Origen y Evolución de las Lenguas de España

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1. Origen y Desarrollo de las Lenguas de España

La península Ibérica, colonizada y habitada por una gran diversidad de pueblos como los iberos, celtas, vascos, fenicios, griegos… cada uno de ellos con una lengua propia; estas lenguas se denominaron lenguas prerromanas.

En la actualidad, el vasco es la única lengua prerromana que se mantiene, con algunas palabras incorporadas de las lenguas romances como izquierda, pizarra

1.1. Influencia del Latín y el Cristianismo

Con el desembarco de los romanos en la península se impuso el latín vulgar como lengua principal y la asimilación de la cultura latina. Esta romanización produjo diferentes resultados según los pueblos y según el sustrato sobre el que se asentara. En la península produjo un largo periodo de bilingüismo y a la larga produjo que surgieran topónimos que mezclaban el prerromano con el latín.

El cristianismo contribuyó a la completa latinización de las provincias (unificación política suponía unidad religiosa) y así muchos términos griegos fueron incorporados al latín.

Así, las palabras que provienen del latín pero han sufrido transformaciones se denominan palabras patrimoniales, mientras las que detuvieron su evolución y conservan casi intacta su forma se denominan semicultismos o cultismos; en los casos en que una misma palabra ha dado lugar a dos formas distintas se denomina doblete.

1.2. Llegada de los Pueblos Germánicos y Árabes

Con la llegada de los pueblos germanos a la Península, con los visigodos se consiguió una unificación política pero no lingüística y solo se obtuvo la asimilación de varias palabras como guerra, ganar

En el año 711 los árabes comenzaron la conquista de la Península y con ello, la lengua árabe influyó mucho en las lenguas romances, siendo éste el elemento más importante tras el latín hasta el siglo XVI y tenemos numerosas palabras provenientes de él referentes a la guerra (atalaya, alférez), a la agricultura (aljibe, alberca), a la ropa (albornoz), a las ciencias y a las matemáticas (cifra, álgebra, alquimia…).

1.3. Nacimiento de las Lenguas Romances: El Castellano

En los núcleos del norte no conquistados por los árabes fueron apareciendo lenguas derivadas del latín como el gallego-portugués, asturleonés, castellano, navarroaragonés y catalán, mientras que en las zonas de influencia árabe la lengua romance era el mozárabe.

A medida que la Reconquista avanzaba, el castellano se impuso al resto de romances. Las primeras manifestaciones de romance escrito fueron las Glosas Silenses encontradas en Burgos y las Glosas Emilianenses en La Rioja. Son anotaciones en navarroaragonés en los márgenes de textos en latín de palabras que los monjes desconocían, lo que demuestra que la lengua familiar era el romance.

Con el avance de la Reconquista, las hablas mozárabes fueron desapareciendo dejando las jarchas que eran dos o tres versos en mozárabe que se añadían a los poemas en árabe o hebreo.

1.3.1. Consolidación del Castellano

El siglo XIII fue cuando más se desarrolló la prosa castellana con Alfonso X y la Escuela de Traductores de Toledo que fundó, con la que se tradujeron las más importantes obras del saber antiguo al castellano y fijó el idioma salvando algunos problemas: creó los nexos para hacer la frase más amplia y variada y creó nuevas palabras a partir de términos árabes o latinos por las escasez de términos científicos o históricos.

En el siglo XV con la influencia de la cultura clásica la unidad lingüística estaba casi consolidada (lo que contribuyó la difusión de la imprenta) y provocó que las lenguas romances fueran desapareciendo o fragmentándose, como el leonés o aragonés que fueron reducidos al habla rústica, o el gallego-portugués que se dividió en dos lenguas, aunque el catalán alcanzó un gran esplendor y comenzó a expandirse por el mediterráneo.

En 1492 Nebrija publicó la primera Gramática castellana, primer intento de normalizar una lengua romance y con la que se propuso fijar las normas para facilitar el aprendizaje. Escribió además un Diccionario latino-castellano y castellano-latino y una Ortografía.

Con la conquista de América y con la extensión del Imperio de Carlos V el castellano se propagó a otros continentes y lugares y pasó a llamarse lengua española.

Se impuso el criterio de <> con autores como Juan de Valdés (escribo como hablo), más tarde Cervantes cultivó la retórica recargada y la sobriedad, o con Quevedo y Góngora la lengua fue llevada a juegos de ingenio.

1.3.2. La Real Academia Española de la Lengua

Con Felipe V apareció la Real Academia Española de la Lengua cuyo fin era regular la norma. En sus comienzos realizó tres importantes obras:

  • Diccionario de Autoridades: se incluían definiciones de conceptos y citas de autoridades.
  • Orthographía.
  • Gramática.

