El Modernismo y su influencia en la literatura hispana

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El Modernismo

Se define como el movimiento cultural surgido en Hispanoamérica que pretendió una total renovación de la Literatura y el Arte, contaminadas, a su juicio, por las convenciones de la sociedad burguesa, por tanto, el siglo XX comienza arrastrando una corriente literaria imperante en el siglo anterior, especialmente en habla hispana: el Modernismo.

Características:

  • Rechazo a la sociedad burguesa: El mundo del burgués es materialista, y solo valora aquello que tiene una utilidad inmediata. Por eso el poeta no se adapta y opta por la evasión. Las obras se ambientan a menudo en lugares exóticos, épocas pasadas o en escenarios de cuentos de hadas.
  • El "arte por el arte": La creación poética no debe tener otro objetivo más allá de crear belleza. Cualquier otra utilidad (didáctica, política...) es rechazada.
  • Cosmopolitismo: Pese a surgir en una esfera hispánica, el Modernismo busca la influencia de las literaturas extranjeras: la alemana, la clásica, la anglosajona... pero muy especialmente la francesa. Dos escuelas poéticas galas, el Parnasianismo y el Simbolismo, influirán muy poderosamente sobre los modernistas.
  • La sensorialidad: a través de la adjetivación, el léxico y otros recursos, el poeta pretende sugerir sensaciones (visuales, auditivas, olfativas...) en el lector. A veces, varias sensaciones aparecen fundidas (sinestesia).
  • El Modernismo se aprecia en múltiples artes, pero es en la literatura, a través de la poesía donde encuentra su principal vehículo de expresión.
  • La falta absoluta de conformismo, y un enorme esfuerzo de renovación caracterizan a este movimiento.
  • Algunos de los temas principales del Modernismo son la evasión del tiempo y el espacio, la desazón propia del Romanticismo, el rechazo de la sociedad o el amor y el erotismo caracterizado por la idealización.

El máximo representante del movimiento es Rubén Darío, que si bien puede parecer al margen de la renovación europea, crea esta corriente novedosa que deja huella, sobre todo en la literatura hispana. Es importante tener en cuenta que también en América se vive una etapa basada en la negación del positivismo. El poeta definió los límites del nuevo modo de hacer poesía en obras como Azul, una recopilación de poemas y textos que había publicado con anterioridad en la prensa chilena y que recogen las inquietudes del poeta con respecto a esta nueva manifestación literaria. En Inglaterra destaca como modernista por excelencia Oscar Wilde de cuya mano triunfa la corriente. Clarín, considerado el mejor crítico literario de su época, contribuye a estos cambios modernistas en España, desde el conocimiento de la novela de su tiempo. Con su obra Cuentos Morales, (1896) en la que refiere la necesidad de entender la novela de otra forma, explicando que esta, debe tener su propia entidad, sin necesidad de recurrir a la descripción de lo externo como vehículo indispensable para contar una historia y desarrollar una trama. Para Clarín, lo realmente importante es el reflejo de lo interno, de los sentimientos, del “ser” de los personajes. Lo importante no son las vicisitudes que viven sino lo que estas les hacen sentir. No es el contexto, es el interior. Clarín se percata de que la literatura se enfocaba en la conservación de la armonía, en la manifestación de las formas regulares y organizadas estructuralmente en la forma pero, sin embargo, este nuevo “neorromanticismo”, se inclina hacía la metafísica y el idealismo. Es una regresión, una lucha contra las tendencias realistas y el positivismo de los últimos tiempo; un resurgir de los conceptos; el nacimiento de una nueva generación de autores que recuperan el sentir romántico. Esta suerte de viaje que Clarín hace al interior y al sentido más esencial de la novela, también es emprendido por Galdós, que se adentra en la novela de tientes espiritualistas con El Abuelo. Giner de los Rios a partir de las ideas de Krauss, cuya filosofía habla de la necesidad del contacto directo del alumno con la naturaleza y con cualquier objeto de conocimiento (de ahí la importancia de las clases experimentales y de las excursiones), así como del establecimiento gradual de las diferentes disciplina de conocimiento hasta llegar a la relación que las une en sus niveles superiores, y lo fundamental de la laicidad y la creencia antidogmática para avanzar en el conocimiento; crea la Institución de Libre Enseñanza, de carácter completamente laico, en la que se desarrollarían personalidades de gran importancia en el ámbito de la cultura española. En 1914, crea también la Residencia de Estudiantes, en la que se forjará la mayoría de integrantes de la Generación del 27. Muchas novelas de Galdós y Clarín están bastantes influenciadas por el Kraussismo en el aspecto moral relativo a las clases ideológicas que tuvieron influencia directa en el campo de esta burguesía reformista que chocaría de pleno con la postura de la Iglesia Católica del XIX.

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