La novela y el teatro en la historia de España

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La novela desde 1975 hasta la actualidad

Tras la muerte de Franco, a partir de 1975 se experimenta una transformación en la vida cultural y literaria a partir de los siguientes elementos:

  • Desaparición de la censura.
  • Recuperación de autores exiliados.
  • Apertura hacia la literatura extranjera (europea y americana).

Se produce una variedad temática y estética. La novela La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza en 1975 marca el cambio de narrativa donde la trama y el argumento pasan a ser el eje. Junto a autores como Álvaro Pombo o Julio Llamazares, marca el camino de la narrativa actual con las siguientes tendencias:

  • Metanovela: reflexión sobre los aspectos teóricos de la novela con la propia creación literaria como tema. Como ejemplo, El cuarto de atrás, de Carmen Martín Gaite.
  • Novela histórica: el argumento se desarrolla en una época anterior marcada por acontecimientos históricos sobre los que se ha documentado el autor. Destacan las sagas de Pérez-Reverte de El capitán Alatriste y Falcó o las novelas de Matilde Asensi. Hay numerosas publicaciones en torno a la Guerra Civil como La voz dormida de Dulce Chacón. En algunos casos, no ha transcurrido mucho tiempo desde la época tratada, como ocurre con la novela Patria, de Alberto Aramburu.
  • Novela policíaca: por influencia de la novela negra europea y norteamericana, autores españoles escriben en torno a un policía que debe investigar sobre un crimen. Destaca la serie de Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán.
  • Novela neorrealista o de la generación X: centrada en la conducta de los jóvenes adolescentes. Estuvo muy de moda desde la caída del muro de Berlín (1989) hasta el 11S (2001). Como ejemplo, podemos citar Historias del Kronen de José Ángel Mañas.
  • Novela lírica: marcada por su calidad técnica y la búsqueda de perfección formal. Destaca La lluvia amarilla de Julio Llamazares o la producción de Terenci Moix y Antonio Gala.
  • Novela culturalista: analiza aspectos de la cultura occidental desde un punto de vista culto como es el caso de La tempestad de Juan Manuel de Prada.
  • Novela de pensamiento: a medio camino entre la novela y el ensayo, ofrece puntos de vista sobre preocupaciones del autor y de la sociedad en general. Antonio Muñoz Molina o Javier Marías son autores ligados a esta tendencia.

Durante las últimas décadas se ha producido una gran proliferación de títulos cuya calidad literaria está en el aire, pero que en ocasiones cuenta con el respaldo de editoriales y premios por su vocación comercial. Los estudios todavía tienen pendiente por determinar lo que permanecerá en la historia de la Literatura y lo que no.

La novela de 1939 hasta 1974

La Guerra Civil generará una división en la Literatura española y en la novela, ya que un importante grupo de escritores partidarios de la República, se exilian, y otros se mantendrán defendiendo los intereses del bando nacional. Entre los exiliados, que expondrán el desarraigo y la nostalgia en su obra, destacarán Raúl J. Sender, Max Aub, Francisco Ayala o Rosa Chacel. Uno de los más activos será Raúl J. Sender, que pasaría de actitudes más revolucionarias hasta una novela de corte histórico y autobiográfico. Dedicaría espacio a la Guerra Civil en su saga Crónica del alba, compuesta por nueve libros. Otra obra narrativa de carácter autobiográfico que se lleva a cabo desde el exilio y que muestra un conflicto, en este caso la guerra contra Marruecos y el golpe de Estado de Primo de Rivera, es La forja de un rebelde, de Arturo Barea.

Años 40

Los novelistas de esta década no tienen acceso a las tendencias europeas y se impone una novela triunfalista que exalta el régimen. Sin embargo, hay una novela que rompe este panorama. Se trata de La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, que en 1941 abre el camino de la narrativa existencial donde se muestran problemas sociales y políticos, aunque nunca afrontados directamente por la actuación de la censura. Autores como Carmen Laforet, Miguel Delibes o Gonzalo Torrente Ballester participarán de esta tendencia. La creación en 1945 del Premio Nadal supondrá un espaldarazo para muchos de estos escritores. De hecho, su primera ganadora será Carmen Laforet con la obra Nada, enmarcada en la Barcelona de la Posguerra y la llegada a la ciudad de una joven procedente de un entorno rural. La división que vive el propio país se sufre en el mismo seno familiar.

