El Pensamiento de San Agustín y Santo Tomás de Aquino

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La Filosofía de San Agustín

Razón y Fe

San Agustín aspira a alcanzar la verdad y la felicidad, que se encuentran en Dios. El camino requiere de la fe y de la razón, que se complementan:

  • La razón precede a la fe en un primer momento: muestra lo que es posible creer razonablemente.
  • La razón sigue a la fe en un momento posterior, para profundizarla y esclarecerla.

La razón no puede alcanzar la verdad por sí sola. La fe, por su parte, no es irracional: es el medio para llegar a la verdad. San Agustín resume la relación entre razón y fe en la frase «creer para entender».

Teoría del Conocimiento

El hombre tiende de manera innata a la sabiduría, a buscar la verdad. En la sabiduría está la felicidad, que San Agustín denomina beatitud. El primer paso es superar la duda escéptica acerca de si es posible un conocimiento verdadero: San Agustín la rebate diciendo que el hecho de dudar supone la verdad de la existencia del que duda («si me engaño, soy»). A partir de aquí, distingue tres niveles de conocimiento:

  • Conocimiento sensible. Es el nivel más bajo de conocimiento porque no garantiza ninguna certeza. Se obtiene a partir de la información recibida por los sentidos. Es necesario para la vida, pero no es fiable ni verdadero.
  • Conocimiento racional. Permite establecer juicios sobre las cosas basándose en modelos inmateriales, universales y eternos, que equivalen a las ideas platónicas. Las verdades matemáticas son un ejemplo de conocimiento racional.

Son verdades lógicas, inteligibles, necesarias, y que se prueban mediante una operación de la razón. Para que estas verdades sean posibles, es necesario que existan modelos eternos: las ideas ejemplares o especies eternas, contenidas en la mente divina. Dios es, por tanto, la verdad: es verdadero por sí mismo (es, por tanto, una verdad ontológica).

  • Contemplación. Es el nivel más elevado de conocimiento. Conduce a la sabiduría, y es posible gracias a la iluminación divina: Dios ilumina el alma y permite descubrir en su interior el reflejo de las ideas, como el Sol en el mito de la caverna platónica. El conocimiento requiere, por tanto, una búsqueda en el propio interior.

En esta teoría hay varios elementos de influencia platónica:

  • La existencia de las ideas (fundamento del conocimiento).
  • Las ideas como objeto del conocer.
  • Los grados de conocimiento, que reproducen los del símil de la línea platónico (opinión -conocimiento sensible-, matemática -inteligible- y dialéctica -contemplación-).
  • La comparación del bien con el Sol.
  • Toma, además, del neoplatonismo la situación de las ideas en la mente de Dios, que Plotino había colocado en el nous, primera emanación del Uno.

El Dios Agustiniano

San Agustín trata dos cuestiones acerca de Dios: su existencia y su naturaleza.

  • La existencia de Dios la considera probada a través de sus efectos y por la prueba del consentimiento universal. Su argumento más sólido es que Dios, al contener las ideas, es fundamento de la verdad.
  • La naturaleza de Dios es para San Agustín inefable (no podemos comprenderla ni expresarla): solo podemos decir que es inmutable y que todas las demás cosas, que son mutables (carentes de ser), han tenido que ser creadas por Dios.

El Mundo Creado

En lo que se refiere al mundo, San Agustín se separa del platonismo.

  • Dios crea el mundo a partir de la nada (no es eterno ni se produce de una emanación) y es trascendente (se distingue del mundo y está fuera de él).
  • Dios crea el mundo fuera del tiempo, que empieza con la Creación.
  • Dios crea el mundo por su libre voluntad y todas las criaturas dependen de Dios.
  • La materia no es origen del mal, puesto que también ha sido creada por Dios.
  • Las ideas ejemplares están contenidas en la mente del Hijo de Dios (el Verbo de la Biblia), que crea todas las cosas de acuerdo con estos modelos eternos.
  • Para explicar la generación de nuevas criaturas a lo largo de la historia y salvar al mismo tiempo la inmutabilidad divina, San Agustín recurre a las rationes seminales, especie de semillas invisibles de todas las cosas, creadas de una sola vez y que se desplegarán cada una a su tiempo de modo que no es necesario que Dios intervenga tras la Creación para que el mundo marche por sí mismo.

