Modernización y Crecimiento en la España de la Restauración (1875-1923)
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Procesos de Urbanización e Industrialización en la España de la Restauración (1875-1923)
La Restauración fue un periodo de relativa estabilidad política, modernización social y económica. El proceso de urbanización se intensificó, al igual que la economía, con un peso creciente de la industria en el producto interior bruto y la población activa. No obstante, España siguió siendo predominantemente agraria.
Crecimiento Demográfico
Los Movimientos Naturales
La población española aumentó en el siglo XIX. De unos 16 millones de habitantes en 1870, apenas superaba los 18 millones y medio en 1900, y en 1920 ya era de 22 millones. La tasa de mortalidad siguió siendo relativamente alta, mientras que la de natalidad era moderada. La esperanza de vida era de apenas 35 años en 1900. El país siguió sufriendo periódicas crisis de subsistencia y enfermedades epidémicas y endémicas. Las causas del crecimiento demográfico fueron la mejora en la salubridad y la extensión de la vacuna. La mejora del transporte permitió desplazar los excedentes agrarios a las zonas deficitarias.
Los Movimientos Migratorios
Las migraciones estuvieron condicionadas por la diferencia de nivel de desarrollo en el país. Las regiones más pobres expulsaron población que se dirigía a las ciudades y regiones más desarrolladas. Las migraciones exteriores también fueron intensas. Durante el periodo de la Restauración, hasta la Primera Guerra Mundial, América del Sur y Cuba atrajeron a más de un millón de personas, sobre todo gallegos, asturianos, canarios y vascos. Después de la Gran Guerra, Europa se convirtió en el destino preferido.
Transformación Urbana
La urbanización se intensificó. Barcelona cuadruplicó su población y Madrid casi la triplicó. Siguió viviendo más gente en el campo que en la ciudad, con una proporción de dos a uno. Aparecieron ensanches, suburbios periféricos que se convirtieron en residencia de los obreros, y los pueblos cercanos se integraron como barrios de la gran ciudad. Se mejoró la comunicación al aplicarse la electricidad al transporte y el uso del petróleo.
Economía y Política Económica
La Difícil Industrialización
La industrialización en España fue lenta y tardía con respecto a los demás países de Europa occidental. Las causas de esta demora fueron:
- El elevado coste del transporte, principalmente el ferroviario.
- El coste muy alto del carbón nacional.
- Altos costes de producción industrial por la ineficiencia tecnológica.
- Ausencia de un fuerte mercado interno por la pérdida de las colonias y los bajos salarios de la mayoría de la población.
Del Librecambismo al Proteccionismo
Entre 1875 y 1885 no hubo cambios significativos en general, solo un importante crecimiento económico gracias a la siderurgia vasca y a la industria textil algodonera catalana. Desde 1885, el país adoptó una política económica más proteccionista y, con la entrada del siglo XX, se aumentó aún más el proteccionismo.
Economía Productiva
La Agricultura y la Ganadería
En 1900, dos tercios de la población activa pertenecía al sector primario; en 1930, la mitad. El campo español no se modernizó, manteniéndose los sistemas de explotación, cultivo y técnicas tradicionales. Los agricultores obtenían salarios bajos. El aumento de la superficie agrícola cultivada (cereales, vid, olivos) perjudicó a la ganadería. Se introdujeron algunos productos como la remolacha, el millo, algodón, frutas y hortalizas de exportación, como las naranjas en Valencia y el plátano, el tomate y el tabaco en Canarias.
La Riqueza Minera
La producción minera española era importante por su cantidad y por su alto nivel de producción de cobre y plomo, siendo líder en el continente. Las concesiones mineras pertenecían a empresas de capital extranjero y, salvo en el caso de Vizcaya, esta riqueza apenas contribuyó al desarrollo industrial español.
La Industria
A mediados del siglo XIX se aprecia una concentración de la industria en tres regiones: Cataluña, Asturias y País Vasco. Cataluña mantuvo la pujanza textil, mientras que la industria sedera en Valencia y la del lino en Galicia se hundieron. Cataluña también desarrolló locomotoras, automóviles, producción eléctrica, distribución del gas, etc. En Asturias, los hermanos Duro instalaron las primeras fundiciones de hierro con carbón asturiano. En 1900 surge la siderúrgica Duro Felguera. En Vizcaya, gracias a la reinversión de los beneficios en la fundición de hierro, se fundaron bancos, navieras y siderúrgicas. Tres empresas siderúrgicas, por fusión, dieron lugar a Altos Hornos de Vizcaya, especializada en acero. Gracias a los adelantos técnicos de la Segunda Revolución Industrial, apareció el alumbrado eléctrico urbano en Madrid y Barcelona y la industria química. La Primera Guerra Mundial tuvo un efecto favorable en la explotación de bienes manufacturados y, entre 1917 y 1925, la industria recuperó el impulso durante la dictadura de Primo de Rivera.