Nietzsche: Crítica al Cristianismo, Nihilismo y Transmutación de Valores
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Crítica de Nietzsche al Cristianismo: Muerte de Dios y el Superhombre
Nietzsche considera la cultura occidental como el resultado del triunfo de la moral cristiana. Esta moral, a diferencia de la moral de los señores (basada en el poder y la fuerza), surge de la envidia hacia los poderosos. Así, se produce una inversión de valores, donde la moral de los esclavos convierte al humilde y al débil en el "hombre bueno", amado por Dios, mientras que el orgulloso y poderoso es considerado "malo".
De esta manera, el cristianismo impide que los individuos poderosos sobresalgan, lo que provoca la decadencia y debilidad general. Además, la noción de pecado genera un sentimiento de culpa que lleva al hombre a renunciar a sus instintos. La religión, por tanto, impulsa al hombre a huir de esta vida y buscar la felicidad en el más allá.
La crítica de Nietzsche culmina con el anuncio de la muerte de Dios, el mayor acontecimiento de la historia. Este evento supone el derrumbamiento de los pilares de la cultura occidental y la liberación del hombre de los valores tradicionales.
Comienza una nueva historia, para la cual es necesario el superhombre. Este individuo asume la muerte de Dios, lleva a cabo la aniquilación de los valores tradicionales y crea sus propios valores. El superhombre abraza el lado trágico de la vida, la voluntad de poder y el eterno retorno, estableciendo como bueno aquello que le fortalece y como malo lo que le debilita.
El Nihilismo y la Transmutación de Valores
El nihilismo es la consecuencia de la muerte de Dios, que produce desorientación en el hombre. La disolución de los valores tradicionales y de todo lo que guiaba al ser humano (Dios) genera esta desorientación.
El hombre se encuentra con una vida carente de sentido, ya que todo en lo que creía se revela como falso. Esto lleva a la desesperación, lo que Nietzsche denomina nihilismo pasivo.
Frente al nihilismo pasivo, Nietzsche propone el nihilismo activo, que consiste en la destrucción de los antiguos valores. Este nihilismo activo se caracteriza por una gran voluntad de poder y supone la liberación del hombre, centrándolo en este mundo.
Para superar el nihilismo, es necesario llevar a cabo la transmutación de valores. Este proceso se realiza con la llegada del superhombre y la superación del último hombre. La transmutación se basa en la voluntad de poder, donde "bueno" será lo que favorece la vida y "malo" lo que la debilita. El hombre decide en cada momento qué es bueno y qué es malo.
Estos nuevos valores serán herméticos, ya que no habrá una única interpretación del "mal" y del "bien", sino múltiples interpretaciones.