Origen, Estructura e Instituciones de los Pueblos Germanos y Visigodos: De la Sippe al Reino de Toledo
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Historia
Escrito el en español con un tamaño de 8,23 KB
La España Visigoda
Pueblos Germanos: Origen, Estructura e Instituciones
Antes de adentrarnos en la España visigoda, es esencial comprender que los visigodos eran un pueblo germánico, de origen indoeuropeo. Hacia el 1500 a.C., estos pueblos se dividieron en dos ramas principales: los kentum y los satem. Tras su separación, atravesaron Oriente Medio y Europa Central, asentándose finalmente algunos en el mar Báltico y luego descendiendo hacia Centroeuropa.
¿Cómo se estructuraban los pueblos germánicos?
Se estructuraban en torno a la sippe, un conjunto de parientes por línea materna o paterna. Esta organización social se basaba en:
- La igualdad de todos los miembros.
- La inexistencia de la propiedad individual.
- La responsabilidad colectiva: si un miembro de la sippe delinquía o causaba daño, toda la sippe respondía por él e indemnizaba a la parte afectada.
¿Qué instituciones tenían los pueblos germanos?
Algunas instituciones germanas tenían similitudes con las romanas. Las formas políticas de gobierno eran monárquicas, aristocráticas, etc. La mayoría de edad se alcanzaba a los 14 años, y mientras el hijo no se emancipara del padre, este no se emancipaba de su patria potestad, ya que para los germanos el padre era el jefe de la familia.
Primeras Invasiones Germanas y Fundación del Reino Suevo
En el año 406, dos pueblos germánicos, suevos y vándalos, penetraron en el Imperio Romano, derrotando a los francos y entrando en las Galias. Tres años después, en el 409, entraron en Hispania. Su objetivo era asentarse, por lo que no expulsaron a los hispanorromanos, sino que coexistieron con ellos. Además, como los bárbaros estaban formados por varias familias, se repartieron Hispania de la siguiente manera:
- La Bética: para los vándalos silingos.
- La Lusitania y la Cartaginense: para los vándalos alanos.
- La Gallaecia: para los vándalos suevos y asdingos.
Ante esta invasión, el Imperio Romano, inmerso en conflictos con los visigodos que habían intentado ocupar Italia, no pudo hacer mucho. De hecho, Roma llegó a varios acuerdos políticos con los visigodos.
Mediante los foederati (pactos de convivencia) con Roma, los visigodos se comprometieron a expulsar a los bárbaros de Hispania. Así, entre 416 y 418, los visigodos lograron eliminar a los alanos y silingos, mientras que los suevos se hicieron fuertes en el noroeste. Los visigodos se retiraron, y los vándalos volvieron a controlar la Bética hasta el 429, año en que se trasladaron al norte de África para fundar su reino. Al mismo tiempo, los suevos, asentados en Galicia, consolidaron su posición en esa zona de Hispania y extendieron sus dominios hacia el sur por la Cartaginense, la Bética y la Lusitania, formando el Reino Suevo. Este reino fue finalmente sometido por el rey visigodo Teodorico II en 456, quien actuaba en virtud de los foedera con Roma. Teodorico II, también conocido como Teodorico el Grande, fue rey de los ostrogodos (norte de Italia). El término "visigodos" se utilizaría para aquellos que permanecieron en Hispania.
El Asentamiento de los Visigodos: Foedera, Hospitalitas y el Reparto de Tierras
El reino visigodo fue una entidad política establecida por el pueblo visigodo tras su asentamiento en la Galia Aquitania durante las invasiones germánicas. Este reino perduró durante buena parte de la Alta Edad Media, ocupando territorios en las Galias, Gallaecia e Hispania en diversas etapas. El reino galovisigodo (reino visigodo de Tolosa), con capital en Tolosa (Galias), se inició en 418 y duró hasta el 507. El reino hispanovisigodo (reino visigodo de Toledo), con capital en Toledo (Hispania), se extendió desde el 507 hasta la invasión musulmana de la península Ibérica en 711-725.
