Miguel Hernández: Poesía y compromiso social

CONTEXTO MIGUEL HERNANDEZ

Las tendencias poéticas en España al comienzo del siglo XX fueron el simbolismo y el modernismo. Tras la Primera Guerra Mundial se pretende que el arte se despoje de su raíz sentimental. Confluyen dos tendencias: la vanguardista y la de la poesía pura. Las vanguardias repercuten en los miembros de la generación del 27. Tuvieron especial relevancia el ultraísmo, el creacionismo y el surrealismo.

Generación del 27

Se inicia bajo las influencias de las vanguardias y la poesía pura. Se convirtió en una gran renovadora de la poesía española contemporánea. Se establecen tres etapas: Hasta 1927, Desde 1927 hasta 1936, Después de la guerra. También comparte rasgos con la generación del 36: Muestra un desinterés por el uso de la imagen y la metáfora, Garcilaso guía poético, Vuelve a las formas estroficas tradicionales, Busca transmitir actitudes humanas, Adquiere mayor gravedad en sus temas próximos a las preocupaciones fundamentales.

ETAPAS

POESÍA PURA:

Presenta un lenguaje próximo al gongorismo y el carácter es predominantemente descriptivo. Los poemas se centran en la exaltación de la naturaleza. Obra destacable: Perito de Lunas.

POESÍA NEORROMÁNTICA:

Su temática amorosa remite al cancionero de Petrarca y el lenguaje se enriquece con una gran cantidad de recursos retóricos y la incorporación de la metáfora surrealista. Obra destacable: El rayo que no cesa.

LITERATURA DE URGENCIA:

Presenta un lenguaje directo y claro para ser accesible y convertirse en instrumento para defender la libertad. La tierra, la naturaleza y los animales se convierten en símbolos del pueblo y sus opresores. Obra destacable: El hombre acecha.

EXPLORACIÓN INTERIOR:

Presenta un lenguaje sencillo y directo cercano a la lírica popular. Busca una expresión más sincera y los recursos se simplifican. Obra destacable: Cancionero y romancero de ausencias.

TEMAS

EL AMOR:

La sensualidad aparece unida a los elementos de la naturaleza levantina. Expresa a través de símbolos esa herida provocada por el deseo insatisfecho. El toro se convertirá en la encarnación del sufrimiento del amor vivido como tortura. El estallido de la guerra civil arrastra a Miguel Hernández a una poesía de urgencia, de testimonio y renuncia que materializará en El viento del pueblo. El tema del amor se funde con la poesía de combate y con la lucha social. Ante el curso de la guerra, la voz del poeta pasa de cantar a susurrar amargamente con un lenguaje más sobrio y un tono más íntimo. Cancionero y romancero de ausencias plasma las vivencias del poeta.

VIDA Y MUERTE

Aparecen el optimismo y vitalismo propios de la juventud. La vida se exalta a través del vigor y la perfección de la naturaleza. La vida y la muerte son más literarios que reales. La vida aparece como juego y la muerte tiene una intención estética. Los símbolos de esta etapa tienen sentido fatalista, materializan las heridas del amor y muerte debidas al fracaso amoroso.

LA NATURALEZA

Los versos de adolescencia responden a una poesía sensorial marcada por la influencia del modernismo y costumbrismo bucólico. A partir de El rayo que no cesa, la naturaleza se convierte en parte sustancial del imaginario poético hernandiano. Se integra en la temática creando símbolos y sistemas de asociaciones.

COMPROMISO POLÍTICO SOCIAL

Su contacto con Pablo Neruda y Vicente Aleixandre lo llevan a decantarse por la poesía impura y comienza el compromiso social interviniendo en la propaganda antifascista durante la guerra. Con Viento del pueblo muestra una poesía comprometida, una poesía de guerra y de denuncia y de solidaridad con el pueblo oprimido. Concibe la poesía como un arma y el poeta asume una función profética que se articula en cuatro tonos: Exaltación heroica de los hombres que luchan por la justicia y la libertad, Lamentación por las víctimas de los opresores, Reivindicación social, Imprecación a los emigrados opresores y explotadores.