La narrativa española en las décadas de los 40, 50 y 60

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Años cuarenta: Exilio y Tremendismo

La producción durante la Guerra Civil es escasa y panfletaria y tendenciosa, al servicio de los intereses de cada bando. Son obras de urgencia y de escasa calidad. La contienda provoca un corte muy profundo con la tradición anterior quedan rotas o abandonadas las tendencias renovadoras experimentales impulsadas por Baroja, Unamuno o Valle-Inclán. Por otra parte, al acabar la guerra, buena parte de los intelectuales españoles que habían luchado al lado de la República tienen que marchar al exilio o han muerto. Es el caso de Ramón J. Sénder (Réquiem por un campesino español) o Francisco Ayala. Los escritores exiliados tras la guerra fundamentan su producción en sus reflexiones sobre España, en torno a la guerra civil y sus secuelas. Son continuadores del impulso realista y humanizado de la novela social de los años 30. Así las cosas, los novelistas jóvenes al inicio de los 40 se encontraron con un ambiente absolutamente empobrecido, porque, además, la gran novela occidental no podía ser debidamente conocida, pues se sufre un importante aislamiento cultural con el exterior. Y no olvidemos la censura. España - Tremendismo Se puso de moda tras la guerra, impulsada por el favor oficial, la novela tremendista. Relata historias truculentas, en muchos casos de ambiente bélico. Es el suyo un neorrealismo áspero, de lenguaje bronco, expresivo, que refleja ambientes miserables. Son historias violentas y desgarradas, que ofrecen una visión degradante de la vida y el hombre. Para algunos, el tremendismo es una versión española del existencialismo. Decae la corriente al final de la década. Antecedentes son la picaresca, Quevedo, el Naturalismo decimonónico, el esperpento o las novelas expresionistas de principios de siglo. Camilo José Cela irrumpe en ese panorama con un drama humano más hondo y no marcado por el maniqueísmo partidista: La familia de Pascual Duarte, de 1942, agria visión de realidades míseras y brutales desde la perspectiva de un asesino confeso.



Años cincuenta: Realismo social

Los años cincuenta suponen el renacer de la novela española: aparece una nueva y fructífera generación de escritores (Generación de medio siglo) que, junto a la primera generación de posguerra (Generación del 36), desarrollarán una narrativa comprometida. Características de la novela social:

  • Las novelas reflejan la realidad española y sirven como instrumento de denuncia de las injusticias sociales.
  • La técnica narrativa se caracteriza por:
    • El objetivismo: el narrador se limita a dar cuenta de los hechos sin emitir juicios de valor (la llamada 'desaparición del autor'; actúa como una cámara cinematográfica. Es lo que se llama tratamiento conductista. Aún así, hay una inevitable selección de los hechos, ambientes y personajes, por lo que la objetividad no puede ser total. En relación con lo anterior, predomina el diálogo (la novela prototípica para este aspecto es El Jarama).
  • Suele haber un protagonista colectivo: no interesa la caracterización de un personaje en particular (al contrario que en la novela psicológica o en el realismo decimonónico). Como mucho, habrá alguno más representativo de un grupo social.
  • Un desarrollo breve de la acción (a menudo, muchas pequeñas acciones sin importancia, intrascendentes, como un mosaico) y en reducidos espacios (ciudades como Madrid, Barcelona...; a veces una habitación). Parece desaparecer la fábula, entendida en sentido tradicional: no hay un argumento definido.
  • Concentración temporal: En muchos casos la acción transcurre en poco tiempo: unas dieciséis horas en El Jarama.
  • Se ha hablado de un lenguaje sencillo, con un estilo poco elaborado. Esto es solo cierto a medias: Hay obras con pasajes profundamente líricos. Incluso la tremenda sencillez del uso coloquial en El Jarama requiere un trabajo cuidadoso. Las frases, eso sí, suelen ser cortas y el léxico ajustado a la simplicidad de las anécdotas intranscendentes que suelen recrearse.
  • Preocupación por acercarse a la realidad para reflejarla fielmente.

