Naturaleza del Ser Humano: Perspectivas Filosóficas sobre la Espiritualidad, Dignidad y Miseria
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¿Es el ser humano un ser espiritual?
Platón concebía al ser humano como un alma espiritual, considerando al cuerpo como una prisión para esta. Según su perspectiva, el ser humano no pertenece al mundo material de las cosas, sino al mundo inmaterial de las ideas, al cual aspira. En sus propias palabras:
"Mientras tengamos el cuerpo y nuestra alma se haya entremezclado con semejante mal, no poseeremos suficientemente aquello que deseamos, es decir, la verdad."
"El cuerpo, en efecto, nos acarrea incontables distracciones debido a la necesidad de sustento; lo atacan enfermedades que nos impiden el conocimiento de lo real; nos llena de amores, de deseos y temores, toda clase de imágenes… también las guerras, discordias y batallas las acarrea el cuerpo y sus deseos. ¿Y no es la muerte una liberación del alma con respecto al cuerpo? Por eso los que filosofan de verdad se preparan para el morir." - Platón.
Para Gabriel Marcel, el ser humano es un "espíritu encarnado". Si el ser humano es espíritu, su destino es alcanzar el mundo celestial.
En contraste, encontramos la idea opuesta expresada por el materialismo, para el cual el ser humano es ante todo un cuerpo, y toda su existencia se realiza y acaba aquí, en la tierra.
¿El ser humano: dignidad o miseria?
En Pico de la Mirandola, encontramos este célebre pasaje:
"El supremo artesano hizo del hombre la hechura de una forma indefinida y, colocado en el centro del mundo, le habló de esta manera: 'No te dimos ningún puesto fijo, ninguna paz propia ni un oficio, ¡oh Adán!, para que el puesto, la imagen y los deseos que emplees para ti, esos los tengas y poseas por tu propia decisión y elección'."
"Para los demás, el hombre es una naturaleza contraída dentro de ciertas leyes que le hemos preescrito… te coloqué en el centro del mundo para que volvieras más cómodamente la vista a tu alrededor y miraras todo lo que hay en este mundo. Ni celeste ni terrestre te hicimos, ni mortal ni inmortal te hicimos, para que tú mismo, como escultor, te forjes la forma que prefieras de ti. Podrás degenerar a lo inferior, con los brutos; podrás realzarte a la par de las cosas divinas por tu misma decisión. Lo que cada cual cultivare, aquello florecerá y dará sus frutos dentro de él."
En Nietzsche, encontramos una visión de la miseria del ser humano: el hombre como el animal enfermo. En sus palabras:
"Pues el hombre está más enfermo, es más inseguro, más alterable, más indeterminado que algún otro animal, no hay duda de ello, él es el animal enfermo. ¿De dónde procede esto? Es verdad que él también ha osado, innovado, desafiado, afrontado el destino más que todos los animales juntos: él es el gran experimentador consigo mismo, el insatisfecho, el insaciado, el que disputa el dominio último a los animales, la naturaleza y los dioses, el siempre invicto todavía, el eternamente futuro, el que no encuentra ya reposo alguno en su propia fuerza acosante, de modo que su futuro le roe implacablemente como un aguijón en la carne de todo presente. ¿Cómo este valiente y rico animal no iba a ser también el más expuesto al peligro, el más duradero y hondamente enfermo entre todos los animales enfermos?"