Ortega y Gasset: Objetivismo, Perspectivismo y el tema de nuestro tiempo

Objetivismo y preocupación social:

La primera época de Ortega recibe el nombre de objetivismo. En este tiempo, Ortega responde a la crisis de sociedad española. Desde el desastre de 1898, pérdida de Cuba y el fin del imperio español, se había extendido un sentimiento de decadencia absoluta y se constata la pobreza económica y cultural. Los regeneracionistas, Joaquín Costa, y la generación del 98, Baroja entre otros, repiten ese pesimismo.

Para cambiar la situación, Ortega ofrece un diagnóstico y una solución. Según él, el error histórico de España ha sido su exceso de subjetivismo, de partidismo. No ha habido un proyecto en común, no ha habido una vertebración de España, ni territorial, ni social. Por ello ofrece una solución: europeizar España, seguir el modelo de Francia o Alemania, ser menos subjetivos, menos particularistas y más objetivos, racionales, más científicos. España ha producido muchos personajes importantes, pero nunca hombres de ciencia ni razón. Por eso se necesita un cambio. Pero este no puede ser dirigido por masas, que son apasionadas y partidistas, sino por una élite bien formada, intelectual. Esta élite es la que marcará el camino; la razón, ciencia, trabajo… vale más el sistema que las personas (anti-humanismo). Esta es la época del elitismo y Ortega se suma a él.

Perspectivismo y raciovitalismo:

Ortega abandona en su segunda época el objetivismo anti humanista y vuelve al yo. Pero no defenderá un yo puro, como el racionalismo. “Yo soy yo y mis circunstancias y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Aprende la idea de circunstancia: circunstancias históricas y circunstancias personales. Las circunstancias son lo que hacen que cada uno seamos único.

Por eso, la vida es una perspectiva única de cada uno. Ortega critica el escepticismo, la defensa de que no existe la verdad, y el idealismo, la verdad absoluta y eterna. No, hay verdad, sí, pero la verdad es histórica, es la suma de perspectivas de un tiempo. Ese es el perspectivismo orteguiano, que anima la tolerancia, para sumar verdades parciales.

Ortega es un vitalista. Y la vida es más que la razón. El racionalismo moderno ha intentado reducir la vida a razón fisicomatemática, pero esta no explica la verdadera realidad vita. Debemos cambiar el modelo de razón, entender la vida, que es el proyecto de futuro vivencias, libertad de elección, pero con condicionantes. Frente al vitalismo que niegue que es irracionalista, Ortega cree que la razón moderna tiene valor, aunque limitado: nos sirve para entender el mundo, la realidad física, pero no para entender al hombre. Por eso necesitamos un nuevo modelo de razón: la razón vital, el raciovitalismo.

El tema de nuestro tiempo: la superación del racionalismo.

Ortega piensa que hay que cumplir con nuestro tiempo, debemos estar a la altura de los tiempos. Superar el idealismo. La antigüedad ha sido realista, ha confiado en las cosas tal y como son. Pero la modernidad, con Copérnico y Galileo, empieza a dudar de lo que vemos, de los sentidos y pone la razón como eje de vida. Por eso Descartes dice que hay que dudar de todo. (Cogito, ergo sum).

Pero la modernidad ha sido excesivamente subjetivista y el modelo de razón que ha defendido ha sido un modelo fisicomatemático. Pero la vida no se puede reducir a matemática, ya que estas no pueden explicar al ser humano ni a la historia. Para entender esto necesitamos otro modelo de razón, una razón más amplia que entienda la vida, el sentido que damos a las cosas. Y para ello necesitamos definir lo que es la vida: es una serie de instintos, de creencias, de proyectos de construirnos y conocernos. Un modelo de razón que quiera entendernos debe entender nuestras circunstancias, el porqué de nuestras decisiones y también nuestra historia, nuestra generación. Necesitamos un modelo de razón más amplio, más moral, más histórico, que comprenda las razones y sinrazones que componen nuestra forma de ser humana. El concepto de marxismo es clave en este sentido.