Autores clave: Carmen Laforet, Camilo José Cela, Miguel Delibes.



Años sesenta: Narrativa experimental

No falta la intención crítica, pero se centra el interés del escritor en la renovación formal y en la experimentación técnica y lingüística. Las obras literarias tienden ahora preferentemente a bucear en la memoria, a indagar en la experiencia personal y reflejar estados de conciencia. Año decisivo es 1962, con la publicación de Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos, que influye poderosamente en los novelistas españoles de la época. Importante también es el nido del 'Boom hispanoamericano', con la publicación, en el mismo año, de La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa. Otros antecedentes son los novelistas extranjeros del XX: Marcel Proust, James Joyce, Franz Kafka, William Faulkner... De ellos extraen técnicas y una ruptura con la narrativa tradicional.

Características generales de la novela experimental de los sesenta:

  1. La trama narrativa pierde importancia, el argumento se difumina, la acción es mínima, se mezclan sucesos verosímiles con otros imaginarios o fantásticos.
  2. Los personajes sufren profundas transformaciones: normalmente, se reduce el número de los secundarios.
  3. El espacio tiende a reducirse e incluso se convierte en un marco impreciso.
  4. Cambios en el tiempo novelesco: se evita el relato cronológicamente lineal. La temporalidad se fragmenta: saltos atrás más anticipaciones prospectivas. El desorden cronológico es el principio rector de la narración. El caos temporal puede convertir el texto en un rompecabezas que el lector debe recomponer.
  5. La estructura está relacionada con lo anterior. Al no haber progresión lineal de la acción, suele perderse el habitual desarrollo de exposición, nudo y desenlace. Encontramos novelas de estructura abierta; a veces ni siquiera hay un final definido.
  6. Hay un empleo flexible de las personas narrativas, que supone una fluctuación del punto de vista: desde el objetivismo, pasando por el narrador omnisciente, el narrador-personaje o el uso de la segunda persona, a la combinación de estos métodos en una misma obra. Son habituales las intromisiones del narrador con digresiones y comentarios.
  7. La renovación lingüística y estilística es también significativa: léxico rebuscado, rupturas sintácticas, oraciones largas y complejas / frases breves, telegráficas, uso de lenguaje coloquial y vulgar.
  8. Recursos técnicos de inusitada variedad: descripciones, diálogos, monólogos, composición, disposición externa...
  9. Técnicas de construcción narrativa: monólogo interior, flujo de conciencia, incorporación de otros textos...

Autores clave: Luis Martín-Santos, Mario Vargas Llosa.



Años cuarenta: Arraigada y Desarraigada

Arraigada es la denominación de Dámaso Alonso a los escritores que se expresan 'con una luminosa y reglada creencia en la organización de la realidad'. Son unos jóvenes poetas que se autodenominan juventud creadora y que se agrupan en torno a la revista Garcilaso, fundada en 1943. Vuelven sus ojos a Garcilaso y a otros poetas del Imperio y han salido de la contienda con un afán optimista de claridad, perfección y orden. Sus formas son puras, clásicas, que encierran la visión de un mundo coherente, ordenado y sereno (hasta las tristezas se expresan con serenidad). Los temas dominantes son: el sentimiento religioso, el amor, el paisaje, las cosas bellas. Autores: Luis Rosales, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo, Rafael Morales.

Desarraigada es una poesía arrebatada, de agrio tono trágico (clasificada de tremendista); desazonada, que se enfrenta a un mundo deshecho y caótico, invadido por el sufrimiento y la angustia. La religiosidad también está muy presente, pero adopta un tono de desesperanza, de duda, que se manifiesta en desamparadas invocaciones e imprecaciones a Dios. Este humanismo dramático, desgarrado tiene un evidente entronque con la línea existencialista, que desembocaría en la 'poesía social'. Es una poesía triste, desgarrada, hermética y difícil donde la sensación de angustia y de vacío atenazan al lector. Formalmente es de corte surrealista, con imágenes oníricas e irracionales, verso libre tendiendo al versículo y de una gran densidad. Autores clave: Dámaso Alonso.



