El Nacionalismo Catalán y la Crisis de 1917 en España
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El Nacionalismo Catalán: Del Siglo XIX a la Crisis de 1917
1. El Nacionalismo Catalán en el Siglo XIX
El inicio del nacionalismo catalán tuvo un carácter cultural, conocido como la Renaixença. Este movimiento abarcó campos de la actividad intelectual relacionados con Cataluña, siempre utilizando la lengua propia.
A principios de la década de 1880, este carácter cultural derivó en movimientos políticos. Surgieron dos alternativas: la más radical, liderada por Almirall (proveniente de los federales de Pi i Margall), y la más conservadora, la Lliga de Catalunya.
- La opción de Almirall se apoyaba en la burguesía media y baja, reivindicando leyes proteccionistas, con un carácter liberal y laico.
- La Lliga de Catalunya, de carácter más conservador y católico, contaba con el apoyo de la burguesía media y alta, y a medio plazo se convirtió en la representación del nacionalismo catalán, liderada por Prat de la Riba.
2. El Nacionalismo Catalán a Comienzos del Siglo XX
Tras el desastre del 98, el nacionalismo catalán experimentó una gran expansión, destacando la figura de Cambó. La burguesía catalana defendió un catalanismo moderado. El desastre favoreció la unión entre el movimiento catalanista y la burguesía, llevando a la Lliga Regionalista a la victoria en las elecciones catalanas de 1901. Esto provocó la crisis de la política caciquil en Cataluña.
La Lliga Regionalista representaba una opción conservadora moderna de las clases medias, autonomista (pero no independentista), y no opuesta al modelo social existente. Ante el problema de la identidad de España, el regeneracionismo catalán planteaba un modelo federal, con un líder destacado: Francisco Cambó.
La Crisis de 1917
3.1. Antecedentes de la Crisis de 1917
Tras la neutralidad española en la Primera Guerra Mundial (1914), la economía española experimentó cambios:
- La minería e industria se beneficiaron de la demanda de los países beligerantes.
- Los precios agrícolas aumentaron debido a la dificultad de importación.
- La balanza comercial fue favorable por primera vez.
- Grandes industriales y comerciantes obtuvieron grandes beneficios.
Sin embargo, el capitalismo español no consolidó el desarrollo industrial ni aumentó el poder adquisitivo del mercado interior, lo que acentuó las diferencias sociales.
3.2. La Crisis de 1917
En 1917, confluyeron varias circunstancias que provocaron una gran crisis:
- El inminente final de la Primera Guerra Mundial agudizó las dificultades económicas y sociales, generando una grave crisis de subsistencia y agitación social.
- Los problemas en el Ejército, entre africanistas y oficiales peninsulares, llevaron a la creación de las Juntas de Defensa.
- La protesta de parlamentarios descontentos con la política de Eduardo Dato, que mantenía el Congreso clausurado.
Cambó convocó una Asamblea de Parlamentarios en Barcelona (con asistencia de liberales, regionalistas, republicanos y socialistas, pero no mauristas ni conservadores gubernamentales), solicitando Cortes Constituyentes. Las discrepancias y la acción del gobierno llevaron al fracaso de la asamblea. En agosto, la UGT y la CNT convocaron la primera huelga general de España, reprimida con dureza.
3.3. Consecuencias de la Crisis de 1917
La crisis de 1917 debilitó el régimen de la Restauración hasta el golpe de Estado de 1923. La inestabilidad gubernamental, el pistolerismo, los conflictos sociales, el aumento del paro y la Revolución bolchevique dificultaron la convivencia. A esto se sumaron las consecuencias del desastre de Annual.
La política económica durante la dictadura acentuó tendencias del capitalismo del primer tercio del siglo XX:
- Nacionalismo económico.
- Prácticas monopolistas.
- Concentración financiera.
- Intervencionismo del Estado.
Se crearon monopolios estatales (CAMPSA), se concedieron otros (tabaco, teléfono), continuó la política proteccionista y se expandieron los grandes bancos. Se mejoró la infraestructura (carreteras, ferrocarriles, plan hidráulico), y se impulsó la instrucción pública. Hubo crecimiento económico, pero la política de obras públicas agudizó la crisis de la Hacienda, aumentó las deudas y bajó la cotización de la peseta. El bajo poder adquisitivo de los agricultores perjudicó a la industria algodonera. La Gran Depresión de 1929 demostró que los éxitos económicos fueron coyunturales, llevando a la dimisión del dictador en 1930.