Novecentismo y Vanguardias: Movimientos literarios en España
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T-3: NOVECENTISMO Y VANGUARDIAS
1. NOVECENTISMO
Entre 1914 y el comienzo de la Guerra Civil alcanza su esplendor un grupo de intelectuales (no solo escritores) agrupados bajo la denominación de novecentismo o generación del 14, porque en ese año sucedieron hechos decisivos en su formación (primera guerra mundial). Son intelectuales liberales que pretenden la modernización de la sociedad y el acercamiento a Europa:
- Novelistas: Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala, Wenceslao Fernández Flórez.
- Ensayistas e intelectuales: José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, y Eugenio D’Ors.
- Poetas: Juan Ramón Jiménez.
Fue Eugenio D’Ors quien acuñó, en catalán, el término “noucentisme”, para designar su nueva estética reivindicativa del nuevo siglo y su rechazo de la del siglo XIX, tanto del Romanticismo como del Realismo.
Las características del nuevo movimiento son:
- Intelectualismo frente al sentimentalismo. La obra tiene que deshumanizarse y existir como algo independiente.
- Europeísmo, rechazo del casticismo de la generación del 98, y, por tanto, reflexión serena, alejada del dramatismo noventayochista, sobre la necesidad de modernizar España.
- Presencia en la vida cultural y política, basada en la convicción de que las minorías mejor preparadas deben orientar la marcha de la sociedad. Estos autores son hombres públicos, participan en las instituciones, son políticos, profesores o periodistas.
- Ideal universalista, cosmopolita, y preferencia por la cultura urbana.
- Esteticismo, distanciamiento entre el arte y la vida.
- Preocupación formal: interés por la “obra bien hecha”. Con estos presupuestos, practican una literatura orientada a la serenidad clásica, con un lenguaje depurado y selectivo y un público minoritario. Se inclinan preferentemente por la prosa poética, la poesía y el ensayo.
En el ENSAYO destaca Ortega y Gasset
(Madrid-1883-1955), filósofo, autor de La deshumanización del arte (1925), Ideas sobre la novela (1925). Las cuestiones de estética y crítica literaria fueron objeto de sus reflexiones en Meditaciones del Quijote.
Otros ensayistas destacados son Eugenio D’Ors, De la amistad y del diálogo (1914), conferencia en la Residencia de estudiantes de Madrid; Gregorio Marañón (Madrid, 1887-1960) fue miembro de diversas academias, como la de Medicina, la de la Historia y la Real Academia Española. Sus ensayos gozaron de gran prestigio internacional.
En el terreno de la NOVELA
los novecentistas llevan a cabo una renovación basada en la fusión de lo narrativo y lo ensayístico, la originalidad en el tratamiento de las estructuras y el lenguaje y la preferencia por la vida urbana y moderna. Destacan la novela intelectual y crítica de Ramón Pérez de Ayala (Oviedo, 1880-1962) donde los personajes y los discursos están a disposición de los problemas de moral, estética, filosofía y política. Tinieblas en las cumbres (1907), La pata de la raposa (1911), Troteras y danzaderas (1913), protagonizadas las dos últimas por el alter ego del autor, Alberto Díaz de Guzmán. Tigre Juan y su continuación El curandero de su honra (1926), obras de mayor madurez narrativa.
La novela lírica, con una prosa artística llena de sugerencias y sensaciones, de Gabriel Miró (Alicante, 1879-Madrid, 1930). Sus obras: Las cerezas del cementerio, El libro de Sigüenza (1917), Figuras de la pasión del Señor (16-17) Nuestro padre San Daniel (1921), y su continuación El obispo leproso (sus mejores obras). Por otra parte, Wenceslao Fernández Flórez practica una novela humorística y casi esperpéntica que manifiesta crítica y pesimismo; su mejor obra es El bosque animado.
En POESÍA
los posmodernistas inician el camino hacia una poesía pura, desprovista de anécdota y de sentimentalismo y centrada en la perfección formal. La gran figura es JUAN RAMÓN JIMENEZ (Moguer, Huelva, 1881- Puerto Rico,1958) quien plantea su poesía como una búsqueda de belleza y de eternidad. Él mismo distingue en su obra tres grandes etapas:
- Etapa sensitiva (hasta 1915). Refleja las tendencias intimistas y el tono melancólico, con obras como Arias Tristes y Jardines lejanos. Entre 1908 y 1915, Juan Ramón compone poemas que recoge “los ropajes del modernismo”, como los Sonetos espirituales (1915) A esta época corresponde su memorable Platero y yo, publicado en 1914 (y completo en 1917).
