Nacionalismo en Galicia, Andalucía y Valencia, y la Crisis de 1898: Auge y Caída del Imperio Español

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Otras Expresiones Nacionalistas

Galicia

En Galicia, las bases del nacionalismo se encuentran en el resurgimiento de la lengua literaria y en los movimientos federalistas. En 1890 se creó el embrión político del galleguismo con la Liga Regionalista Gallega. Este movimiento tuvo un lento desarrollo y no se amplió hasta el siglo XX.

Andalucía y Valencia

En Andalucía y Valencia surgieron también corrientes poco organizadas y de escasa presencia política reivindicando la descentralización política y formas de autogobierno en la línea de la tradición federal. Un sentimiento regionalista similar surgió en Castilla y León.

Guerra Colonial y Crisis de 1898

Desde 1868, las insurrecciones cubanas habían sido casi permanentes y fueron sofocadas tanto por la vía militar como mediante pactos políticos. En 1895, con el llamado Grito de Baire, un pronunciamiento público por la independencia de la isla, la insurrección se extendió muy rápido. El gobierno envió hasta 130.000 soldados bajo las órdenes del General Martínez Campos, quien en otras ocasiones había sofocado otras rebeliones. A finales de 1895, Campos había fracasado.

Tanto Cánovas como Sagasta estaban dispuestos a otorgar a los cubanos concesiones mayores de las que habían gozado tras la Paz de Zanjón (1878), pero ambos gobernantes coincidían en no ceder un palmo en la soberanía. La respuesta fue militar: se amplió el contingente en la isla, con el General Valeriano Weyler como nuevo jefe de operaciones. Los liberales, en la oposición, empezaron a distanciarse de la política de Cánovas y a pedir una acción más política que militar.

Por otra parte, en EE. UU. ganaron las elecciones los republicanos. El nuevo presidente era partidario de intervenir y sustituir a España en el dominio de la isla. En agosto de 1897 subió al poder Sagasta, quien intentó solucionar el problema por medios políticos. Se promulgó una nueva constitución para Cuba, donde quedaba establecido que era un estado autónomo dentro de la corona española. Sus habitantes tendrían idénticos derechos que los peninsulares. En 1898 tomó posesión el nuevo gobierno insular, pero la tensión política resultó insoportable y, a la menor provocación, estallaban conflictos violentos entre los españoles residentes, el ejército y los cubanos.

En la batalla naval de Santiago de Cuba, la flota española sucumbió ante la potencia de los barcos de EE. UU. y el gobierno español no tuvo más opción que pedir la paz. En la Paz de París (1898), España perdía definitivamente todas sus posesiones de ultramar, donde la flota española fue derrotada por la estadounidense en la batalla naval de Cavite.

Consecuencias de la Derrota

Las pérdidas económicas como consecuencia de la derrota fueron limitadas y la economía española se recuperó rápidamente. Sin embargo, estas derrotas conmovieron a la opinión pública española y se perdió el ambiente de confianza que se había vivido con la Restauración. Propiciaron la crítica al sistema y la aparición de la idea de regeneracionismo del país mediante el saneamiento de la Hacienda, el crecimiento económico, la mejora de la educación, etc. La pérdida de las colonias supuso un duro revés para las exportaciones de la industria española.

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