La moral de los señores
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Friedrich Nietzsche (1844-1900) fue un filósofo alemán de la segunda mitad del s. XIX. Es famoso, entre otras cosas, por proclamar la muerte de Dios con su famoso “Dios ha muerto y el hombre lo ha matado”. Pero también, supone una revolución en la ética, puesto que propone acabar con todos los valores morales de la cultura occidental.
Para él, existen dos tipos de personas, con dos morales claramente contrapuestas:
Moral de los señores. Es la propia de las personas fuertes, superiores, poderosas. Es decir, de los individuos que no aceptan sujetarse a las normas, que no aceptan ser uno más dentro de la masa. Por lo tanto, son personas autónomas porque se dan a sí mismos sus propias normas de conducta, creando sus propios valores y no buscando la aprobación de los demás.
Moral de los esclavos. Es la propia de las personas débiles, inferiores y cobardees, que se encuentran a gusto dentro del rebaño y la masa. Además, promueven aquellos valores que sirven para proteger su debilidad, como la compasión, la resignación, la humildad o la pasividad. Son personas que no poseen una moral autónoma sino heterónoma (heterónomo = que está sometido a un poder externo)
, puesto que son incapaces de valorar por sí mismos, salíéndose del rebaño.
En la cultura occidental, ha triunfado la moral de los esclavos. En primer lugar, por el Racionalismo de la filosofía clásica griega y, en segundo lugar, por el cristianismo. Hasta tal punto que en la cultura occidental se produce la revolución de los esclavos, que quieren imponer la idea de que todas las personas somos iguales. Esto es, quieren imponer el triunfo de los mediocres.
El “superhombre” es el encargado de realizar la transvaloración de todos los valores. Nos lo explica en su obra “Así habló Zaratustra”, con su famosa metáfora de las tres transformaciones:
El camello. Simboliza a aquellos que se contentan con obedecer ciegamente, Sólo tienen que arrodillarse y recibir la carga. Corresponde con los valores occidentales y, por lo tanto, con la moral de los esclavos.
El león. Es el gran negador, que como depredador ataca y mata al camello, como crítica a nuestra cultura occidental.
El niño. Representa el poder vivir libre de prejuicios. Es el “superhombre” el encargado de llevar a cabo la transvaloración de todos los valores, situando por encima de todo a nuestra propia vida.