El Movimiento Obrero: Transformación económica, social y política
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Movimiento obrero: la revolución industrial y sus consecuencias
La revolución industrial supuso un proceso de transformación económica, tecnológica y social. Se pasó de una economía agraria a una industrial y urbana, favorecida por el transporte y las comunicaciones. Surgieron dos nuevos grupos sociales: la burguesía y el proletariado. Las condiciones laborales en el siglo XIX eran malas, con jornadas de trabajo de hasta 16 horas desde muy jóvenes (8-9 años). Además, las condiciones precarias afectaban la salud de los trabajadores, quienes rara vez llegaban a los 30 años, y como máximo a los 50 años. Por otro lado, el esfuerzo laboral no se correspondía con el salario debido a la gran oferta de mano de obra, lo que llevó a la explotación de los trabajadores y a la explosión del movimiento obrero.
Los inicios del movimiento obrero en España
En España, el movimiento obrero se centró principalmente en acciones obreras de carácter político e ideológico, intentando combatir: 1) el despido libre, 2) la falta de asistencia en caso de enfermedad y la falta de ayuda, y 3) la inexistencia de pensiones. Se creó la ayuda mutua, un fondo común donde los obreros aportaban parte de sus escasos salarios para ayudar a sus compañeros. Las primeras acciones obreras tuvieron lugar al inicio de la revolución industrial, como el incendio de las fábricas Bonaplanta y El Vapor el 6 de agosto. Se crearon asociaciones mutualistas y cooperativas, aunque el regente Espartero las prohibió. Veinte años después, se llevó a cabo la primera huelga general en Cataluña en 1855, convocada por la Junta Central de Directores de Clase Obrera. El lema de esta huelga era 'asociación o muerte' y sus demandas eran: 1) libertad de asociación, 2) limitación del despido libre, 3) establecimiento de un horario laboral estable, y 4) creación de juntas mixtas de patrones y obreros para la resolución de conflictos. Barcelona fue tomada militarmente y la huelga terminó con simples promesas de Espartero, volviéndose a prohibir este tipo de asociaciones el 30 de abril de 1857.
Movimiento obrero internacional
En Europa, a partir de 1848, se extendió el marxismo y se creó la AIT (Asociación Internacional de los Trabajadores) con el objetivo de unir a los trabajadores de diferentes países para organizarlos a nivel político y examinar los problemas comunes. Los principios programáticos de la Primera Internacional fueron: 1) necesidad de acción unitaria del proletariado, 2) lucha por la emancipación económica y abolición de la sociedad clasista, 3) solidaridad internacional obrera, 4) reconocimiento de la importancia del movimiento sindical, y 5) la huelga como instrumento de lucha. Sin embargo, desde el principio se sabía que había grandes diferencias entre Marx y Mijail Bakunin, lo que llevó a la división del movimiento obrero entre marxistas y anarquistas.
Movimiento obrero en España
La primera influencia del movimiento obrero en España llegó de la mano del italiano Giuseppe Fanelli, colaborador de Bakunin. Se celebró en Barcelona el Primer Congreso Obrero Español, donde se impusieron las tesis bakuninistas y el marxismo quedó en un segundo plano. En 1871, llegó a España como emigrado forzoso por la represión en Francia. Paul Lafargue creó la Nueva Federación de Madrid en 1872, un grupo marxista con escasa influencia.
Movimiento obrero durante la Restauración
La Restauración se caracterizó por la falta de preocupación por las cuestiones sociales en un país donde el analfabetismo superaba el 71% en hombres y el 81% en mujeres. La enseñanza solo era accesible para los ricos y las condiciones laborales seguían siendo pésimas. Durante el primer gobierno de Cánovas, las organizaciones obreras actuaban en clandestinidad debido a su ilegalización por parte de Serrano. El 2 de mayo de 1879 se fundó en España el Partido Democrático Socialista Obrero Español (POSE) en una reunión en Madrid. El nuevo partido fue presidido por Pablo Iglesias y su primer programa político fue aprobado en una asamblea de 40 personas. En este programa se proponían la transformación de la propiedad individual en social, la abolición de las clases sociales y la posesión del poder político. En 1881, el partido se inscribió oficialmente. Cinco años después, en 1886, se publicó el periódico socialista del PSOE. En 1888, el PSOE celebró su primer congreso en Barcelona y comenzó a organizar las llamadas 'casas de pueblo'. Además, reivindicó la jornada laboral de 8 horas de acuerdo con la Segunda Internacional.
Por otro lado, las ideas anarquistas tuvieron un notable éxito en España. Sus principios básicos eran la libertad absoluta y la bondad social. El propagador del anarquismo en España fue Anselmo Lorenzo, pero tuvo problemas como la falta de estructura y organización. Las discrepancias llevaron casi a la disolución del movimiento, y algunos sectores se inclinaron hacia la ideología del terrorismo. A finales del siglo, hubo una espiral de violencia llevada a cabo por el movimiento anarquista y contestada contundentemente por el Estado. El 7 de noviembre de 1893, Santiago Salvador lanzó bombas, y por la tarde del 21 de noviembre se detuvieron a 415 obreros, de los cuales 6 fueron fusilados. En respuesta a este atentado, se llevó a cabo el proceso de Montjuïc, un intento definitivo del movimiento obrero. El 8 de agosto de 1897, Michele Angiolo mató de 3 tiros a Cánovas del Castillo, y fue sentenciado a garrote vil.