El Mundo Helenístico: Transición, Filosofía y Búsqueda de la Felicidad

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El tránsito hacia el mundo helenístico

Se considera que el “período helenístico” de la civilización abarca desde el siglo III a.C. hasta el siglo I a.C.

Desde el siglo IV a.C., en Grecia se había iniciado el proceso de decadencia de la polis como organización política. Esto se hizo más patente cuando Alejandro Magno creó un imperio, pasando las polis griegas a formar parte de él. Tras su muerte, se produce el hundimiento definitivo de la polis y su sustitución por las monarquías helenísticas.

Mientras Alejandro vivió, las polis griegas conservaron una cierta autonomía, y las ciudades que fundó fueron focos de helenización. Ya no eran polis, pero en ellas convivían griegos y no griegos bajo la cultura, lengua y costumbres de los primeros.

La sustitución de la polis por las monarquías helenísticas supuso una crisis política, moral y religiosa para el mundo griego. Por una parte, los individuos se sentían desarraigados e inseguros al vivir en un marco político más amplio. Por otro, sentían la pérdida de sentido de sus vidas, ya que de ciudadanos pasaron a ser súbditos sometidos al poder caprichoso de un monarca, y en la nueva situación política, los antiguos dioses y valores quedaron desplazados.

El desarraigo y la pérdida de sentido hicieron que el hombre helenístico experimentara la necesidad de salvarse, de remediar su infelicidad e inseguridad. Para esto, recurrieron a la religión y a los cultos orientales. Pero la filosofía también se hizo eco de su necesidad y presentó sus soluciones.

La filosofía de la época tiene varias características. Existe un nuevo concepto de “hombre”. Para Aristóteles, el hombre es un “animal político”, ya que solo la polis es autosuficiente y, por lo tanto, solo en ella puede realizarse como tal. Con el hundimiento de la polis, el hombre se convierte en “animal social”: su marco de referencia es la humanidad y la naturaleza, y cada individuo reclama para sí la autosuficiencia y autonomía que antes era un privilegio solo de la polis.

La seguridad personal y la felicidad individual se convierten en los grandes anhelos del momento. Esta seguridad se busca en la referencia a la Naturaleza, al Cosmos.

El interés fundamental de la filosofía es el práctico o ético: la concepción de la naturaleza y el conocimiento están en función del saber vivir, de alcanzar la felicidad individual, entendida como autosuficiencia. Por último, se plantean éticas de carácter cosmopolita basadas en las leyes naturales, que son iguales para todo hombre.

Principales corrientes filosóficas del helenismo

Estoicismo (Zenón de Citio, Cicerón, Marco Aurelio)

La felicidad y el ideal de sabio se entienden como autodominio y consisten en apátheia o impasibilidad. Este estado, que constituye el ideal del sabio, se alcanza si vivimos de acuerdo con la naturaleza y, por tanto, de acuerdo con la razón:

  • Por una parte, para los estoicos, en la naturaleza los acontecimientos están gobernados por una razón divina. Esto implica que para que un individuo alcance la impasibilidad y viva conforme a la razón, tiene que aceptar todos los sucesos, el destino.
  • Por otra parte, el hombre, para vivir conforme a su razón y conservar la impasibilidad, no debe dejarse afectar ni por el dolor, ni por el temor, ni por el placer, ni por el deseo. En realidad, para los estoicos no hay nada doloroso, ni temible, ni placentero, ni deseable, porque todo lo que ocurre es lo que tiene que ocurrir.

Además, llaman virtud a la disposición permanente a vivir conforme a la razón y al deber.

Epicureísmo

Todo en la Naturaleza es debido al azar y al movimiento de los átomos en el vacío. Dado que estos son infinitos y el vacío también, existen infinitos mundos que nacen y perecen. Además, los átomos pueden desviarse de la línea recta de caída, produciendo choques entre ellos.

Los epicúreos entienden la felicidad como autodominio y la hacen consistir en el placer. Se trata de una técnica hedonista que concibe el placer como algo negativo (ausencia de dolor), no algo del momento (ponen restricciones al placer del presente si este nos va a traer dolor) y un estado de reposo: la ataraxia (imperturbabilidad del alma) y la aponía (tranquilidad del cuerpo).

El epicúreo, para liberarse del dolor físico y mental, propone un cuádruple remedio:

  • No temer a los dioses (si existen, no se preocupan por los asuntos de los hombres).
  • No temer a la muerte (mientras vivimos, la muerte no existe para nosotros, y cuando morimos, no tenemos vida para sufrirla o temerla).
  • No temer al azar o destino, ya que es dudoso que exista.
  • No sufrir por las necesidades y los males naturales, porque ambos son fáciles de evitar o satisfacer.

Superados estos temores, podremos enfrentarnos con los deseos, que son las ataduras del espíritu. En la ética de Epicuro se tiende siempre a alcanzar, mediante los placeres, emociones moderadas.

Escepticismo (Pirrón de Elis)

Pirrón considera que la filosofía parte de una actitud de búsqueda de la verdad pero, como todas nuestras percepciones solo tienen un valor relativo (solo nos dan a conocer el mundo tal y como aparece para los sentidos), y todas nuestras opiniones se fundan en la tradición y son convencionales, no hay razón para afirmar la verdad de ninguna tesis. Así, lo mejor será suspender el juicio y no decir nada.

En base a esta postura sobre el problema de la verdad, Pirrón deriva una ética de la imperturbabilidad: todo debe dejarnos indiferentes, nada debe perturbarnos, ya que nada sabemos con certeza.

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