Modernismo y Generación del 98 en España

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LA GENERACIÓN DE FIN DE SIGLO: MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98

Entre finales del S. XIX y principios del S. XX se desarrollan en España Modernismo (nacido en Hispanoamérica de la mano de autores como RUBÉN DARÍO) y Generación del 98 (nacido en España). Aunque la separación entre ambos grupos se ha mantenido a lo largo de los años por razones didácticas, la verdad es que algunos autores considerados del grupo del 98 (VALLE-INCLÁN y ANTONIO MACHADO) reflejan igualmente las características propias del modernismo; por lo que algunos los consideran grupos separados y, otros, un mismo movimiento.

Ambos grupos se consideran como dos aspectos de un mismo movimiento literario que representa la forma hispánica de la crisis de fin de siglo -GENERACIÓN DE FIN DE SIGLO- (provocada por diferentes circunstancias económicas, sociales y conflictos políticos). Esta crisis se vivió tanto en Europa como en Hispanoamérica, reflejándose en la cultura, política, arte, ciencia y religión, y suponiendo una renovación poética y literaria de principios de siglo xx.

MODERNISMO:

Es un movimiento de ruptura con la estética vigente (realismo) y de innovación literaria. Surge en torno a 1880 en Hispanoamérica (es anterior a la G. del 98) de la mano de autores como RUBÉN DARÍO (mayor representante) y su desarrollo fundamental alcanza hasta la 1ª Guerra Mundial.

Las influencias que recibe se explican por el rechazo hacia la tradición española que existía en Hispanoamérica. Por ello se vuelven los ojos hacia otras literaturas, sobre todo, a dos corrientes francesas: parnasianismo, que busca la perfección formal (el arte por el arte) a través de temas exóticos, mitos griegos, ambientes orientales -China, India- y civilizaciones y épocas antiguas -España medieval, Egipto- // simbolismo, que concibe el mundo como un conjunto de símbolos y pretende sugerir el arte de los elementos ocultos en el fondo del alma y de las cosas mediante imágenes simbólicas misteriosas. Además, también recibe influencias de autores extranjeros (OSCAR WILDE y WALT WHITMAN) y del autor romántico BÉCQUER (mayor influencia en poetas españoles -tonos íntimos-).

Su temática engloba: la desazón romántica, vinculada al escapismo -evadirse en el espacio hacia oriente y en el tiempo hacia el medievo-, el gusto la mitología griega (jardín, cisne, dioses…), el cosmopolitismo (devoción por París y los viajes, saltar las fronteras, rechazo a la metrópolis -España-), el contraste entre amor delicado idealizado e imposible y un intenso erotismo, además de temas relacionados con América (raíces indígenas, EEUU) y España.

Su estética se caracteriza por el anhelo de armonía y la perfección formal. Lo cual se refleja en el estilo, cargado de recursos y efectos sensoriales y brillantes (sinestesia, aliteración, onomatopeya) y de una gran riqueza, tanto de léxico (cultismos, voces exóticas, adjetivos ornamentales) como de imágenes simbólicas -jardín, cisne, la tarde-.

El desarrollo del modernismo en España se divide en: una primera etapa (inicios en América), con gran influencia del parnasianismo y su principal representante, RUBÉN DARÍO (que con su obra “Azul” -1888- fija definitivamente el movimiento y, con sus estancias en España -a pesar de que ya existiesen algunos precursores-, provoca el triunfo del modernismo en nuestro país y la renovación de toda la literatura española, además de influir decisivamente en los poetas españoles de principios de siglo) // y una segunda etapa (desarrollo en España), con mayor influencia del simbolismo -apreciable en los tonos íntimos de los primeros poemas de ANTONIO MACHADO y JUAN RAMÓN JIMÉNEZ-. El modernismo literario español se caracteriza por el predominio del pesimismo, una menor brillantez externa y una moderación de los alardes formales; y está representado por: autores plenamente modernistas (MARQUINA, VILLAESPESA y MANUEL MACHADO) y otros que comienzan siéndolo, pero acaban abandonando el movimiento (ANTONIO MACHADO, VALLE-INCLÁN y JUAN RAMÓN JIMÉNEZ).

El teatro modernista/poético (con obras como “En Flandes se ha puesto el sol” de MARQUINA o “El alcázar de las perlas” de VILLAESPESA) no gozó de éxito por su escasa adecuación al lenguaje teatral. La prosa modernista está representada por autores que acabaron abandonando el movimiento: JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (modernista en su primera etapa -sensitiva-, en la que escribe “Platero y yo” con lenguaje poético) y VALLE-INCLÁN (modernista sobre todo en sus obras anteriores al esperpento, como sus “Sonatas” –“de Otoño, Primavera, Invierno y Estío”, en las que trata temas como el amor, muerte, religión y el erotismo, y que reflejan la importante renovación que este autor supuso para la prosa). Pero el género lírico es el que mejor refleja las características del modernismo, y está representado por autores como: MANUEL MACHADO, que, a diferencia de su hermano, fue fiel al movimiento durante toda su obra (“Alma” y “Cantares”) y logró alternar tonos y temas ligeros -vida bohemia, galanteo, los toros- con contenidos íntimos, espirituales y religiosos, además de fundir influencias francesas con sentir andaluz // JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (modernista hasta 1915, con obras de tonos más íntimos becquerianos como “Arias tristes” y “Jardines lejanos”, y otras con efectos más brillantes y sensoriales como “Elejías”) // ANTONIO MACHADO, cuya obra poética empieza siendo modernista (“Soledades”), pero va evolucionando tanto en contenido como en estética hacia la G. del 98.