Reino Visigodo de Tolosa (418-507)
[editar]Artículo principal: Reino visigodo de TolosaEn 418, en virtud de un pacto (foedus) celebrado entre el emperador romano Honorio y el rey visigodo Walla, los visigodos se asentaron en la provincia
romana de Aquitania Secunda (Aquitania II), en el sur de las Galias. Por este acuerdo, los visigodos recibieron tierras donde establecerse, a cambio de la obligación de defender al imperio frente a los enemigos -las bagaudae y otros pueblos germánicos. A partir de dicho establecimiento se constituyó un regnum en suelo imperial, con capital en Tolosa, que perduró hasta la derrota de 507 en la batalla de Vouillé.Los reyes visigodos fueron colocados al frente de la Aquitania II, pero no como funcionarios imperiales, sino como titulares de poderes propios -no delegados del emperador en cuanto monarcas de los visigodos, que les permitieron acordar el foedus del año 418. A través de este pacto recibieron dicha provincia del emperador, para su administración y beneficio propio, aunque bajo la autoridad del prefecto del Pretorio de las Galias con sede en Arlés y, en último término del mismo emperador, bajo el compromiso de defensa de la misma. ¨ Así, los monarcas ejercieron las funciones que hasta aquella época habían correspondido a los funcionario del emperador -por ejemplo, los tributos pagados por los provinciales iban a parar a las arcas visigodas y a las del Imperio, administrando la provincia y asumiendo las tareas que de ello se derivaban. Esta situación se mantuvo, con ciertas vicisitudes, hasta la caída del Imperio Romano en 476.El reino visigodo de Tolosa se caracterizó, en general, por su inestabilidad política, derivada del carácter electivo de la realeza -de raigambre germánica, mantenido durante su existencia, y que originó frecuentes divisiones y convulsiones internas, asesinatos de los reyes y pretendientes al trono, y venganzas del rey contra los nobles que no le habían prestado su apoyo para acceder al puesto.Desde esta etapa del reino visigodo se intentó consolidar y fortalecer la monarquía frente a la nobleza. Primero, a costa del poder político ostentado por la misma nobleza y, posteriormente, estructurándola sobre la base de las instituciones romanas. A dicho fortalecimiento contribuyeron los éxitos en el campo militar alcanzados por los reyes y la tendencia a la implantación de un sistema de sucesión hereditaria, situación que se dio de facto desde Teodorico I -sucedido por sus hijos Turismundo, Teodorico II, Eurico y su nieto Alarico II-.En la organización del reino se adoptaron y aprovecharon diversas instituciones romanas; así, la corte real tolosana se habría asemejado formalmente al Palatium imperial, fusionando elementos romanos, tales como el comes stabuli y domus dominica, y germánicos, como el comes armiger y spathariorum.La figura cúspide del reino visigodo de Tolosa fue Eurico (466-484), que accedió al trono tras asesinar a su hermano Teodorico II. Se apoderó de diversos territorios en las Galias e Hispania, salvo la Gallaecia. En las Galias combatió a los francos y sajonesEn 507, Alarico II fue derrotado en Vouillé por los francos bajo Clodoveo, perdiendo todas sus posesiones al norte de los Pirineos excepto la Septimania.Interregnum visigodo (507-549) Tras la batalla de Vouillé se abre un período de dominación e influencia ostrogoda en el reino visigodo. Teodorico el Grande va a ejercer una hegemonía sobre el joven Amalarico -hijo de Alarico II- y nombrará a los reyes Teudis y Teudiselo. Teudis se va a revelar contra el poder ostrogodo y pondrá los cimientos del futuro Reino visigodo de Toledo.Reino visigodo de Toledo (549-725) Bajo el reinado de Atanagildo, se instalaron los bizantinos en el Levante, y no serían expulsados hasta el reinado de Suintila en el 625. Durante el reinado de Leovigildo se consolida el estado visigodo, al que se incorpora el reino suevo. Su sucesor Recaredo se convierte al cristianismo en el III Concilio de Toledo.El rey Recesvinto (hacia 654) promulgó el Liber Iudiciorum. Los Concilios de Toledo se convirtieron en la fuerza principal del estado visigodo, como consecuencia del debilitamiento de la monarquía.