Oradores famosos de Roma

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La historiografía es el género en prosa más importante de la literatura romana por el número, calidad y variedad de obras. Esto se debe a que los romanos utilizaron la historia como instrumento político y no dudaban en manifestar sus propias opiniones en sus escritos. El historiador más antiguo fue M. Porcio Catón. Su obra “Orígenes” trataba sobre la historia de Roma y de Italia desde los tiempos primitivos. Posteriormente, en la época de la república a la par que empezaba el siglo I. A.C nacía Julio César. Desempeñó un importante papel en la historia política y militar de su época. Constituyó con Craso y Pompeyo un trío de líderes políticos, conocido como “primer triunvirato”. Dominaron Roma hasta que César, tras conquistar las Galias se enfrentó al Senado y provocó la primera Guerra Civil. César se hizo con el poder y se convirtió en dictator. Acabó asesinado en el Senado en los Idus de Marzo del año 44 a.C. Sus dos obras son “Comentarios sobre las guerras de las Galias” y “Comentarios sobre la Guerra Civil”. Ambos informes de campaña y el último una justificación de su actuación en la Guerra Civil. Alterna narración de batallas con lecciones de estrategia y su propio pensamiento político. Domina un estilo elegante y preciso, siempre subjetivo. Gracias a él conocemos este periodo tan turbulento de la historia de Roma y esto le ha convertido en uno de los clásicos indiscutibles de la literatura latina. Salustio, nacido en el siglo I a.C, tuvo una vida política agitada. Partidario de César, fue premiado por este con el cargo de gobernador en el norte de África. Conservamos dos obras completas: “La conjuración de Catilina” y “La guerra de Yugurta”. En la primera analiza los antecedentes, desarrollo y conclusión del intento de Golpe de Estado por parte de Catilina. Y en la segunda narra la guerra de Roma contra Yugurta, rey de Numidia. Domina la retórica romana y tiene un estilo muy personal, utiliza un tono enérgico y es el autor pionero en utilizar las técnicas básicas del historiador moderno, siendo Salustio una gran referencia desde entonces. Ahora hablaremos de los autores que pertenecen a la época del Imperio. Empezando por Tito Livio, que nacíó en el S. I .A.C, teniendo cierta relevancia en el siglo I. D.C.


Nacíó en la reciente conquistada Galia, cursó sus estudios en Roma y vivíó de joven la época de la república. Su obra consistía en 142 libros que abarcaban desde la fundación de Roma hasta la época de Augusto. Se publicaba en tomos de diez libros y por ello tomó el nombre de décadas. Adquiríó la consideración de obra fundamental, enseñándose en escuelas y teniendo una gran influencia tanto en sus días como posteriormente, llegando incluso hasta influir en los autores ilustrados previos a la revolución francesa. Tácito, nacido igualmente en territorio de la Galia, en el siglo I d.C., escribíó importantes obras de retórica y tras casarse iniciaría su carrera política. Escribíó tanto en “Annales” como en las “Historiae” la historia reciente, siendo riguroso y objetivo. Tenía acceso a toda la información del Estado y dominaba la retórica excepcionalmente, lo que ayudó a que escribiera una de las obras latinas más perfectas tanto desde el punto de vista historiográfico como desde el literario.


El teatro romano era teatro en verso, y se solía acompañar por música. Surge de la adaptación de los esquemas dramáticos griegos. Se desarrolló principalmente entre los siglos III y II a.C. Primero los hacían de madera, y después de piedra. Los actores siempre eran hombres y actuaban con máscaras y pelucas. Los subgéneros más importantes son la comedia y la tragedia.
La comedia tiene como personajes a personas de la calle, mientras que la tragedia presenta a héroes y dioses. Solamente han llegado a nosotros las obras de Plauto y Terencio, y las tragedias de Séneca.

LA COMEDIA

Basada en la comedia nueva griega, toma los temas de esta adaptándolos a las costumbres y el carácter romano.

PLAUTO

Nacíó en el S III a.C en el seno de una familia pobre en el noreste de Roma, por lo que acudíó a la capital en busca de fortuna y la encontró como organizador y director de espectáculos teatrales. Aprendíó griego y escribíó sus obras teatrales basándose en el repertorio de la comedia griega, convirtiéndose muy popular en Roma. Nos han llegado 21 obras suyas, entre las que destacan: Aulularia, Amphitrion, Miles gloriosus, Rudens, etc. La producción de Plauto se caracteriza por su poca complejidad, un magnífico sentido del humor y del espectáculo y por unos personajes planos. Sus textos desprenden alegría y los personajes se atreven a burlarse de sí mismos. Sus temas y obras han sido representados e imitados hasta nuestros días.

TERENCIO

Su nacimiento coincide con la muerte de Plauto, en 185. A.C. Se ganaría el favor del público como sucesor de este. Nacíó en el norte de África. Llegó a Roma como esclavo pero un Senador le devolvíó su libertad. En su obra Plauto es más respetuoso con sus modelos griegos. El resultado es una serie de comedias, de las que conservamos seis: Entre ellas El eunuco, Hecyra, Andriana y Formión. El tono más serio de sus comedias le dio menos éxito que el de Plauto.

