Obras Maestras del Arte Barroco: Velázquez, Versalles y Más
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Las Meninas
Velázquez (1656) - Museo del Prado
Las Meninas, la obra más célebre de Velázquez, fue pintada en 1656. En ella, el artista sevillano se autorretrata con la Cruz de la Orden de Santiago, honor que recibió en 1659. Se cree que la cruz fue añadida posteriormente, posiblemente por el propio Felipe IV. La escena se desarrolla en el Cuarto del Príncipe del Alcázar de Madrid, una estancia con escalera y cinco ventanas (aunque originalmente eran siete). Al fondo, se aprecian pinturas mitológicas de Martínez del Mazo, copias de originales de Rubens.
La composición presenta a once figuras, la mayoría identificadas. Presidiendo la escena, la infanta Margarita, flanqueada por las meninas María Agustina Sarmiento e Isabel de Velasco. A la izquierda, Velázquez con sus pinceles frente a un gran lienzo. A la derecha, los enanos Mari Bárbola y Nicolasillo Pertusato, este último jugando con un perro. Tras la infanta, doña Marcela Ulloa y un guardadamas desconocido. En el espejo, se reflejan Felipe IV y Mariana de Austria. Cerrando la composición, el aposentador José Nieto.
Algunos sugieren que Velázquez retrataba a los reyes, reflejados en el espejo. La técnica empleada destaca por la luz que inunda el primer plano desde la ventana derecha. La infanta, centro de la composición, parece flotar. Las figuras del segundo plano quedan en semipenumbra, mientras que al fondo, un nuevo foco de luz ilumina al aposentador.
La pincelada suelta y empastada anticipa el Impresionismo. Predominan los tonos plateados, con toques de rojo en la Cruz de Santiago, la paleta del pintor, el búcaro y las vestimentas de la infanta, Isabel de Velasco y Nicolasillo. La perspectiva aérea crea profundidad, difuminando los contornos, especialmente al fondo. La escena parece extenderse al espacio del espectador.
Las Hilanderas
Velázquez (1657) - Museo del Prado
Las Hilanderas, también conocida como La fábula de Aracné, es una obra enigmática pintada en 1657. En primer plano, cinco mujeres preparan lanas. Al fondo, otras cinco, ricamente vestidas, ante un tapiz que representa la fábula de Aracné y Atenea. Velázquez utiliza la fábula para elevar la pintura a la categoría de arte liberal.
Otra interpretación sugiere que la escena representa el obrador de la Fábrica de Tapices de Santa Isabel. Independientemente del tema, la obra destaca por la sensación de movimiento, como en la rueca y la figura devanando lana. El efecto atmosférico y la pincelada suelta, con manchas como en el gato y el rostro a contraluz, anticipan el Impresionismo. La luz proviene de la derecha, creando una luminosidad admirable con una paleta limitada. Los añadidos posteriores a la obra no disminuyen su interés.
Columnata de San Pedro in Montorio
Bramante (1500-1550) - Roma
El Templete de San Pietro in Montorio, encargado por los Reyes Católicos en 1503, representa el ideal bramantesco. Consta de dos pisos: una cripta circular sobre la roca del martirio de San Pedro y un edículo cilíndrico rodeado por una columnata toscana. Inspirado en tholoi griegos y templos romanos circulares, el cilindro se convierte en tambor con ventanas y termina en una cúpula semiesférica. A pesar del patio rectangular (en lugar del circular ideado por Bramante), el Templete transmite monumentalidad clásica, fusionando influencias grecorromanas y cristianas.
Existen dos patios monumentales: el de San Dámaso, de cuatro plantas, con las Logias pintadas por Rafael y sus discípulos; y el del Belvedere, con una concepción perspectiva que se extiende desde la Torre Borgia hasta el mirador construido por Antonio del Pollaiolo.
Palacio de Versalles
Le Roy, Le Vau, Mansart (1662 y posteriores) - Francia
El Palacio de Versalles, cumbre de la arquitectura palaciega europea, escenifica el poder absoluto. Luis XIII encargó a Philibert le Roy un palacete en Versalles. Luis XIV lo amplió en tres etapas. Le Vau (1661-1678) añadió alas al patio original. Posteriormente, envolvió el palacio con una estructura en U, convirtiendo el patio de mármol en el núcleo. Mansart (1678-1715) construyó dos alas perpendiculares, retranqueadas para mantener la armonía visual. La Galería de los Espejos, el salón más representativo, surgió de la imposibilidad de remodelar la fachada del parque.
Mansart también diseñó la capilla, una estructura casi independiente con tres naves y dos plantas. El Grand Trianon, con columnata abierta y alas de dos plantas, fue construido por Mansart en seis meses para los encuentros "secretos" de Luis XIV.