Métrica en los poemas de Miguel Hernández

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  1. La trayectoria poética de Miguel Hernández:
    La evolución de su poesía.


La trayectoria poética de Miguel Hernández encuentra en la veta popular su eje vertebrador: dentro de su variada obra, esa veta (manifestada en la temática, el origen de sus imágenes, la forma) es el elemento integrador.


Su primera obra, “Perito en lunas” (1933) refleja influencia de: poetas ROMánticos, modernistas, regionales, la Generación del 27 y sobre todo, Góngora, como demuestra la métrica y la metáfora. Se aleja de las estructuras sencillas y el léxico familiar y los temas son patrimonio popular: una transmutación de la realidad mediante imágenes metafóricas que desembocan en el acertijo poético.


La complejidad metafórica va conteniéndose, los poemas forman parte de la “poesía pura” pero con los mismos referentes: la naturaleza, el mundo campesino, la realidad cotidiana... Algunos de estos poemas son ensayos como “Perito en lunas”; otros, de poesía ascética, estaban destinados a constituirEl silbo vulnerado”,  que no se editó. Destaca la cosmovisión de signos neocatólico con la influencia de Ramón Sijé.


El rayo que no cesa (1935) es el resultado de la reelaboración de dos libros. En la obra, de estilo más accesible y directo, se aprecia el cambio de visión del autor del mundo propiciado por su contacto con la escuela de Vallecas.


El cambio se manifiesta en los siguientes poemas sumergíéndose en la “poesía impura”, influenciado por Neruda, Aleixandre y la vuelta a su mundo natural, liberado de represiones sexuales y del ideario conservador. Los poemas traslucen una visiónneorromántica de la realidad poética, con técnicas y elementos surrealistas. Hernández toma partido por la literatura politizada“Los hijos de la piedra”, inspirada en la revuelta minera asturiana.


Viento del pueblo” (1937) constituye la primera muestra de “poesía de urgencia” motivada por la Guerra Civil. Quiere expresar que la poesía es la esencia misma del pueblo y tiene su raíz en la tierra y que el poeta la devuelve al pueblo. Los poemas están destinados a la recitación pública. Se trata de una poesía de sentido telúrico y que defiende las palabras y los versos
.


Esos sentimientos optimistas ceden terreno poco a poco a la cruda realidad de la guerra plasmada en “El hombre acecha” (1939): la lucha por los ideales lleva a la aniquilación. Así, el himno se convierte en llamada de advertencia y predomina la amargura por el dolor que le producen el odio, la crueldad y la muerte.


En “Cancionero y romancero de ausencias” (1938-41) y sus últimos poemas, se aproxima más al hombre del campo, al marido y padre amoroso. Fondo y forma estarán más unidos: con una métrica más sencilla, depura el romance y rescata formas medievales. Utilizará su voz más auténtica, popular y solidaria.

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