Orígenes y evolución del teatro en Roma

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Orígenes del teatro en Roma

En Roma existía una antigua tradición teatral de tipo popular. Las ceremonias religiosas iban acompañadas de mímica ritual y las fiestas populares daban pie a creaciones espontáneas. Ya en las danzas escénicas de los etruscos se combinaban las chanzas 'fesceninas' (intercambio de burlas más o menos insultantes) y las 'saturae' o variedades con los 'mimos' y cantos de ritmos variados. La conquista de la Italia meridional puso a los romanos en contacto con las costumbres de las ciudades de la Magna Grecia, en las que proliferaban las representaciones teatrales griegas más diversas. Por otra parte, en Roma se habían hecho cada vez más frecuentes los juegos públicos y privados, organizados unas veces para obtener el favor de los dioses y, otras, para testimoniarles su gratitud por haberlo alcanzado. Todo ello contribuía a despertar la curiosidad del público por tales espectáculos.

La comedia: tipos y autores

Se conservan tan sólo 26 comedias completas de dos autores: Plauto y Terencio, pertenecientes a uno de los cuatro subgéneros existentes de la comedia, la palliata. Ello no quiere decir que se conservara lo mejor de la comedia latina, sino que fueron prejuicios de naturaleza social y secundariamente literarios la causa.

Subgéneros

En el teatro cómico romano suelen distinguirse cuatro subgéneros:

  • Palliata: obra inspirada en la Comedia Nueva griega con ambientación y temática del mundo heleno.
  • Togata: comedia de temática semejante al anterior, pero con ambientación romana o itálica.
  • Atellana: obra de temática muy simplificada, elemental y popular de ambientación itálica.
  • Mimo: comedia en la que al diálogo se añade como elemento esencial y forma habitual de expresión la representación mímica, con un tipo de temática no especialmente diferente de la de los otros subgéneros.

Modelos griegos

La fábula palliata tuvo como modelo Comedia Nueva griega, que se desarrolló en época helenística, entre el siglo IV y el III a. C., con autores como Menandro, Filemón, Dífilo, Apolodoro de Caristo, Demófilo y Posidipo, siendo Menandro el más imitado. Por lo que se refiere a los autores cuyas obras conservamos, Plauto adapta la Comedia Nueva cambiando el nombre de los personajes, adaptando el argumento, agrandando o reduciendo escenas y modificando su lenguaje y estilo; buscando la diversión del espectador, simplifica los caracteres y busca efectos cómicos. Terencio, por el contrario, sigue el original más de cerca, 'contaminando', es decir, fundiendo incongruentemente dos modelos griegos.

Las comedias de Plauto

Todos sus argumentos están tomados de la Comedia Media (Antífanes) o Nueva (Filemón, Dífilo, Menandro). Los temas suelen ser muy similares: un joven de familia rica se enamora de una esclava de origen desconocido; un esclavo astuto e ingenioso la ayuda en sus amoríos; el azar muestra que la joven es de nacimiento libre y... todos contentos. He aquí algunos títulos: Pseudolus (nombre del esclavo ingenioso y embustero); Aulularia (la comedia de la olla, en la que se inspiró Molière para su obra El avaro); Amphitruo (imitado por Molière); Captiui (los cautivos), en la que un esclavo, hecho prisionero con su dueño, se hace pasar por éste, para conseguirle la libertad; Miles gloriosus (el soldado fanfarrón). La monotonía del esquema convencional queda compensada por una gran capacidad de invención. La acción se ciñe al tema general, pero está cargada de vivacidad; Plauto alarga las escenas interesantes; añade otras que parecen divertidas; presenta bruscamente los desenlaces; cada escena, cada episodio, forma un todo independiente del resto y es un prodigio de vida y perfección. Los personajes son convencionales: joven irreflexivo, derrochador y apasionado; viejo conservador, avaro, a veces; otras veces, antiguo calavera con propensión a volver a las andadas, pero intransigente con su hijo; matronas serias y virtuosas, pero un tanto toscas; jovencitas que sólo piensan en el amor y el matrimonio; esclavo avispado y trapacero, que ayuda a su joven amo en sus devaneos amorosos, mientras se complace en torturarlo constantemente; traficante de esclavos brutal, avaro, astuto y cínico, a quien engaña el esclavo, para jolgorio y complacencia del espectador; parásito rastrero; soldado fanfarrón; cocinero de alquiler, ladrón y jactancioso; cortesana diestra en las artes de su oficio... todo un desfile de tipos de la vida real en unas escenas de vida. De entre todos ellos destaca el tipo de esclavo, personaje complejo, mezcla de desinterés y de heroísmo, que afronta incluso golpes y torturas, con tal de cumplir su misión, que considera importante y de cuyo éxito está completamente convencido, por ser consciente de su capacidad para urdir engaños. La infinita libertad de que gozaba en escena el esclavo entraba dentro del campo de la pura fantasía. Se comprende por qué la acción no puede localizarse en Roma.

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