El Modelo Capitalista de EE. UU.: Factores Clave de su Potencia Económica
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La potencia económica de EE. UU. se basaba en varios pilares fundamentales:
Recursos Naturales e Innovación Tecnológica
Primero, una notable cantidad de recursos naturales y un control de las principales materias primas en el mundo, como el petróleo. Segundo, un sistema científico y tecnológico que aseguraba una constante innovación.
Empresas Multinacionales y Fortaleza Financiera
Tercero, una gran modernidad de la empresa capitalista que favoreció la creación de multinacionales, es decir, empresas que se extendían por todo el mundo y se adaptaban a cada país. Este desarrollo estaba potenciado por una extraordinaria capacidad financiera. La banca estadounidense era la más grande, la más dinámica y la de mayor volumen de negocios internacionales.
El Dólar como Moneda de Referencia
El dólar, convertible en oro hasta 1971, se consolidó como la moneda mundial de referencia, y el valor de las más importantes mercancías se fijaba en ella. La primacía del dólar arrancó de los Acuerdos de Bretton Woods en 1944, que dieron lugar a la creación del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.
Crecimiento Económico y Desigualdades Sociales
En 1950 y 1960, se produjo un gran aumento de la demanda de productos y del consumo entre la población. EE. UU. alcanzó el nivel de vida más alto de su historia y construyó un modelo de sociedad extremadamente próspero y dinámico, con mayor libertad de empresa y un sistema financiero que facilitaba en mayor medida la obtención de créditos y préstamos. La prosperidad no supuso la desaparición de las desigualdades sociales. Hacia 1960, entre el 20 y el 25% de las familias eran pobres, y una buena parte de ellas eran de raza negra. Además, la concentración en determinados barrios urbanos de grupos marginales, unida a la delincuencia, la droga y la facilidad de acceso a las armas de fuego, derivó en una tasa de violencia mayor que en otras sociedades occidentales.
Movimientos Sociales y Martin Luther King
Las desigualdades propiciaron la gran contestación social. La lucha por la igualdad de derechos de los negros tuvo su máximo exponente en Martin Luther King, defensor de la no violencia y la integración social de la minoría negra.
La Democracia Estadounidense: Un Modelo de Democracia Capitalista
El sistema político se convirtió en el modelo de democracia capitalista. Está basado en la Constitución de 1787, aunque modificada, como la que suprime la esclavitud o la que reconoce el derecho a voto de la mujer, etc. Establece una estructura de Estado federal, que agrupa estados que mantienen su propio gobierno (sus leyes, sus tribunales y un gran número de atribuciones y competencias). Se rige por un sistema presidencialista.
Bipartidismo en el Sistema Político Americano
El complicado mecanismo electoral y la necesidad de fuertes recursos económicos para las campañas hacen que el sistema político americano sea esencialmente bipartidista, con dos grandes formaciones:
- El Partido Republicano, que representa los intereses más conservadores y se apoya en los grandes industriales, comerciantes y agricultores.
- El Partido Demócrata, que tiene el apoyo de los sindicatos y de las minorías (negros de las grandes ciudades, católicos, judíos, etc.) y presenta un programa de carácter más social.
La Reconstrucción Económica Europea
La situación europea en 1945 era bien distinta de la norteamericana. Si bien fue fundamental la ayuda de EE. UU. a través del Programa de Reconstrucción Europea (Plan Marshall), la recuperación económica se debió también a la capacidad de las sociedades europeas. Tuvieron especial relevancia los planes de integración económica, plasmados en la creación de la OECE, antecedente de la actual Unión Europea.
Prosperidad Económica y Transformaciones Sociales
La recuperación económica estuvo acompañada en un primer momento de un fuerte crecimiento de población, el llamado baby boom. En 1950 tuvo lugar en el conjunto de Europa occidental un largo periodo de prosperidad. Las transformaciones sociales fueron igualmente rápidas y profundas. La modernización de las sociedades europeas quedó reflejada en la incorporación de la mujer a la vida económica, la extensión del laicismo en la sociedad y, especialmente, en el importante desarrollo de los sistemas de protección social, que generaron lo que conocemos como Estado del Bienestar.