El Hombre

Es la obra maestra de la Creación y está compuesto de un cuerpo mortal y un alma inmortal.

  • El alma humana se caracteriza por ser racional. Está compuesta de una razón inferior (permite conocer las cosas sensibles) y una razón superior (permite contemplar las verdades eternas gracias a la iluminación divina). Es inmortal, pero creada en el tiempo (no es eterna). Sobre su origen, San Agustín duda entre el traducianismo (se transmite a través de los padres) y el creacionismo (ha sido creada por Dios), y al final parece inclinarse por este último. El alma posee tres facultades —memoria, inteligencia y voluntad—, en las que San Agustín ve reflejadas las tres personas de la Trinidad.
  • El cuerpo es instrumento para el alma, y es el principio que da vida al cuerpo. El alma es superior al cuerpo y no puede verse afectada por él. Las sensaciones se explican porque el alma produce una imagen cuando el cuerpo recibe un estímulo externo.

La Ética Agustiniana: El Mal y la Libertad

La ética agustiniana es eudemonista: una ética de la felicidad -beatitud-, que se halla en Dios. La voluntad impulsa al alma hacia Dios mediante el amor (caridad), pero el alma es libre de inclinarse hacia el bien o el mal.

El origen del mal no está en la materia: el mal es privación de bien (como en Plotino). El mal moral nace de un uso inadecuado que el hombre hace de su libre albedrío: es el hombre el responsable del mal y no Dios. San Agustín sostiene que Dios nos ha creado libres, pues solo así podrá pedirnos cuentas en la otra vida. Distingue, sin embargo, entre libre albedrío y libertad:

  • Libre albedrío. Es la capacidad de elegir, que está orientada hacia el mal a partir del pecado original.
  • Libertad. Capacidad para hacer solo buen uso del libre albedrío. En eso consiste la verdadera libertad, que necesita de la gracia divina.

A pesar de que Dios crea al hombre libre, el alma humana es un alma caída a causa del pecado original, y ha conservado únicamente un libre albedrío frágil para elegir lo que debe, de manera que la libertad solo es posible por la gracia divina: solo la gracia que Dios otorgará a los elegidos por él hará libre la voluntad, porque la auténtica libertad consiste en hacer el bien y no el mal.

La Historia y la Ciudad de Dios

San Agustín introduce en la filosofía los conceptos de tiempo lineal y de historia propios del cristianismo. Desde el principio de la historia, dos ciudades conviven entremezcladas en el mundo: la ciudad de Dios (los que aman a Dios) y la ciudad terrenal (los que se aman a sí mismos).

  • La distinción no representa necesariamente a la Iglesia y la sociedad civil (aunque más tarde el agustinismo político lo entendería así y justificaría el poder de la Iglesia sobre el Estado).
  • La realización progresiva de la ciudad de Dios es lo que da sentido a la historia.
  • Al final de los tiempos -cuando Dios decida el final de la historia-, las dos ciudades se separarán, y solo los que pertenecen a la ciudad de Dios se salvarán.

Vigencia del Pensamiento de San Agustín

El cristianismo, cuya doctrina San Agustín contribuyó a fijar, ha modelado durante todos estos siglos las sociedades occidentales, no tanto como religión sino como cultura. San Agustín determinó la visión del mundo medieval, y algunas de las ideas que introdujo siguen vigentes en nuestra civilización:

  • La concepción lineal de la historia, aunque desprendida de su sentido religioso, ha formado parte del mundo contemporáneo, entendida como un progreso hacia una finalidad.
  • También la noción de libre albedrío y la idea de Creación forman parte del bagaje común que nos ha dejado el cristianismo a través de San Agustín.

