Migraciones interiores en España: características y tendencias

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Las migraciones interiores constituyen la corriente migratoria española más importante, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo.

La significación de este fenómeno queda patente en el hecho de que casi la mitad de la población de España reside hoy en un municipio distinto al que nació.

Las migraciones interiores presentan rasgos bien diferenciados según tengan lugar antes o después de 1975.

Antes de 1975, los movimientos migratorios afectan a un gran volumen de población que se desplaza fundamentalmente desde el campo a la ciudad (éxodo rural), mientras que después de esa fecha los destinos son más variados, dominando las migraciones interurbanas.

1.1. El modelo migratorio del periodo desarrollista: el éxodo rural (1950-1975)

Los movimientos migratorios internos que se desarrollan en España entre 1950 y 1975 se caracterizan por la salida masiva de población desde los núcleos rurales hacia las áreas urbanas, y desde las regiones más atrasadas hacia las más industrializadas.

La emigración de la gente del campo a la ciudad ha sido una constante de la España contemporánea, pero el éxodo rural adquiere unos volúmenes muy importantes a partir de los años cincuenta -y sobre todo en los sesenta-. Se estima que durante el tercer cuarto del siglo XX se produjeron unos diez millones de desplazamientos. Solo en los años sesenta más de cuatro millones de españoles cambiaron de residencia, la mayoría de ellos a una provincia distinta de la de origen.

Las causas de este trasvase masivo del campo a la ciudad son más complejas que las puramente laborales. Durante esta fase, enmarcada en la etapa del desarrollismo, el gran crecimiento demográfico y la mecanización del campo producen numerosos excedentes de mano de obra en el medio rural, que emigra a las ciudades atraída por la demanda de una industria en expansión y de la construcción y los servicios en los núcleos turísticos del litoral mediterráneo y de las islas.

Aunque el fenómeno emigratorio afecta a todo el campo en general y se dirige a todas las ciudades españolas, la emigración parte sobre todo de Galicia, las dos Castillas, Extremadura, Aragón, Murcia y Andalucía. Su destino son mayoritariamente los núcleos industriales de Madrid, Barcelona, País Vasco y Asturias y los turísticos de las islas y de la costa mediterránea. Asimismo, en el interior de las regiones emisoras de emigrantes se manifiesta un importante flujo en dirección a los principales centros industriales: Valladolid, Zaragoza, Sevilla, La Coruña, etc.

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