La pintura italiana del trecento: siena y florencia

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3.3. LA ESCUELA DE SIENA: DUCCIO, SIMONE MARTINI Y LOS HERMANOS
LORENZETTI. - DUCCIO. (Siena 1255-1318). Duccio di Bouninsegna nacíó en 1255, es a la escuela de Siena lo que Cimabue fue para la florentina entre finales del Duecento e inicios del Trecento, con la diferencia de que en Siena ningún pintor alcanzó la celebridad de Giotto y, por tanto, su figura no quedó eclipsada como la de Cimabue. Se cree que Duccio inició su trayectoria artística realizando miniaturas de manuscritos y obras menores sobre tabla, más tarde recibe la influencia de Cimabue y sus avances pictóricos. Adaptando el estilo de este último a la estética sienesa. Sus obras pueden enmarcarse en la más fiel tradición bizantina incluyéndose la ternura y el sentimentalismo. Todo en Duccio respira un aire de mayor elegancia y refinamiento que en la obra de Cimabue. La misma comparación se puede establecer con otras obras de Cimabue como (el Crucifijo de la Colección Salini en relación al Crucifijo de la Santa Croce de Cimabue). El perizonium es de nuevo transparente, sin embargo el cuerpo de Cristo ya no presenta la curvatura exacerbada propia de la tradición bizantina. Duccio se muestra más armonioso y sutil, incluso en la expresividad de Cristo que no parece sufriente. En 1278 pinta las cubiertas de ciertos libros de cuentas en el ayuntamiento sienés. Su actividad pictórica tiene lugar en Siena, salvo la Madonna Rucellai de 1285, figura 17, encargada por una cofradía florentina para la Capilla Bardi de la Iglesia de Santa María de Novella de Florencia. En esta obra se aprecia un mismo tipo de composición con la Virgen entronizada, flanqueada por ángeles que, en lugar de ocupar el espacio de forma orgánica, “flotan” sobre el fondo dorado al modo de la maniera greca. En el trono se muestra cierta preocupación por la profundidad espacial y los pliegues del manto de la Virgen se alejan del “caligrafismo” del Duecento –no así en las vestiduras del Niño Jesús-, sin embargo todo respira mayor elegancia y refinamiento que en la obra de Cimabue, tal como se aprecia en los remates en oro de las vestidura y zapatos de la Virgen, el sutil claroscuro de los pliegues, la rica tela dispuesta taras la Virgen o la expresividad de los rostros. La actividad pictórica de Duccio se amplía a diversos terrenos plásticos, realizando hacia
1297 un conjunto de vidrieras para la Catedral de Siena. La única obra documentada de Duccio es la tabla de la Maestá de Siena (1308-1312), para el altar mayor de la Catedral de Siena. Nos muestra la Virgen con el Niño entronizada con santos, ángeles y los cuatro patronos de la ciudad. El robusto trono se la Virgen, se abre hacia los lados en perspectiva, mientas que las figuras laterales colmatan el espacio yuxtaponiéndose por registros sobre el fondo dorado El anverso se completa con una predela con escenas de la infancia de Jesús, en la parte superior los últimos episodios de vida de la Virgen. En el reverso se decora con veintiséis episodios de la Pasión de Jesucristo. La escena de la entrada de Cristo en Jerusalén, figura 20, se encuentra entre las más complejas, al aglutinar un numeroso grupo de personajes en un ambiente cargado de elementos arquitectónicos y paisajísticos, con una pronunciada inclinación del terreno que desemboca en una de las puertas de la ciudad. Los personajes se yuxtaponen a tamaños distintos, sin una relación directa entre sus dimensiones y el plano de profundidad que ocupan. La obra de Duccio habrá de influenciar a toda una nueva generación de pintores de Siena, en la que destacará Simone Martini. 

