Palacio Rucellai: Un hito del Renacimiento en Florencia
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Palacio Rucellai
Ficha técnica
- Arquitecto: Leon Battista Alberti (1404-1472). El arquitecto Rossellino fue el director de obras y trabajó según los dibujos y planos que le envió Alberti. Cuando Alberti se desvinculó del proyecto, Rossellino llevó a cabo la ampliación requerida por Giovanni Rucellai.
- Cronología: 1446-1451
- Localización: Florencia (Italia)
- Estilo: Renacimiento (Quattrocento)
Contexto histórico
1434 fue una fecha clave para Alberti. Viajó a Florencia y se enamoró de sus obras. Sometió la arquitectura a un proceso de racionalización y de ahí surgió un célebre tratado que codificaría la arquitectura del Renacimiento. Estudió lo que se había escrito sobre la Antigüedad (Vitrubio), lo cotejó con las ruinas in situ y constató que había numerosas contradicciones entre la proporción usada por los romanos y las teorías que se habían establecido sobre ella. A partir de ese análisis, fue capaz de reformular científicamente los elementos del lenguaje clásico y desarrollar un nuevo y coherente sistema de proporciones. En el contexto de este nuevo clasicismo realizarán sus aportaciones Leonardo y Bramante.
Artista
Alberti destacó en el campo de la arquitectura, pero también como brillante conversador, gran atleta (dos metros), hábil dramaturgo, reconocido organista, pintor y sabio conocedor de las ciencias físicas y matemáticas.
Exterior
La fachada en clave clásica que planteó Alberti proporcionó el bello rostro que salva los inconvenientes de su emplazamiento. La fachada tiene su inicio en un zócalo recorrido por un largo banco, verdadero salón de espera de los clientes en un contexto en que los palacios cumplían funciones de residencia y de despacho. Sigue la planta baja, presidida por pilastras de orden dórico, que ostenta aperturas cuadradas y puertas y ventanas con dinteles horizontales. El primer y segundo pisos se caracterizan por las respectivas pilastras de orden jónico y corintio libremente modificado. Entre las pilastras asoman ventanas con parteluz, enmarcadas en arcos de medio punto. Separan los pisos entablamentos de origen clásico. La cornisa final, sostenida por ménsulas, gozará de gran aceptación en toda Europa. El conjunto de la fachada consigue, gracias a su articulación a partir de pilastras, un novedoso ritmo vertical, que se ve potenciado por el resto de elementos arquitectónicos. El uso de sillares lisos de diferentes tamaños o la hábil gradación de los relieves presentes en pilastras, frisos, ventanas y puertas evita la sensación de monotonía.
Planta e interior
La distribución interior partía del tradicional patio central florentino en torno al cual se articulan los cuerpos del edificio. El patio estaba planteado como un espacio porticado que proporcionaba iluminación a las habitaciones interiores y que exigía una fachada propia que, en muchos palacios, repetía la estructura de la fachada exterior. En el palacio Rucellai el patio está rodeado por un pórtico de columnas corintias que respetan la disposición de las pilastras exteriores de la planta baja.
En su interior debían convivir dos ámbitos: el residencial y el laboral (comercio y banca). Alberti logró la intimidad necesaria en una vivienda abriendo las ventanas de las habitaciones al patio interior y dedicó la zona inferior del edificio a la actividad económica.
Significado de la obra
Su proyecto pretendía plasmar en una construcción real sus teorías sobre las proporciones, la armonía y la belleza de los edificios.
Rucellai, deslumbrado por la magnificencia y el gran tamaño del palacio e incapaz de apreciar la exquisita estética de Alberti, se empeñó en comprar las propiedades contiguas para ampliar horizontalmente el proyecto original. Así, de los cinco ejes iniciales, la fachada pasó a ocho, quedando el último inacabado porque el comerciante no consiguió adquirir la parcela completa. Se había roto la concepción original de la fachada como un rectángulo simétrico con un acceso único. La consecuencia fue que el eje central se desplazó arbitrariamente, dejando atrás el ideal de proporciones y dando la razón a Alberti.