GENERACIÓN DEL 98:

Es un grupo de escritores e intelectuales, nacidos en torno a 1870, preocupados por la regeneración de España (en su contexto de crisis e inestabilidad, acentuadas por la pérdida de las últimas colonias españolas en ultramar -1898-). Es un movimiento incluido en el marco general del Modernismo, (pero posterior a él y surgido en España), del cual se diferencia en un contenido más reflexivo y una expresión más sobria.

Las características generales del noventayochismo se basan en el deseo de renovación total (estética, social…) y el compromiso sociopolítico de los autores con la situación del país. La generalidad de los autores del 98 (AZORÍN, MAEZTU, BAROJA, UNAMUNO), comienzan sus producciones artísticas desde posturas de crítica y protesta (anarquistas, anticlericales…), que progresivamente van abandonando hasta llegar a ideologías y formas más conservadoras (católicas) y conformistas en su madurez. Por el contrario, otros autores como ANTONIO MACHADO o VALLE-INCLÁN, realizaron el proceso inverso, evolucionaron desde posturas tradicionales en lo ideológico y modernistas en lo estético hasta un pensamiento más radical con el que manifiestan su preocupación por la situación España y su postura crítica ante dicha situación. Tanto unos como otros muestran una gran preocupación por su contenido y emplean una expresión y un estilo sobrio cargado de subjetividad.

Las características literarias de este grupo giran en torno a: por un lado, la preocupación por España y su regeneración (recuperación de los valores espirituales y tradicionales, la autenticidad de España), que se expresa desde la protesta y la rebeldía, reflejando la devoción por Castilla, su paisaje y la historia de sus gentes (la “intrahistoria” de Unamuno), e idealizando lo castizo/casticismo; y, por otro lado, inquietudes existenciales y religiosas (se preguntan acerca de Dios, el sentido de la vida y la muerte, el paso del tiempo), lo que refleja el individualismo e idealismo del grupo.

Los noventayochistas y su estilo se identifican con el paisaje castellano: austero y recio, sobrio y claro (con pocos adornos y tono reflexivo). La Generación del 98 está influida por: la literatura medieval (Cantar de Mio Cid, GONZALO DE BERCEO, ARCIPRESTE DE HITA, MANRIQUE…), autores clásicos (FRAY LUIS DE LEÓN, QUEVEDO, CERVANTES especialmente) y por parte de la literatura del s. XIX (poesía de BÉCQUER, por su intimismo y subjetividad), prosa de LARRA (por su fuerza crítica ante los problemas de España), rechazando la grandilocuencia y el prosaísmo del Realismo.

GÉNEROS Y AUTORES

El ENSAYO (género dominante), reflexiones con ideas literarias, históricas, personales… que aparecen en artículos de revistas y periódicos y, posteriormente, en libros recopilatorios manifiestan su preocupación por España a través de críticas al Gobierno y la falta de valores, analizan e idealizan la historia y tradiciones españolas. Aparece Don Quijote como símbolo del idealismo necesario para superar la decadencia de España (“Vida de don Quijote y Sancho”, de Unamuno, que también proyecta sus preocupaciones existenciales en “La agonía del cristianismo”). La devoción por Castilla y el paso del tiempo están muy presentes en la obra de Azorín, autor de estilo extremadamente sencillo (frases cortas, orden, claridad, precisión y descripciones pormenorizadas).

La NOVELA es el otro género muy cultivado por el rechazo hacia el Realismo. No se relata fielmente la realidad, sino que: se la trata de forma subjetiva (AZORÍN); se presentan ambientes, tipos y costumbres populares y cotidianas de pueblos de España (BAROJA). Crean una estructura innovadora (rompen con el argumento tripartito: presentación, nudo y desenlace). Son obras que se acercan a lo poético y ensayístico (“La voluntad”, de Azorín), mediante la serie de episodios, digresiones y anécdotas. Por esta gran innovación, las nuevas novelas tuvieron que ser defendidas por sus autores, como UNAMUNO que llamó nivolas a sus originales relatos. Los protagonistas se centran en su experiencia vital y preocupaciones sobre el sentido de la vida (como sus autores) y son antihéroes (marginados sociales que luchan por sobrevivir y están frustrados o angustiados, como muchos de Baroja). Así se ve en “La Voluntad”, de AZORÍN; “San Manuel Bueno, mártir”, de UNAMUNO; y en “El árbol de la ciencia”, de BAROJA, el novelista por excelencia de esta generación, autor de obras agrupadas en trilogías, cuya técnica narrativa se basa en la observación y de estilo aparentemente descuidado, pero sobrio claro y directo.

En el GÉNERO LÍRICO, destaca ANTONIO MACHADO. Inició su obra en el modernismo, pero en él se produjo un cambio temático, estilístico y métrico (métrica tradicional), a partir de una serie de circunstancias personales que hacen que se encuentre con Castilla, su paisaje y sus gentes y conecte con los hombres del 98 (como se aprecia en su obra “Campos de Castilla”.

Por lo que se refiere al TEATRO, la figura que representa mejor los rasgos del movimiento en este género es VALLE-INCLÁN (que, como UNAMUNO, cultiva casi todos los géneros). Este género (sobre todo a partir de la publicación de “Luces de Bohemia”) es el que mejor lo vincula al noventayochismo por su visión ácida y disconforme con la realidad. Su estética, el “esperpento” degrada la realidad con visión burlesca y eleva lo grotesco y lo ridículo a la categoría de arte.

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