El Ocaso del Imperio Colonial Español: Cuba, Puerto Rico y la Guerra de 1898
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Los restos del imperio colonial español tras la pérdida de América continental a principios del siglo XIX consistían en las dos grandes islas del Caribe: Cuba y Puerto Rico, además de las islas Filipinas y Marianas, un conjunto de islotes y pequeños archipiélagos dispersos. La situación de Cuba y Puerto Rico presentaba unos rasgos coloniales muy peculiares: ambas islas, situadas en las cercanías de Estados Unidos, tenían una vida económica basada en la agricultura de exportación (azúcar de caña y tabaco) y aportaban a la economía española un flujo continuo de beneficios debido a las fuertes leyes arancelarias que Madrid imponía a esas colonias.
La Insurrección Cubana
En 1868 comenzaron en Cuba los movimientos autonomistas, dirigidos por Manuel de Céspedes, que dieron comienzo a la lucha por la abolición de la esclavitud en plantaciones e ingenios azucareros y por la autonomía política. A finales de la década de 1890, varios factores empezaron a minar el sistema de la Restauración: el enfrentamiento entre los dirigentes políticos del sistema, una relativa depresión económica y, sobre todo, la guerra de Cuba.
Desde 1868, las insurrecciones cubanas habían sido casi permanentes. Estados Unidos pretendía sustituir a los españoles en el dominio de la isla y, con este propósito, apoyó a los grupos insurgentes e independentistas.
La Guerra de 1898 y sus Consecuencias
En la batalla naval de Santiago de Cuba (1898), la flota española sucumbió ante la potencia de los barcos de Estados Unidos. El gobierno español no tuvo más opción que pedir la paz, por lo que España perdía definitivamente todas sus posesiones de ultramar: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y las islas Marianas.
La pérdida de los restos del imperio español, desde la perspectiva económica, no solo no supuso un desastre, sino que, al contrario, la financiación de la guerra permitió al ministro Fernández Villaverde acometer algunas reformas en los tributos y en la emisión de deuda, que posibilitaron un saneamiento de la Hacienda. Se produjo una repatriación importante de capitales y, por otro lado, no se perdieron los mercados latinoamericanos.
Sin embargo, la derrota y pérdida de unos 50.000 combatientes produjo una conmoción inmensa en la sociedad española. Tanto políticos republicanos y socialistas, que habían criticado la política colonial canovista, como intelectuales de la talla de Joaquín Costa, promovieron una profunda revisión de la situación de España que se resume en:
- Una crisis de la conciencia nacional, que se expresaría a través de la llamada Generación del 98.
- Unas propuestas de reforma y modernización política (Regeneracionismo).
- Los nacionalismos periféricos en la Península adquirieron mayor empuje y protagonismo a raíz de estos hechos.
Se demostraban, en conclusión, las limitaciones del régimen de la Restauración para afrontar los problemas de la modernización y el progreso de España, y se señalaban las cuestiones y problemas sociales que iban a marcar la historia del siglo XX.