Años 50

Una nueva generación de escritores se suma a los anteriores para escribir una novela más abiertamente social. El tema central de las novelas son los conflictos sociales, con un estilo coloquial en contextos reconocibles por el lector. El cambio lo inicial La colmena, de Camilo José Cela, en 1952 y atraviesa dos etapas:

  • Enfoques personales, cercanos a la novela existencial anterior con Ana María Matute, Ignacio Aldecoa y Rafael Sánchez Ferlosio.
  • Carácter más social y hasta político: López Pacheco y López Salinas.

Las novela más significativa de esta etapa es El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio, una novela que desarrolla una jornada de un domingo de verano junto al río con las vivencias de un grupo de jóvenes y de las gentes de una de las ventas del lugar. La novela está formada por diálogo casi en su totalidad con técnicas muy objetivas. Otro de los libros destacados es Entre visillos, de Carmen Martín Gaite, donde se muestra la vida de las jóvenes casaderas de una ciudad de provincias.

Años 60

La narrativa española se abre definitivamente a la tendencia europea, haciéndose más experimental con un lenguaje más literario. Los autores juegan con los puntos de vista, la estructura, la acción y los personajes. Se producen varios impactos como los provocados por Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, donde un joven médico destinado a la investigación del cáncer se ve envuelto en una muerte en una chabola de un suburbio de Madrid. Su autor, que solo escribió esta novela, muestra una narrativa inédita hasta el momento en España. Otros títulos importantes son Señas de identidad, de Juan Goytisolo y Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes.

El teatro de 1936 hasta la actualidad

Entre 1940 y la actualidad transcurre casi un siglo entero en el que se han sucedido diferentes épocas históricas con sus correspondientes tendencias teatrales. Entre ellas destacaremos las siguientes:

El teatro de humor es la corriente más importante del teatro de posguerra. Los años que siguen a la Guerra civil española (1936-39) están marcados por el hambre, la represión política y el aislamiento internacional. El teatro se vio afectado por la censura y sirvió como medio para evadirse de los problemas políticos y sociales. Sus autores más destacados fueron:

  • Enrique Jardiel Poncela, cuyo teatro presenta personajes de la época enfrentados a situaciones disparatadas que lo acercan al teatro del absurdo. Entre sus obras destacamos Eloísa está debajo de un almendro (1940).
  • Miguel Mihura, cuyo humor también deriva de situaciones absurdas y de diálogos ilógicos. Entre sus obras podemos destacar Tres sombreros de copa (1952) y Maribel y la extraña familia (1959).

El teatro realista. En los años 50 aparece un teatro social que pretende reflexionar sobre los problemas de España y la situación de las capas más humildes de la sociedad.

  • Buero Vallejo pretende influir con sus obras en la actitud de los espectadores ante su propia existencia desarrollando situaciones que acaban de forma dramática debido a la actitud pasiva o incorrecta que mantienen los personajes. Es el caso de obras como Historia de una escalera (1949) o El tragaluz (1967). Otras obras suyas tratan el tema de España, la libertad política y la justicia y la dictadura.
  • Otros autores de representativos de este teatro fueron Alfonso Sastre, con su obra La taberna fantástica (1966) o Martín Recuerda con Las salvajes en Puente San Gil (1960).
  • Tras la muerte de Franco triunfa un teatro neorrealista, que refleja de forma crítica los problemas presentes y pasados de España, mezclando elementos nostálgicos con otros cómicos o poéticos . Entre estas obras podemos destacar Bajarse al moro (1985) de Alonso de Santos, Las bicicletas son para el verano (1977) de Fernán Gómez o Ay, Carmela (1987) de Sanchis Sinisterra.

El teatro vanguardista:

  • En los años sesenta y setenta se asimilan corrientes experimentales del teatro extranjero como el “teatro de la crueldad” de Artaud o el teatro del absurdo de Ionesco o Beckett. Surge así una nueva vanguardia teatral. Su audacia formal los alejó del público mayoritario y les impidió estrenar durante el franquismo. Podemos mencionar en esta línea a Fernando Arrabal, con Pic-nic (1952) o a Francisco Nieva con Pelo de Tormenta (1973).
  • También podemos incluir aquí a los grupos independientes de actores que se asociaban para crear sus propias compañías a partir de los años setenta. Unieron las tendencias vanguardistas y las populares representando un repertorio creado por ellos mismos para representarlo en pequeñas salas o en la propia calle. Entre estos grupos podemos destacar Els Joglars, Els Comediants o La fura dels baus.

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