Pintura del Cinqueccento: Leonardo, Rafael y Miguel Ángel

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Pintura: Leonardo, Rafael y Miguel Ángel

La pintura del Cinqueccento se caracteriza por su monumentalidad, la mayor claridad compositiva de las escenas, con las figuras principales en primer plano, la importancia del claroscuro como modelador del volumen y mayor idealización de los cuerpos, sobre todo de los desnudos femeninos. Florencia sigue siendo el centro artístico pictórico, el mecenazgo de los papas, como León X y Julio II consiguen que los grandes artistas se trasladen a Roma.

Leonardo da Vinci fue uno de los prototipos de genio renacentista, muy polifacético, interesándose en disciplinas como la ingeniería y escultura, aunque sobre todo aportaría al arte de la pintura el espíritu de la investigación científica y la técnica del sfumato, que consiste en difuminar las figuras y diluirlas mediante el claroscuro en el espacio. En Tratado de la Pintura pondrá la base de lo que será la perspectiva aérea que aplicará en su obra, y que nos permite ver los objetos más lejanos con menos nitidez en contornos y colores. Tras ser requerido por Ludovico el Moro en Milán realizó La virgen de las Rocas, en la que podemos apreciar varias características de su estilo: la manera de relacionar a las figuras mediante sus gestos y miradas, la importancia de la composición, el sfumato y el fondo paisajístico con extrañas formas rocosas. En su etapa milanesa destacamos también La Última Cena, en la que el artista experimentó con una técnica para pintar al temple sobre pared, lo que provocó su deterioro. Recoge el momento en que Jesús anuncia a sus discípulos que uno de ellos lo va a traicionar, y en ella se presta especial atención a los rostros y manos de los apóstoles distribuidos en una composición en la que Jesús ocupa el centro de la escena, siendo su cabeza el punto de fuga. Sus obras más destacadas de los últimos años son Santa Ana con la Virgen y el Niño, con una cuidada composición piramidal, donde los gestos y las miradas se relacionan entre las figuras, el sfumato y el paisaje representado mediante perspectiva aérea, y La Gioconda, un busto prolongado con las manos en primer plano y de atmósfera enigmática, su expresión y el sfumato que mediante luces y sombras dan volumen a la figura. Es este uno de los retratos más famosos del mundo y aún de difícil identificación.

Rafael de Sanzio es un pintor que lleva a su plenitud las investigaciones pictóricas de los anteriores, siendo el que probablemente represente la perfección del clasicismo. Es un excelente técnico, destacando su obra por su idealización y su calidad: dibujo, luz y composición. Su obra es amplia y variada, tratando temas religiosos, retratos, grandes composiciones... Algunas de sus obras más destacadas son:

  • Los desposorios de la Virgen, obra muy influida por Perugino, en la que destaca el uso de la perspectiva lineal y la simetría de la composición.
  • La Virgen del Jilguero, una muestra de la perfecta asimilación de las enseñanzas de Leonardo: la composición triangular y el sfumato.

Gracias a Julio II realiza sus obras más famosas:

  • Los frescos de la Cámara de la Signatura del Vaticano, compone un amplio programa alegórico, en el que se expresaba la restauración del orden universal bajo el dominio de la Iglesia. El más popular es La escuela de Atenas, alegoría a la filosofía donde Platón, señalando al cielo, y Aristóteles, al suelo, ocupan el centro: la perspectiva está subrayada por las construcciones arquitectónicas. Es considerada el prototipo del Renacimiento por su armonía y perfección. Otros frescos son La disputa del Santo Sacramento y El incendio del Borgo.
  • En los frescos del Palacio Fermesina, fuera del Vaticano, el tema central es El triunfo de Galatea, representada avanzando sobre las olas apoyada en una concha tirada por delfines, rodeada de Tritones y amorcillos con los arcos tensados en disposición de lanzar flechas. Sus retratos más destacados son El Cardenal, Baltasar de Castigilione.

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