Quizá el mayor interés actual de este filósofo sea su descubrimiento del hombre interior, de la intimidad. San Agustín habla en primera persona y en él la filosofía se convierte en autobiografía. Su manera de vivir personalmente la filosofía y la búsqueda de Dios en su interior sigue teniendo vigencia para un cristiano, y resulta muy cercana a la sensibilidad de nuestra época, compartamos o no sus creencias.

La Filosofía de Santo Tomás

Relación entre Razón y Fe

  • Independencia y autonomía entre razón y fe. La filosofía y la religión son ámbitos independientes, son esferas distintas con características propias.
  • La razón (filosofía) se funda exclusivamente en el conocimiento del mundo sensible y natural.
  • La fe (teología), por el contrario, parte de verdades reveladas, y se ocupa de lo sobrenatural.
  • Complementariedad entre fe y razón. No puede haber contradicciones entre las afirmaciones de la teología natural y la teología dogmática.
  • La filosofía hace comprensibles algunos artículos de fe, pero no la sustituye, sino que ejerce de preámbulo.
  • Las verdades teológicas guían a la filosofía. La teología no dicta los procedimientos que debe emplear la filosofía, pero las verdades reveladas son un referente.
  • La verdad última teológica es inalcanzable para la filosofía, que no puede desvelar todos los misterios de la religión.

Las Pruebas de la Existencia de Dios

Es necesario demostrar la existencia de Dios ya que se trata de una idea que no es innata. Por otro lado, se rechaza que la existencia de Dios pueda demostrarse a partir de su definición.

Las Cinco Vías

Para Santo Tomás existen cinco formas de demostrar la existencia de Dios partiendo de la información obtenida por los sentidos. Estas cinco vías son las siguientes:

  • Vía del movimiento
  • Vía de la causa eficiente
  • Vía del ser necesario
  • Vía del ser supremo
  • Vía del gobierno del mundo

Metafísica: Esencia y Existencia

  • La esencia es aquello que define a una entidad. Se compone de materia y forma. Ambos componentes han sido creados y son contingentes. Es lo que comparten todos los seres de una misma especie. Se identifica con la potencia aristotélica: es aquello que puede llegar a existir, que puede pasar de ser en potencia a ser en acto.
  • La existencia es aquello por lo que la esencia existe. Se identifica con el acto aristotélico: es aquello que actualiza la esencia.
  • El problema de la individuación. La materia carece de la categoría de cantidad y, por tanto, no puede ni medirse ni calcularse. La individualidad sobreviene cuando la materia se dota de unas dimensiones medibles y calculables, cuando a la materia se le incorpora el accidente de la cantidad. El principio de individuación es, por tanto, la materia bajo la categoría de cantidad.

Ser Contingente y Ser Necesario

Tal como se ha visto en la tercera vía, el universo es contingente. Esta contingencia requiere de un ser necesario que haya creado el universo. El ser necesario que actualiza las esencias y las lleva a existir es Dios.

Dios es acto puro, no puede ser identificado con potencia. Tal como se dice en el Éxodo, «Yo soy el que soy», mientras las realidades concretas son algo (existen y tienen una esencia), la esencia de Dios consiste en existir. Por tanto, Dios es necesario y la Creación es contingente. La distinción entre esencia y existencia tiene como finalidad mostrar, por un lado, el contraste entre la necesidad divina y la contingencia de la Creación y, por otro lado, la necesidad de la existencia de Dios para que se produzca el mundo. Esta distinción permite también poner énfasis en la idea de que el universo ha sido creado y no es eterno, con lo que Tomás de Aquino se distancia de los averroístas latinos.

Antropología

La concepción del ser humano de Tomás de Aquino sigue la teoría hilemórfica de Aristóteles. El ser humano se entiende como una unidad sustancial, compuesta por una materia que tiene una forma que se denomina alma. Existen tres tipos de alma: racional, sensitiva y vegetativa. Tomás de Aquino mantiene que el alma es inmortal, en concreto, la parte del alma racional llamada entendimiento agente, que es capaz de realizar abstracciones.

