Neoclasicismo Siglo XVIII (El sí de las niñas)

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Neoclasicismo S. XVIII (El sí de las niñas)

Desde el punto de vista literario el S. XVIII suele designarse como la época del neoclasicismo, pues este refleja de mejor manera el espíritu del momento.Sin embargo hay que indicar la existencia de otras dos tendencias, que, dentro del S XVIII enmarcan al neoclasicismo: El Post Barroquismo, que continúa las características formales del barroco hasta mediados del siglo, y el prerromanticismo, una corriente sensible y melancólica que surge en el último tercio del S XVII. Las características más importantes del neoclasicismo son:

  • La obra debe tener un alcance universal y aire de verosimilitud.
  • Se debe mantener la unidad de estilo y separación de géneros, evitando mezclar en una misma obra, lo trágico con lo cómico, el verso con la prosa y el tono elevado con el familiar.
  • La obra debe tener una finalidad moral y educativa.
  • La prosa divulgativa y el ensayo, serán los géneros preferidos.
Como sucede en la prosa y en la poesía, el teatro de la 1ª mitad de siglo acentúa los rasgos del siglo anterior, Barroquismo del lenguaje y búsqueda del efectismo escenográfico. A partir del Neoclasicismo en las obras teatrales va a predominar la intención didáctica. L a obra tiene que servir para propagar ideas reformistas y educar a los espectadores. Las principales normas que deben cumplir las obras son:
  • Respetar la regla de las 3 unidades (acción, espacio y tiempo)
  • Ofrecer un argumento verosímil: acontecimientos inventados pero que podían haber ocurrido en la realidad.
  • Mantener el decoro en los personajes, que deben actuar de acuerdo con su condición social.
  • Atenerse claramente a un género y no mezclar tragedia con comedia.

El dramaturgo más importante es Leandro Fernández de Moratín (1760-1828) cuya producción son exclusivamente comedias. Sus obras tienen clara intención didáctica y moral y responden previamente al código neoclásico. Los temas que desarrolló en ellos son dos: la libertad de elección en el matrimonio, la igualdad de los cónyuges. Tanto en posición social como en edad. Este es el tema que desarrolló en El viejo y la niña (1790) y El sí de las niñas. En ellas la estructura se ajusta con fidelidad a las normas del neoclasicismo y en su contenido se incluyen las ideas del pensamiento ilustrado, aunque se perciben rasgos sentimentales del prerromanticismo. Otro tema importante en una obra es La comedia nueva o el café satiriza el teatro contemporáneo caracterizado por el exceso del tono melodramático.



EL SÍ DE LAS NIÑAS

El Sí de las niñas es técnicamente la comedia más perfecta de Leandro Fernández de Moratín. Su estreno en 1806 fue el acontecimiento dramático más importante en esos años. La comedia escrita en tres actos y en prosa sorprende por lo preciso y acertado del diálogo en cada situación, las palabras están medidas, situadas en su lugar exacto y que supone una concepción moderna. Este género lo definió como: “imitación en diálogo de un suceso ocurrido en un lugar y en pocas horas entre personas particulares, por medio del cual, y de la oportuna expresión de afectos y caracteres, resultan puestos en ridículo los vicios y errores comunes en la sociedad, y recomendadas, por consiguiente, la verdad y la virtud”. Moratín plasma en esta obra la realidad diaria en que vive; aparecen de nuevo los vicios y virtudes de la sociedad burguesa. Dos son los temas esenciales: el derecho a la libertad de elegir pareja y la educación de la mujer. El Si de las niñas se desarrolla en una posada de Alcalá de Henares, en un tiempo que abarca desde las siete de la tarde a las cinco de la madrugada del día siguiente. El Sí de las niñas es el máximo exponente de la comedia neoclásica, las reglas se cumplen estrictamente; los tres actos se corresponden con el contenido: planteamiento de la situación, desarrollo y desenlace que, además de ser didáctico agrada, todo ello trazado de forma matemática. Los personajes están bien delineados y son plenamente españoles. Todos ellos están comprometidos con sus problemas sociales, desde los criados hasta la viuda burguesa que es doña Irene, la más criticada de la obra. En esta comedia de Moratín, quizá reflejo de su propia intimidad tan defendida. Se plasma su contradicción humana, su lucha entre razón y sentimiento que se resuelve con el triunfo de este último. Esta obra cierra la producción original de Moratín, culpando de ello a las críticas y ataques que recibió pero, era muy difícil, superar la precisión de reglas, argumento y lenguaje que se da en su última obra.

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