Años cincuenta: Poesía social y Generación del cincuenta

Se consolida el llamado realismo social. Marcan un hito Pido la paz y la palabra de Blas de Otero y Cantos iberos de Gabriel Celaya. Superan la anterior etapa de angustia existencial para situar los problemas humanos, en torno al marco social. Se sentirán acompañados de Vicente Aleixandre con su obra Historia del corazón, centrado en la solidaridad. Características comunes:

  • La poesía es un acto de solidaridad con los que sufren.
  • Abandono de la expresión de los problemas íntimos o 'existenciales'.
  • Rechazo de los lujos esteticistas.
  • Repulsa de la 'neutralidad' ante las injusticias o conflictos sociales.

Autores clave: Blas de Otero, Gabriel Celaya, Vicente Aleixandre.

La Generación del cincuenta, aunque la poesía social se prolonga hasta los 60, ya a finales de los 50 empiezan a aparecer poetas nuevos que representarán la superación de los acentos sociales. Rasgos comunes:

  • Preocupación por el hombre, pero huyen del tratamiento patético.
  • Dan muestras de inconformismo frente al mundo que viven, pero el escepticismo les aleja de la poesía social. Es un 'realismo crítico'.
  • Consolidan la poesía de la experiencia personal.
  • Temática: retorno a lo íntimo, al fluir del tiempo, la infancia, lo familiar, el amor y el erotismo, la amistad, el marco cotidiano... Pueden surgir protestas o ironías, que desembocan en un cierto escepticismo y en soledad.
  • El estilo: rechazo del patetismo de la poesía desarraigada y el patetismo de los poetas sociales. Es un estilo depurado, de concentración de la palabra, fiel al tono conversacional. Es la búsqueda del lenguaje personal, en un tono cálido y cordial.

Autores clave: Ángel González, Jaime Gil de Biedma.



Años sesenta: Poesía experimental: los novísimos

En 1970 se publica una antología de amplia repercusión: Nueve novísimos poetas españoles, de José María Castellet que reúne a autores nacidos entre 1939 y 1948: M. Vázquez Montalbán, Martínez Sarrión, J.M° Álvarez, Félix de Azúa, Pere Gimferrer, V. Molina Foix, Guillermo Carnero, Ana M° Moix y Leopoldo María Panero. Son la generación del 68. Son poetas nacidos después de la guerra, que han recibido una nueva educación sentimental en la que, junto con la formación tradicional, tuvieron un papel importante los tebeos, el cine, los discos, la televisión... y tuvieron acceso a libros antes difíciles de encontrar y sus frecuentes viajes al extranjero los ponen en contacto con nuevas tendencias culturales. Sus referencias culturales son amplias: Vallejo, Octavio Paz, Gil de Biedma... a los que hay que añadir poetas extranjeros (ingleses, franceses, griegos...), la música jazz, folk, rock; el cine... de todo ellos hay abundante referencia en sus poemas.

Temática: la infancia, el amor, el erotismo, lo 'público' (la guerra de Vietnam; la sociedad de consumo, contra la que son corrosivos y sarcásticos). Al lado de los tonos graves aparece la frivolidad: Marilyn Monroe se codea con el Che Guevara; Carlos Marx con Groucho Marx....

Estilo: La renovación del lenguaje poético es una prioridad. Línea experimental, neovanguardista: surrealismo, ruptura con la 'lógica' de un mundo absurdo. Línea clasicista, con una sólida formación grecolatina. Línea barroquista.

Autores clave: Pere Gimferrer.

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