- SIMONE MARTINI. (Siena, hacia 1284-Aviñón, 1344) Simone Martini (1284-1344). Discípulo aventajado de Duccio, que alcanzó muchísimo prestigio incluso en su propia época. Su primera gran obra conocida es la Maestà, del año 1315, para el Salón del Consejo del Palazzo Público de Siena. A grandes rasgos la composición de la obra es semejante a la del anverso de la Maestà de Dcuccio, con la Virgen entronizada con el Niño en su regazo, flanqueada por ángeles y santos, con fuerte linealismo. Sin embargo, el fondo ya no es un dorado abstracto y las figuras se disponen bajo un gran palio, físicamente sostenido por ocho de los integrantes del cortejo, que otorga a todo el conjunto una profundidad espacial no encontrada en la obra de Duccio. La preocupación por la espacialidad se refleja también de le trono de la Virgen, que la rodea por tres costados y se decora con tracerías caladas y remates en pináculos, adaptando así una morfología plenamente gótica. Personajes que adquieren carácter cortesano, rostros idealizados. Las figuras se disponen en una disposición semicircular dotando de movimiento a la escena. El refinamiento y minuciosidad empleada, hacen que su obra se compare con la de un orfebre o de un miniaturista. Como muchos pintores de la época Simone Martini trabaja en Asís, es precisamente allí donde tuvo un contacto directo con la maniera florentina y sobre todo con la obra de Giotto. En Asís decora la Capilla de San Martín de la Basílica inferior, con un ciclo de diez episodios de la vida del santo, entre los que sobresale la escena de la Investidura de San Martín como caballero, Es evidente la influencia de Giotto en los aspectos espaciales y volumétricos, sin embargo la adapta a su estilo, dotando a la escena de un aire caballeresco y cortesano, con infinidad de detalles. Las ricas indumentarias, el personaje con halcón, el grupo de músicos, etc. Entre 1317 y 1321 se documenta se presencia en Nápoles, en la corte de Roberto de Anjou. Realiza una tabla dedicada al recién canonizado San Ludovico de Tolosa, en la que predomina un tono áulico y distante, en la que es una obras con mayor influencia francesa de Simone Martini. Tras es estancia en Nápoles el pintor retorna a Siena (1321-1336), realizando en el año 1328 para el Palazzio Publico de Siena, en la Sala del Mapamundi, la pintura al fresco del Retrato ecuestre de Guidoriccio da Fogliano a caballo, figura 23. Conmemorando la toma de los castillos de Sassoforte y Montemassi. Se trata de una de las obras más singulares de toda la pintura del Trecento italiano, no solo por la temática de corte profano, protagonizada por un condotiero retratado sobre su caballo engalanado, sino por su innovadora composición que recorta la figura protagonista sobre un fondo paisajístico inanimado, desolado y dominado por un campamento militar. Su Naturalismo convierte a Simone Martini en casi un “cronista” visual de su tiempo. En tono totalmente opuesto, realiza en 1333 su última obra destacada en Siena. Vuelve a la temática mariana, pintando la Anunciación y los santos Ansano y Margarita, figura 24. Las tablas de laterales de los santos, son ejecutadas por su cuñado y colaborador Lippo Memmi. Pintada al temple sobre tabla, sobre fondo dorado que permite centrar la atención sobre los personajes, llenos de refinamiento. Simone Martini retoma las composiciones en fondo dorado, abstracto, sin abandonar su carácterística elegancia y suntuosidad que imprime en los detalles, gestos y colores. Llama la atención la expresión y el forzado contraposto de la figura de la Virgen mirando al Arcángel arrodillado, y la presencia del jarrón de lirios en el centro, simbolizando la pureza y virginidad de María. En 1336, se traslada a Aviñón, corte del papa Benedicto XII. Muchas de las obras de este periodo se pierden, como son los frescos de la portada de la Catedral de Notre-dame des Doms. En La tabla de la Sagrada Familia emplea un fondo dorado y recrea las expresiones de los personajes y el detalle de la ropa. Su toma de contacto con la pintura francesa del momento y su impronta artística en la corte papal d Aviñón, donde seguirán su estela pintores como Mateo Giovannetti, hacen que la pintura de Simone Martini en Aviñón se considerada como un precedente del Gótico Internacional europeo. 

- LOS HERMANOS LORENZETTI. (Siena, hacia 1280-1348). Pietro Lorenzetti (Siena 1280-1348), seguidor de la tradición de Duccio y hermano mayor del también pintor Ambrogio, es otro de los máximos exponentes de la pintura del Trecento sienés. Viaja entre (1310 y1322) en diversas ocasiones a Asís para realizar varios frescos en la Basílica inferior (Virgen con el niño entre San Juan Bautista de San Francisco) obra muy influenciada por Duccio. Otras obras realizadas posteriormente en la misma basílica, se verán influenciadas por Giotto. Su obra incorpora un nuevo valor plástico en los volúMenes gracias al uso de colores y contraste de claroscuros, además de un mayor interés por la plasmación de la tridimensionalidad y los sentimientos En esta última incorpora una "escena de género" en la zona de la izquierda, mostrando una cocina con los sirvientes trabajando y animales domésticos, así como un referente al mundo clásico en las figuras de los amorcitos alados desnudos (putti) que aparecen en los remates arquitectónicos de la escena. La obra posterior de Pietro Lorenzetti muestra la asimilación y adaptación de la influencia giottesca, sin dejar de lado su bagaje sienés y la tradición de Duccio tal como se aprecia en: - Político de la Virgen con el Niño y Santos (hacia 1320) Santa María della Pieve de Arezzo. - La Madonna del Carmine (hacia 1327). - Tríptico de la Natividad de la Virgen (Duomo de Siena) (1335-1342). Ambrogio Lorenzetti (Siena, hacia 1290-1348), muestra una misma formación sienesa (duccesca), con influencia florentina y de la obra de Giotto (Virgen con el Niño de Vico d’Abate). Ejecuta su obra magna entre 1338 y 1340, en el Palazzo Pubblico de Siena: se trata de dos frescos alegóricos sobre los Efectos del Buen Gobierno y del Mal Gobierno donde llega más lejos que Simone Martini en la plasmación de la temática profana y de la realidad social del momento Esta compleja y excepcional obra deriva del concepto del "bien común" de origen aristotélico, reinterpretado por la escolástica medieval de manos de Santo Tomás de Aquino. En el Buen Gobierno, la Sabiduría inspira a la Justicia, junto a otras virtudes cívicas, y sus efectos en la ciudad suponen el clímax de la composición y se plasman en una idílica estampa de Siena, en la que florece el comercio, los edificios se encuentran en buen estado y la población es feliz, por los caminos transitan viajeros, los campos bien labrados, reflejo de la prosperidad de un territorio tutelado por un Buen Gobierno. Efectos del Mal Gobierno, presidido por la Tiranía. Ésta personificada en forma de demonios, está acompañada por los vicios, contrarios a las virtudes, dando como fruto una ciudad decadente, peligrosa y corrupta, y una campiña abandonada, yerma y pobre. - Presentación de Jesús (1324) para el Duomo. - Anunciación (1334) para el Comune.

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