LA TRAGEDIA

En cuanto a la tragedia, destaca Séneca, nacido a finales del S. I a.C. En Córdoba. Hijo de un famoso abogado y profesor de retórica. Se ocupó de los estudios del futuro emperador Nerón. Durante los primeros años del reinado de este, Séneca fue su persona de confianza, haciéndose muy rico por ello. Al final, su antiguo discípulo le condenó a muerte, cortándose las venas él mismo. Destacó en la tragedia, género no demasiado popular en Roma. Séneca imitó los grandes trágicos griegos, destacando el ciclo troyano, Edipo, Las fenicias, etc. Los temas tratados son políticos o filosóficos. Y fue un teatro muy literario, muy retórico y hecho más para ser leído que representado.

Oratoria


Solo los jóvenes de familias acomodadas accedían a la enseñanza superior, que se impartía en las escuelas de retórica. El rhetor enseñaba a sus discípulos la técnica oratoria.
Los alumnos compónían, memorizaban y recitaban discursos sobre temas ficticios. El maestro corregía la pronunciación, el tono de voz, los gestos y demás defectos que observase. Los ejercicios se llamaban suasoriae y controversiae. Las suasoriae eran consultas imaginarias que los alumnos hacían a personajes famosos. Las controversiae eran prácticas oratorias de contenido jurídico. Estos ejercicios desarrollaban la agilidad mental y facilidad de palabra que les ayudarían a exponer los argumentos de modo más adecuado. Eran el entrenamiento del futuro abogado o político. Su formación se completaba en el Foro donde escuchaban discursos de oradores famosos. Tuvieron su época dorada durante la república y con la llegada del Imperio, al cesar las rivalidades políticas, disminuyó la actividad oratoria. Marco Tulio Cicerón En el S. I a.C nacíó en Arpino uno de los más grandes oradores, Marco Tulio Cicerón. Venía de una familia de clase media y completó su formación en Grecia. En su época, que se corresponde con el final de la república, se dieron muchas convulsiones como la guerra social por la ciudadanía romana, la rebelión de los esclavos al mando de Espartaco o la conjuración de Catilina entre otras. Tomando parte Cicerón de algunos de estos sucesos, como la conjuración de Catalina, que le costaría la vida a manos de los sicarios de Marco Antonio. Cicerón desarrolló una actividad intelectual incesante y una vida política intensa. Escribíó una gran producción literaria que hoy clasificamos en cuatro grupos: Discursos, obras retóricas, obras filosóficas y cartas.
DISCURSOS – Es el mayor representante de los oradores romanos. Sus maestros fueron Antonio y Craso. Cicerón supo aunar todas las técnicas oratorias y supo adaptarse a las circunstancias. Sus discursos los podemos dividir en judiciales, pronunciados ante un tribunal, como defensor o como acusador, y políticos, pronunciados en el Senado o en el Foro. Algunos de sus discursos más importantes son: - Las catilinarias: Catilina, tramando una conjuración para hacerse con el poder, es criticado por Cicerón en estos cuatro discursos que le traerían una gran gloria. - Pro Archia Poeta: Mientras defiende al poeta griego Arquías hace elogio de las letras y de la poesía.
- Las Filípicas: Contra Marco Antonio. Son 14 discursos y serían, para muchos, sus mejores piezas oratorias. También ha escrito las mejores obras sobre retórica, donde la teoría y la práctica se funden en sus obras. Algunas de estas son: - Brutus: Una historia de la elocuencia en Roma. Desde los inicios hasta su misma época. - De oratote y Orator: Sobre la formación del orador y de la técnica del discurso.
La obra dice que el perfecto orador debe tener disposición natural, cultura profunda y conocimientos de técnica discursiva. Se cuidaba desde el tono de voz hasta los gestos e inflexiones que se realizaban durante el discurso. Cicerón también escribíó obras filosóficas y cartas.

QUINTILIANO:

Nacido en la Hispania Tarraconense durante la época imperial. Llegó en Roma a ser abogado famoso y abríó allí una escuela de retórica, cobrando por ello. El emperador Domiciano le confió la educación de sus sobrinos y Trajano le honró con su amistad. Se caracterizó por su honradez profesional y una entrega entusiasta a la formación de la juventud. Su obra De institutione oratoria es un tratado en doce libros acerca de la formación del orador. Reflejo de su experiencia en práctica judicial y de rhetor. Une moral y elocuencia. Su entusiasmo como profesor de retórica le impidió ver que la decadencia de la oratoria obedecía a causas sociales y políticas contra las que no podía luchar. Como Cicerón, exige al orador una vasta cultura. Quiere enseñar cosas útiles para la vida profesional. Es partidario del esfuerzo continuo, regular y progresivo, desde muy pequeños. Se preocupa mucho por la moral y recomienda la elocuencia natural sin adornos.

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