Panorama de la Literatura Española en el Siglo XVIII: Ilustración, Neoclasicismo y Prerromanticismo
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La Literatura Española del Siglo XVIII
Corresponde al período de la Ilustración, la cual nace en Francia a principios de siglo y defiende que la razón es el único método para llegar a la verdad, cuyo ejercicio permitirá el progreso de los pueblos. También es denominado Siglo de las Luces. Los principales autores son Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Diderot y D'Alembert (La Enciclopedia). Los rasgos destacables de este movimiento son el didactismo, la primacía de lo racional frente a lo sentimental y, en conclusión, un arte útil. La prosa se verá favorecida ante esta nueva corriente, mientras que la poesía se ve perjudicada, ya que no se le da tanta importancia a los sentimientos. En la literatura del XVIII se distinguen tres etapas: el posbarroco en la primera mitad de siglo, el neoclasicismo en la segunda mitad y, en los últimos años, el prerromanticismo.
El Posbarroco
En el posbarroco, se perpetúan los géneros y temas del barroco, pero se queda en una pobre imitación de su riqueza estética y formal. Después, en el segundo cuarto de siglo, aparecerán precursores del Neoclasicismo como Feijoo y Luzán, con Teatro Crítico Universal y Poética, respectivamente.
El Neoclasicismo
En la segunda mitad de siglo, con el Neoclasicismo, podemos destacar la austeridad y la limitación de la fantasía creadora a modelos preestablecidos.
Los principales rasgos son el concepto del buen gusto, la sujeción a reglas de equilibrio, simetría o sencillez y enseñar deleitando.
Algunos de los autores más importantes fueron Jovellanos, Moratín o Cadalso.
El Prerromanticismo
En los últimos años surge un movimiento denominado prerromanticismo, caracterizado por la importancia de lo sentimental, los tonos melancólicos y el gusto por los temas y ambientes fúnebres y nocturnos. Destacan obras como Noches Lúgubres de Cadalso o El delincuente honrado de Jovellanos.
La Poesía del Siglo XVIII
Posbarroquismo
En el posbarroquismo se hace una imitación de los grandes poetas barrocos, Góngora y Quevedo, usando los mismos metros y temas. Destaca Antonio Porcel.
Neoclasicismo
La poesía neoclásica se impone a la barroca hacia mitad de siglo. Se cultivan varias tendencias:
- Poesía anacreóntica o rococó: en la que se emplean metros cortos, temas de belleza femenina y amor, y ambientes bucólicos. Un autor destacado es Juan Meléndez Valdés.
- Poesía filosófica: se tratan temas útiles que se puedan poner al servicio de la humanidad y el progreso. Se usa el endecasílabo suelto. Manuel J. Quintana sobresale en este tipo de poesía.
- Poesía didáctica: otro tipo de poesía desarrollada por medio de la fábula, en la que sus máximos representantes son Tomás de Iriarte y Félix María Samaniego.
Prerromanticismo
En los últimos años, con la etapa prerromántica, se desarrolla una poesía sentimental, en la que los sentimientos como la desesperación y el pesimismo cobran importancia, así como las notas tétricas. Destaca Cienfuegos y Cadalso con su obra Noches Lúgubres, que es una ficción dialogada que expresa dolor por la muerte de su amada.
El Teatro del Siglo XVIII
El teatro fue uno de los géneros más importantes de la época y evolucionó igual que los otros géneros. En la primera mitad del siglo perviven las obras barrocas, adoradas por el pueblo, pero criticadas por los ilustrados por sus excesos. Se rechaza la inmoralidad de los temas, la no sujeción a las normas y la falta de verosimilitud. Triunfan los dramas de enredo.
A mediados de siglo se observa ya la transición hacia el teatro neoclásico. Este tenía una finalidad didáctica, se apoya en la claridad, naturalidad y sobriedad para imitar las acciones humanas. Busca cumplir la regla de las tres unidades en favor de la verosimilitud, y es importante el decoro. Los personajes solían ser pocos.
- Tragedia neoclásica: tenía una finalidad didáctica, destacando Vicente García de la Huerta con Raquel.
- Comedia neoclásica: era una forma de ridiculizar los vicios y errores de la sociedad. Destaca Moratín, con La comedia nueva o el café, que es una crítica al teatro barroco, o El sí de las niñas, en la que se defiende la libertad de elección en el matrimonio.
Prerromanticismo
En la etapa prerromántica se desarrolla la comedia sentimental, en las que se exaltan nuevas virtudes cívicas. Un ejemplo sería Jovellanos, con El delincuente honrado.
Paralelamente se desarrolla el teatro costumbrista, en el cual destacan los sainetes, que son piezas breves que hablan de las costumbres populares de la época. Destacó Ramón de la Cruz.
La Prosa del Siglo XVIII
En prosa se cultivó fundamentalmente el ensayo, que son textos de carácter reflexivo en el que el autor manifiesta su opinión sobre un tema. Los más destacados son Feijoo, que hacía escritos destinados a modernizar la mentalidad del país y a combatir errores científicos y populares. Temas variados, estilo cercano y familiar, dirigido a un público amplio. Destacan Teatro Crítico Universal y Cartas Eruditas y Curiosas. Jovellanos realizó informes, memorias o discursos dirigidos a autoridades para conseguir reformas (Informe sobre la ley agraria) o Memoria para la educación pública. En cuanto a Cadalso, su obra más destacada es Cartas Marruecas, que son una serie de cartas en las cuales se reflexiona sobre la sociedad española, la decadencia en el siglo XVIII frente al esplendor pasado. Escritas en forma epistolar y ofrecen tres visiones de la realidad.