El Nacionalismo Musical: Un Recorrido por las Escuelas Europeas y la Zarzuela

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Nacionalismo Musical

A partir de 1880, con la música en su máximo esplendor, se inicia un cambio crucial: la diversificación de culturas. Cada país y compositor elige su propio camino, aunque todos conviven en un mismo periodo. Hasta entonces, los países seguían las directrices de las potencias dominantes. Este nuevo enfoque parte de la tradición musical de cada país, como una forma de protesta en las naciones consideradas "secundarias".

Nacionalismo Ruso

Obras destacadas: La vida por el zar, obertura de Ruslan y Ludmila. Compositores clave: César Cui, Mily Balakirev, Alexander Borodin, Nicolai Rimsky-Korsakov y Modest Mussorgsky. Poemas sinfónicos de Rimsky-Korsakov: La gran pascua rusa, Scheherezade.

Otros Nacionalismos

Nacionalismo Checoeslovaco

Antonín Dvořák y Bedřich Smetana son figuras centrales. Smetana, destacado en el ámbito sinfónico, compuso La Moldava y la ópera La novia vendida. Dvořák, principal compositor del nacionalismo checo, de estilo romántico, es conocido por sus nueve sinfonías, incluyendo La del Nuevo Mundo, inspirada en la música popular americana.

Nacionalismo Escandinavo

Edvard Grieg, con su obra Peer Gynt, es reconocido mundialmente, especialmente por el fragmento La mañana.

Nacionalismo Finlandés

Jean Sibelius, autor de la sinfonía Finlandia.

Nacionalismo Húngaro

Béla Bartók y Zoltán Kodály son dos compositores esenciales. Bartók, un innovador de gran riqueza rítmica, destaca por obras como Música para cuerdas, percusión y celesta. Su maestría en la orquestación le llevó a asignar roles diferentes a cada instrumento. Fue el primer compositor etnomusicólogo, estudiando la música popular y étnica. También se dedicó a la pedagogía musical. Tras la Segunda Guerra Mundial, se exilió a Estados Unidos. Zoltán Kodály es recordado por obras como Háry János.

Zarzuela

La zarzuela, un género musical escénico español, tiene sus raíces en la tonadilla escénica del siglo XVII. A diferencia de la ópera, que no logró arraigarse en España, la zarzuela se convirtió en un espectáculo muy popular en el siglo XX, con escenarios en grandes y pequeñas ciudades. Se divide en dos subgéneros:

  • Zarzuela grande: Con tres o cuatro actos, mayor duración y cuidado en la producción, temática histórica, amplios recursos materiales y humanos, orquesta, escenografía elaborada, dirigida a la burguesía.
  • Género chico: Obras más cortas, basadas en sainetes y entremeses, con un enfoque humorístico, satírico y de crítica social. Su éxito reside en su temática, reflejando la vida cotidiana. Requiere menos recursos, con orquesta de cámara, pocos personajes y escenarios pequeños.

Las zarzuelas grandes y chicas se representaban en diferentes teatros. El género chico se presentaba en el Teatro Apolo. A menudo, los números musicales incluían danzas. Algunos compositores destacados son: Federico Chueca (La Gran Vía), Tomás Bretón (La verbena de la paloma), Ruperto Chapí (La revoltosa, La bruja, El tambor de granaderos), Emilio Arrieta (Marina), José Serrano (La canción del olvido, El huésped del sevillano, El trust de los tenorios), Federico Moreno Torroba (Luisa Fernanda, La chulapona), Jacinto Guerrero (La rosa del azafrán), Gerónimo Giménez (El baile de Luis Alonso, La boda de Luis Alonso), Francisco Alonso (La Calesera), Francisco Asenjo Barbieri (El barberillo de Lavapiés) y Pablo Sorozábal (El manojo de rosas, Katiuska). Esta fue la época dorada de la zarzuela. Tras la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, el aislamiento del país y la influencia del musical estadounidense contribuyeron al declive de la zarzuela a partir de la segunda mitad del siglo XX.

Escuela Nacionalista Española

Felipe Pedrell, considerado el padre del nacionalismo musical español, inspiró a figuras como Isaac Albéniz, Enrique Granados y Manuel de Falla. Albéniz, un pianista excepcional, llevó una vida bohemia. Sus obras Suite Iberia y Suite Española son muy importantes, especialmente la primera, que le conectó con importantes músicos. Influenciado por el impresionismo francés, en particular por Claude Debussy, Albéniz también compuso la ópera Pepita Jiménez. Pedrell, aunque menos conocido que Albéniz o Granados, fue fundamental para el desarrollo de la escuela nacionalista española. Propuso la profesionalización de los estudios musicales en España. Granados, compositor catalán, creó música sinfónica a partir del folclore. Su obra se estrenó en Nueva York, donde falleció en el hundimiento del Sussex durante la Primera Guerra Mundial. Entre sus obras destacan las Doce Danzas Españolas, incluyendo Sevilla. Manuel de Falla, nacido en Cádiz, tuvo una infancia rica culturalmente. Estudió con José Tragó y Felipe Pedrell. Su ópera La vida breve ganó un concurso, lo que le permitió viajar a París, donde conoció a Paul Dukas. Tras siete años en París, regresó a España como un compositor reconocido, instalándose en Granada. Allí compuso obras como Noches en los jardines de España, El amor brujo y El sombrero de tres picos, fusionando el impresionismo con la música española. Su amistad con Federico García Lorca se vio truncada por el fusilamiento del poeta. Tras la Guerra Civil, Falla se exilió a Argentina, donde continuó componiendo, aunque en menor medida. El concierto para clave, Maese Pérez el organista y la cantata profana La Atlántida (terminada por Ernesto Halffter) son algunas de sus obras de este periodo. Falleció en Argentina y sus restos descansan en la cripta de la Catedral de Cádiz.

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