El Conocimiento

La filosofía de Tomás de Aquino parte siempre de un dato sensible. Su empirismo le conduce a rechazar la existencia de ideas innatas en la mente. Para Santo Tomás, la mente es una tábula rasa y todas las ideas que se forman en ella han sido captadas antes por los sentidos. Existen algunas excepciones, como por ejemplo los autores de las Escrituras, donde se habla de iluminación divina.

Tomás de Aquino distingue dos tipos de conocimiento:

  • Sensible. El ser humano capta la realidad por medio de los sentidos (el inicio de todo conocimiento es lo sensible, concreto o particular). Posteriormente, gracias a la imaginación, se forma una imagen de la realidad en la mente humana a la que Santo Tomás denomina fantasma.
  • Abstracto. El entendimiento ejecuta dos operaciones:
    • La abstracción, que realiza el entendimiento agente, por la que se toman aspectos comunes a una diversidad de objetos.
    • La formación de conceptos universales a partir de la información obtenida por el entendimiento agente. De este proceso se encarga el entendimiento pasivo.

El ser humano únicamente puede conocer la realidad sensible. La divinidad queda fuera del ámbito de sus sentidos. Sin embargo, tal como ponen de manifiesto las cinco vías, puede tenerse un conocimiento indirecto de Dios.

El Problema de los Universales

Los universales se dan de tres maneras diferentes:

  • Ante rem («previos a las cosas»). Son formas que se dan en la mente divina y son las ideas ejemplares. Se encuentran en Dios y, por tanto, son anteriores a toda realidad.
  • In re («en la cosa»). Son las formas de los individuos a partir de los cuales se clasifican en géneros y especies. El universal, por tanto, está en las cosas mismas.
  • Post rem («posteriores a las cosas»). El ser humano conoce las formas por abstracción gracias al entendimiento. Es un universal, por tanto, que se alcanza como resultado final de un proceso que se inicia en los sentidos.

La Ley Natural y la Ley Positiva

  • La ley natural es una ley no escrita, universal e inmutable, que todos los humanos reconocen, a pesar de que puedan incumplirla. Hace referencia a los fines que el ser humano tiene impresos en su naturaleza en forma de tendencias y hábitos. Son leyes que nacen de Dios. La corriente de pensamiento que defiende la existencia de leyes naturales se conoce como iusnaturalismo.
  • Las leyes positivas son leyes y normas escritas para organizar la sociedad. Deben inspirarse en la ley natural.

Política

El ser humano es por naturaleza un animal social, pero al mismo tiempo tiene un fin trascendente. Esta condición humana se refleja en la organización social, que gira en torno al poder terrenal y al sobrenatural. Estado e Iglesia son instituciones independientes y autónomas, pero el Estado debe buscar el bien común, que se identifica con la ley natural. Tomás de Aquino piensa que el poder político y el religioso son autónomos y compatibles, pero que en último término el poder temporal está subordinado a la religión.

Vigencia del Pensamiento de Santo Tomás

Como Padre de la Iglesia, Santo Tomás sigue teniendo amplia vigencia en el pensamiento cristiano actual. Corrientes filosóficas de raíz cristiana del siglo XX, como por ejemplo el personalismo, se inspiran en su filosofía.

La crítica kantiana, por su parte, cuestiona algunos resultados de su pensamiento, como el referido a las cinco vías.

El estudioso Etienne Gilson ha afirmado que por su distinción entre esencia y existencia puede ser considerado como el primer pensador existencialista.

Finalmente, sus reflexiones respecto a la ley natural han estado muy presentes en el establecimiento de unos derechos humanos universales e inalienables. En la actualidad, sin embargo, en el mundo del derecho tiene una mayor aceptación el iuspositivismo que el iusnaturalismo.

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