- Etapa intelectual (1916-1936). El estilo estaba depurado en búsqueda de la plasmación de lo esencial. Estío, Diario de un poeta recién casado (1916), Eternidades (1918).
- Etapa suficiente (1936-1958). En la poesía posterior, la del exilio, Juan Ramón va todavía más allá en esa búsqueda de la belleza en su profunda esencialidad: La estación total (1944), y Animal de fondo (1949).
RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA (Madrid, 1888- Buenos Aires, 1963)
Este escritor es el eslabón entre el Novecentismo y los movimientos de vanguardia, que introduce en España con su traducción, en 1909, del Manifiesto futurista de Marinetti. Además de escribir peculiares novelas, ensayos y obras teatrales, destaca por sus greguerías, piezas breves que él mismo definió como una mezcla de humor más metáfora. En ellas muestra perspectivas inéditas de la realidad, buscando la sorpresa y acercándose al absurdo. Autor prolífico, algunas de sus obras: La utopía (1909), El lunático (1912), El torero Caracho (1926), Seis falsas novelas (1927), El caballero del hongo gris (1928), Goya (1928), Azorín (1942) y Automoribundia (1948), de carácter autobiográfico.
JOSÉ MORENO VILLA (Málaga, 1887-Méjico, 1955). Considerado un autor de transición entre la Generación del 98 y la del 27, se caracterizó por su estilo sobrio e intelectual. Destacar: Garba (1913), El pasajero (1914), poemarios, y Cornupia de Méjico (1940), ensayo.
FERNANDO VILLALÓN (Sevilla, 1881- Madrid, 1930). Fundador en Huelva de la revista literaria Papel de Aleluyas. Poeta tardío, escribió la totalidad de su obra en cuatro años. En ella recreó temas propios del folclore y la tradición andaluzas en un estilo muy próximo al gongorismo. Uno de sus poemarios: Andalucía la baja (1927).
LEÓN FELIPE (Zamora, 1884-Méjico, 1968) Se le sitúa a caballo entre la Generación del 98 y la del 27. Versos y oraciones de caminante (1920) es su primer libro de poesía. Escribió, además, La insignia (1936) y Pescador de caña (1938).
WENCESLAO FERNÁNDEZ FLÓREZ (A Coruña, 1885- Madrid, 1964).
Su producción novelística está caracterizada por el lirismo, la sátira social, la visión irónica de los valores humanos y la exaltación del ámbito rural gallego. Obras: La procesión de los días (1914), Relato inmoral (1927), El malvado Carabel (1931) y El bosque animado (1943), la novela más renombrada de todas.
2. LAS VANGUARDIAS EN ESPAÑA
Las vanguardias europeas del período de entreguerras (futurismo, expresionismo, cubismo, dadaísmo, surrealismo) llegaron a España, de la mano de Ramón Gómez de la Serna, con su afán de romper con las tradiciones y difundiéndose con gran rapidez gracias a la publicación de varias revistas y la activa participación de los autores en las tertulias. Tras una primera fase optimista y marcada por la deshumanización del arte, en la que triunfan el ultraísmo y el creacionismo (1918-1925), se pasa por una rehumanización (vuelta a la expresión de contenidos humanos, en este caso oníricos y del subconsciente) marcada por el surrealismo (1925-1930). Después, las urgencias políticas de los años 30 harán que las vanguardias en España se vayan diluyendo.
El ultraísmo. Se basa en la metáfora, prescinde de ornamentos superfluos, usa neologismos y tecnicismos (futurismo), presenta imágenes chocantes (dadaísmo) y dispone los poemas de forma plástica (cubismo). Su principal impulsor y figura fue Guillermo de la Torre, autor del libro Hélices (1923).
El creacionismo, introducido en España por el poeta chileno Vicente Huidobro a partir de 1918, defiende la pérdida de referencia a la realidad del lenguaje como medio para alcanzar la belleza, suplantando la realidad por símbolos lingüísticos de gran belleza. Influyó fuertemente en un poeta del 27, Gerardo Diego.
Finalmente se introdujo el surrealismo, con su idea de hacer aflorar, mediante imágenes irracionales y la escritura automática, el mundo del subconsciente. El surrealismo en España fue menos radical que el francés, y supuso una reacción frente a la poesía pura de Juan Ramón. Influyó en poetas del 27 como Lorca, Alberti, Cernuda y, sobre todo, en Vicente Aleixandre.