sala de disección, los hospitales, la casa de las Minglanillas...
Es notable su maestría para el paisaje, nos hace ir percibiendo el espacio, la luz, el calor sofocante; el ambiente de la fonda, del casino, etc.
El alcance social. La realidad española
Los personajes y ambientes señalados constituyen un mosaico de la vida española de la época, son los años en torno al 98. Baroja prodiga zarpazos contra las anomalías o los absurdos de esa España.
Se cita la pobreza cultural del país y se insistirá en el desprecio por la ciencia y la investigación.
Aspectos sociales: miserias y lacras sociales.
El mundo rural es un mundo inmóvil, presidido por la insolidaridad y la pasividad ante las injusticias. Palabras como "egoísmo", "prejuicios", "envidia", "crueldad", etc., son las que sobresalen. Se denuncia el caciquismo. La ciudad, Madrid, se nos presenta con muestras de la más absoluta miseria. Ante la iniquidad social, el protagonista siente una cólera impotente. El pueblo está cada vez más degenerado y no parece haber solución. Para Andrés, se iba inclinando a un anarquismo espiritual, basado en la simpatía y en la piedad, sin solución.
El sentido existencial de la novela
Tal pesimismo explica que no nos hallamos ante una novela política, sino ante conflictos existenciales. En lo religioso, no halla entonces ningún asidero intelectual. La ciencia no le proporciona las respuestas que busca, al contrario: la inteligencia y la ciencia no hacen sino agudizar el dolor de vivir. Así surge la idea que da título a la novela. En definitiva, la vida humana queda sin explicación, sin sentido. La principal influencia, según apuntamos, es la de Schopenhauer: para Andrés, la vida era una corriente tumultuosa e inconsciente donde todos los actores representaban una comedia que no comprendía, y los hombres, llegados a un estado de intelectualidad, contemplaban la escena con una mirada compasiva y piadosa. Con ello se combina la idea de la lucha por la vida.
El estilo
Gusto por el párrafo breve, naturalidad expresiva, tanto en lo narrativo como en lo descriptivo o en los diálogos. Abundancia de términos coloquiales y vulgarismos.
Conclusión
El árbol de la ciencia es la obra más representativa de Baroja y de la Generación del 98.