Nacionalidad catalana
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LA NACIONALIDAD CATALANA.
Estamos ante un texto histórico-político escrito en el año 1906. En este año todavía estaba vigente la restauración y es el 4º año del reinado de Alfonso XII. El autor, Enric Prat de la Riva escribió un programa conocido como Las Bases de Manresa, programa al que pertenece este texto, donde solicitaba un régimen de autogobierno para Cataluña y un reparto de funciones entre el poder estatal central y el poder regional autónomo pero sin llegar al separatismo. Para ubicar los orígenes del nacionalismo Catalán debemos remontarnos hasta el año 1715, tras la Guerra de Sucesión para señalar la pérdida de todos los derechos históricos, fueros y privilegios de Cataluña. Más tarde se formaron varios grupos nacionalistas catalanes como el Centré Catalá, la Rainaxença y el más sobresaliente fue la Lliga Regionalista que es la actual CIU, ninguno de estos grupos eran separatista, a diferencia de ERC que era independentista. Las principales ideas defendidas por el autor son:
Cada nacionalidad debe tener su propio estado. Ya que es un texto muy conceptualista, debemos entender como nacionalidad una gran agrupación de individuos con una unidad de cultura, mismos orígenes e igual lenguaje, que para llegar a ser una nación tiene que autogobernarse mediante una autonomía aunque pueda pertenecer a otro estado. Resalta además la importancia de que todas las nacionalidades que hay en España, Gallega, vasca, Catalana…, convivan consolidando y manteniendo un Estado compuesto, fortalecido por la libertad que implica la autonomía de un territorio llegando a ser, mediante un estado descentralizado, la Federación Española donde habría una total armonía entre todas las nacionalidades que la componen. Además Prat de la Riva menciona que el nacionalismo Catalán nunca ha sido separatista y que si Madrid concediera la autonomía, España podría llegar a encontrarse entre las grandes potencias mundiales.
Cabe resaltar, a modo de conclusión, que mientras duro el régimen de la Restauración las peticiones de los grupos nacionalistas catalanes fueron continuamente desoídas desde Madrid lo que continuo avivando las llamas del regionalismo Catalán.
Estamos ante un texto histórico-político escrito en el año 1906. En este año todavía estaba vigente la restauración y es el 4º año del reinado de Alfonso XII. El autor, Enric Prat de la Riva escribió un programa conocido como Las Bases de Manresa, programa al que pertenece este texto, donde solicitaba un régimen de autogobierno para Cataluña y un reparto de funciones entre el poder estatal central y el poder regional autónomo pero sin llegar al separatismo. Para ubicar los orígenes del nacionalismo Catalán debemos remontarnos hasta el año 1715, tras la Guerra de Sucesión para señalar la pérdida de todos los derechos históricos, fueros y privilegios de Cataluña. Más tarde se formaron varios grupos nacionalistas catalanes como el Centré Catalá, la Rainaxença y el más sobresaliente fue la Lliga Regionalista que es la actual CIU, ninguno de estos grupos eran separatista, a diferencia de ERC que era independentista. Las principales ideas defendidas por el autor son:
Cada nacionalidad debe tener su propio estado. Ya que es un texto muy conceptualista, debemos entender como nacionalidad una gran agrupación de individuos con una unidad de cultura, mismos orígenes e igual lenguaje, que para llegar a ser una nación tiene que autogobernarse mediante una autonomía aunque pueda pertenecer a otro estado. Resalta además la importancia de que todas las nacionalidades que hay en España, Gallega, vasca, Catalana…, convivan consolidando y manteniendo un Estado compuesto, fortalecido por la libertad que implica la autonomía de un territorio llegando a ser, mediante un estado descentralizado, la Federación Española donde habría una total armonía entre todas las nacionalidades que la componen. Además Prat de la Riva menciona que el nacionalismo Catalán nunca ha sido separatista y que si Madrid concediera la autonomía, España podría llegar a encontrarse entre las grandes potencias mundiales.
Cabe resaltar, a modo de conclusión, que mientras duro el régimen de la Restauración las peticiones de los grupos nacionalistas catalanes fueron continuamente desoídas desde Madrid lo que continuo avivando las llamas del regionalismo Catalán.