Los Misterios de la Vida de Cristo: Encarnación, Pascua y Vida Pública

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LOS MISTERIOS DE LA VIDA CRISTO

En el Símbolo de la fe no se habla más que de los misterios de la Encarnación (concepción y nacimiento) y de la Pascua (pasión, crucifixión, muerte, sepultura, descenso a los infiernos, resurrección, ascensión), que iluminan los misterios de la vida oculta y pública de Jesús.

Con la Resurrección todo estaba cumplido, ya no cabía mayor explicación en cuanto a la identidad humano-divina de Jesús. Jesús ha sido proclamado Cristo y Señor.

La esencia del seguimiento de Jesús es estar unidos a Dios y a los hermanos, con un amor tan grande e incondicional como el amor de Jesús. Crear unidad por amor fue el ideal de Jesús y, consiguientemente, de todo cristiano.

Los misterios de la infancia y de la vida oculta de Jesús

Los preparativos: La venida del Hijo de Dios a la tierra fue preparada durante siglos. Los ritos, sacrificios, figuras y símbolos del Antiguo Testamento convergen hacia Cristo. Los profetas lo anunciaron y Juan el Bautista dio testimonio de Él.

El Misterio de la Navidad: En la humildad y la pobreza del nacimiento de Jesús se manifestó la gloria de Dios

Los Misterios de la infancia de Jesús:

  • La Circuncisión de Jesús es señal de su inserción en el pueblo de la Alianza y de su sometimiento a la Ley.
  • La Epifanía es la expresión de Jesús como Mesías de Israel y manifiesta que una multitud de naciones acogen la Buena Nueva de la salvación, que va dirigida a todo el mundo.
  • En la Presentación de Jesús en el Templo, el niño es reconocido como Mesías y se anuncia su vida de entrega hasta la muerte (Lc 2,22-38).
  • La Huida a Egipto y la matanza de los inocentes manifiestan la oposición de las tinieblas a la luz (Mt 2,13-18).

Los Misterios de la vida oculta de Jesús: Durante la mayor parte de su vida, Jesús llevó una vida sencilla y Jesús entre los doctores manifiesta su consagración total a una misión derivada de su filiación divina.

Los misterios de la vida pública de Jesús

El Bautismo de Jesús: Es la manifestación de Jesús como Mesías e Hijo de Dios y la aceptación y la inauguración de su misión.

Las Tentaciones de Jesús: En el desierto, Cristo se revela como el Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad de su Padre. Las tentaciones manifiestan el modo como entiende su condición de Mesías

El Reino de Dios: El centro de la vida de Jesús es el mensaje de la venida del Reino de Dios. Esta vida en comunión con Cristo implica un tipo de unidad relevante. Reunirse en torno al Hijo supone participar de la misma fuente de vida.

El Reino tiene, entre otras, las siguientes características:

  • Está vinculado a la persona de Jesús. Él convoca a los hombres en torno a Sí por su palabra, por sus signos y por el envío de sus discípulos.
  • Todos los hombres están llamados a entrar en el Reino. Para entrar en él, es necesario acoger la palabra de Jesús y vivir como Él.
  • Los primeros destinatarios son los pobres y los pequeños.
  • Jesús invita a los pecadores al banquete del Reino, les invita a la conversión. Significa cambiar el ideal egoísta de servirse a sí mismo por el ideal generoso del amor incondicional a los demás.
  • Jesús anuncia el Reino con parábolas. Las parábolas encierran lo más nuclear y original de su enseñanza sobre el Reino.
  • Jesús eligió a doce hombres para estar con Él y participar de su misión. Los apóstoles permanecen por siempre asociados al Reino, pues por medio de ellos dirige su Iglesia

La Transfiguración:. En el umbral de la vida pública se sitúa el Bautismo, que implica una manifestación de Jesús como Mesías e Hijo de Dios. En el umbral de la Pascua, los discípulos son testigos de la Transfiguración, que es otra manifestación de la gloria de Jesús como Hijo de Dios.

Entrada mesiánica en Jerusalén: La entrada de Jesús en Jerusalén manifiesta la venida del Reino que el Rey-Mesías llevará a cabo mediante la Pascua de su muerte y Resurrección.

Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre: La Encarnación de Jesús, fue decisiva para nuestra salvación. Toda la vida de Cristo fue Revelación del Padre y fue Misterio de Redención. El Resucitado sigue siendo ahora, y por toda la eternidad, el ámbito de encuentro del hombre con Dios, la posibilidad de apertura de nuestra finitud al Dios vivo. La vida cristiana consiste en adherirnos a Cristo, vivir animados por su Espíritu. El que cree en Él tiene ya la vida eterna.

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