En el siglo XVIII se desarrolló una importante labor de fijación de la lengua. Algunos aspectos importantes fueron:

  • Algunos grupos de consonantes de las palabras cultas debían ser pronunciadas según su articulación.
  • Los cultismos con tres consonantes se simplificaban (sumptuoso > suntuoso).
  • Se fijó la diferencia entre las grafías ‘u’, ‘i’ (para vocal).

Ya en la segunda mitad del siglo XIX, con el auge de los nacionalismos, resurgen el catalán y el gallego en los movimientos denominados Renaixença y Rexurdimiento. Sin embargo el castellano es ya la lengua más extendida.

2. Las Lenguas Constitucionales

2.1. El Catalán

Cooficial con el castellano en Cataluña, Baleares y la Comunidad Valenciana y en el principado de Andorra.

Lengua románica que se formó con contacto con el sur de Francia, se extendió hacia Occitania hasta el siglo XII y por el mediterráneo a partir del siglo XV. Tras su periodo de esplendor comenzó a decaer hasta el siglo XVIII con se volvió a impulsar con el movimiento cultural la Renaixença y con los movimientos nacionalistas que lo siguieron supuso el resurgimiento definitivo.

Así, Fabra fijó sus normas ortográficas en 1913 y la Generalitat la proclamó lengua cooficial.

El catalán presenta variedades dialectales agrupables en dos: el catalán oriental (pronunciación neutralizada de la ‘a’ y la ‘e’ átonas) y el occidental. Con respecto a las diferencias fundamentales con el castellano podemos encontrar:

  • Frecuentes las consonantes al final de palabras (vent > viento).
  • Las vocales ‘a’ y ‘e’ átonas no diptongan (tierra > terra).
  • La ‘L’ inicial terminó en ‘ll’ (Luz > llum).

Se habla también de valenciano para referirse a la modalidad lingüística cooficial con el castellano en la Comunidad Valenciana, ya que lingüísticamente es una variedad dialectal del catalán.

2.2. El Gallego

Cooficial con el castellano en Galicia, limita con Portugal por el sur.

Lengua románica con gran esplendor en la Edad Media en la que aparecieron las cantigas, entró en una etapa de retroceso quedando reducida a lengua rural hasta el siglo XIX en la que resurgió con el Rexurdimiento (Rosalía de Castro), pero a diferencia del catalán, no hubo impulso por la burguesía y no se consolidó.

A pesar de la creación de la Academia da Lengua Galega, no es hasta recientemente que ha sido consolidado y que ha conseguido reconocimiento y prestigio.

En sus variantes se distinguen tres zonas: oriental, central y la occidental que presenta dos rasgos peculiares: la geada (aspiración del fonema /g/) y el seseo.

Siendo la más conservadora debido a su aislamiento, algunos de los rasgos que lo distinguen son:

  • La ‘ó’, ‘é’ tónicas no diptongan (terra)
  • En ocasiones mantiene la ‘e’ final latina o la ‘f’ inicial.

2.3. El Vasco o Euskera

El vasco es la única lengua no procedente del latín que se conserva. Es cooficial con el castellano en el País Vasco y al noreste de Navarra.

Se caracteriza por la fragmentación al no haber una norma escrita y por el aislamiento de las diferentes hablas. Para solucionar el problema, la Academia de la Lengua Vasca creó el llamado euskera batua (vasco unido) del que se pretende difundir su empleo mediante la educación y los medios de comunicación.

Se forma por la adición de prefijos y sufijos, no posee distinción de género y una compleja declinación nominal y conjugación verbal.

2.4. El Leonés y las Hablas Aragonesas

Procedentes del asturleonés y el navarroaragonés, ninguna de las dos ha alcanzado la situación de lengua.

El leonés recoge una serie de hablas del latín, de ella, el asturiano o bable es la que más destaca. Algunos rasgos que lo distinguen son:

  • Suele formar los diminutivos en –ín/ina (niñín/niñina).
  • Se usa la fórmula de artículo + posesivo (la mi casa).
  • Utilizar sin pronombre los verbos pronominales (¿Caíste? > ¿Te caíste?)

El aragonés, por su parte, ha tenido contacto con el vasco, con el castellano y con el catalán. Algunos rasgos que lo caracterizan son:

  • Conserva la ‘ll’ donde en castellano hay ‘j’ (ollos > ojos).
  • Aparece ‘o’, ‘lo’ ‘ro’ o ‘a’ ‘la’ ‘ra’ como artículo masculino o femenino respectivamente.

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