La Monarquía de la Restauración: Claves y Dinámicas Políticas
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Historia
Escrito el en español con un tamaño de 7,29 KB
La Monarquía de la Restauración
El régimen de la Restauración fue el resultado del fracaso de la experiencia republicana. La formación del partido alfonsino preparó el advenimiento al trono de un nuevo monarca: Alfonso XII (hijo de Isabel II). Durante este reinado, el principal representante fue Antonio Cánovas del Castillo, llevándose a cabo la Constitución de 1876 y el turno pacífico de los partidos.
Tras la muerte de Alfonso XII, María Cristina de Habsburgo fue nombrada regente y garantizó la estabilidad del sistema mediante el uso del turnismo y del fraude electoral. La crisis de fin de siglo, con la derrota de 1898, inició la descomposición del sistema de la Restauración.
El Proyecto Restaurador de Cánovas
Antonio Cánovas del Castillo fue el político encargado de restaurar la monarquía borbónica en Alfonso XII, hijo de Isabel II. Esto fue el resultado de un largo proceso de maniobras diplomáticas, entre las que destaca la abdicación de Isabel II en su hijo. También se creó el Partido Alfonsino, de carácter conservador, bajo el lema “paz y orden”, gracias al apoyo de las clases moderadas, medias y altas, y los terratenientes de las Antillas.
A pesar de que Alfonso XII llegó al poder a través del pronunciamiento del General Martínez Campos, Cánovas deseaba un ejército subordinado al poder civil. Las ideas principales del proyecto restaurador se presentaron en el Manifiesto de Sandhurst en diciembre de 1874, entre las que se encontraban el carácter integrador de la monarquía constitucional y la necesidad de que la tradición católica fuera compatible con la libertad.
El proyecto de Cánovas pretendía que la monarquía fuera la base y los partidos un instrumento a su servicio. Así encontramos dos partidos mayoritarios: el partido conservador, dirigido por Cánovas del Castillo y representando al sector más conservador de la Restauración; y el partido liberal, dirigido por Sagasta y representando al sector más progresista de la Restauración, con alternancia en el poder.
Bases Ideológicas y la Constitución de 1876
Las bases ideológicas del sistema político de Cánovas se basan en el pragmatismo, la soberanía compartida rey-Cortes (frente a la soberanía nacional) y el pesimismo (basado en el estudio de la decadencia de España). La Constitución de 1876 era una síntesis y un punto medio entre la constitución de 1845 y la de 1869. La forma en la que se elaboró mostraba el espíritu de partida: EL PACTO.
Los puntos más polémicos quedaban en manos de los gobiernos de turno, como el sufragio o la cuestión religiosa. Entre los rasgos más importantes destaca la soberanía compartida rey-Cortes, el derecho al sufragio que se dejaba pendiente a las leyes posteriores y, por último, se declaraba al Estado Confesional con libertad religiosa.
La monarquía cumplía un triple papel en este sistema político: era expresión de la continuidad histórica, era la garantía del orden social, y el monarca era la piedra angular del sistema.
Características del Régimen y Oposición
El régimen de la Restauración fue considerado como oligárquico, caciquil y corrupto. Un grupo reducido dominaba el sistema mientras que “la España real” (clases medias y populares) quedaba excluida. El caciquismo se basaba en las relaciones del patronazgo y el clientelismo, que ya existían en el Sexenio, siendo sus tres ejes principales: los altos cargos en Madrid, los gobernadores civiles en las provincias y los “caciques” en los pueblos.
Acabó imponiéndose un sistema bipartidista, bajo el dominio del partido conservador y liberal, los cuales tenían una considerable indefinición ideológica, siendo el partido más conservador cercano a la postura de los republicanos, mientras que el liberal lo era al de los progresistas.
El republicanismo estaba muy dividido, destacando los republicanos liberales (Ruiz de Zorrilla), los unitarios (Emilio Castelar) y los federales (Pi i Margall). A la derecha se situaba el carlismo, muy dividido después de la derrota de 1876. Al margen del sistema se encontraban los movimientos de base obrera (socialismo y anarquismo) y los movimientos nacionalistas (PNV y la Liga Regionalista).
El Turno Pacífico y la Dictadura Canovista
Desde el año 1881, se estableció el turno pacífico entre los dos partidos dinásticos: se trataba de establecer una democracia puramente formal o “un sistema liberal sin democracia”, siguiendo una serie de pasos como son que la corona llama a gobernar al partido de la oposición, con la consiguiente disolución de las cortes y la convocatoria de nuevas elecciones. Por último, se llegaba a la manipulación para que el nuevo gobierno tuviera mayoría en las cortes.
La presidencia de Cánovas se prolongó desde 1876 hasta 1881, etapa conocida como la dictadura canovista, con el fuerte carácter autoritario de su política. Tenía un objetivo doble: por un lado, garantizar la consolidación de la monarquía recién restaurada y, por otro, construir un sistema político de orden fuertemente centralizado. La falta de libertades se mostró en la política educativa (se exigió la fidelidad al gobierno), en el control de la libertad de impresión y de imprenta, o por el limitado derecho del rey. Así se pudieron concluir varios conflictos: la guerra carlista (la derrota de Carlos VII y la abolición de los fueros vascos) y la sublevación cubana (Paz de Zanjón 1878).
El Gobierno Liberal y la Regencia
En 1881 comenzó a gobernar el partido liberal de Sagasta. Entre las acciones del gobierno se puede nombrar la modernización en el gobierno, la práctica de una política librecambista (afectando sobre todo a los industriales), y se amplió el sufragio aunque sin aplicarse el sufragio universal.
Tras la muerte de Alfonso XII comenzó la regencia de su mujer, María Cristina de Habsburgo-Lorena. A través del Pacto del Pardo se consolidó el turno político y un sistema canovista. El gobierno “largo” liberal (1885-1890) fue una época de reformas liberales: ley de asociaciones de 1887 (legalización de sindicatos y partidos obreros como UGT y PSOE), ley del jurado (supresión de la censura previa), ley del sufragio universal de 1890, el código civil y la legislación de procedimientos administrativos y la reforma del ejército.
Crisis de Fin de Siglo
Con la crisis de fin de siglo (1890-1898), surgieron tres problemas que desembocaron en la crisis de 1898: la situación de las colonias, la cuestión social, y el auge de los regionalismos convertidos en nacionalismos. En el año 1892, José Martí creó el Partido Revolucionario Cubano y José Rizal la Liga Filipina, dando lugar en 1895 a una nueva guerra en España. Otros problemas de finales de siglo fueron la necesidad de “regeneracionismo” del sistema, así como la polémica librecambismo-proteccionismo.