Metafísica: El estudio del ser, la realidad y el conocimiento

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Metafísica

La palabra metafísica proviene del griego ''Ta meta ta fysika'' que significa ''Lo que está más allá de la física''. Esta frase obedece a un ordenamiento bibliotecario, se llama lo que está después de la física porque en el mazo de escritos estaban puestos después de los escritos físicos y por eso se le llamó metafísico porque es lo que está más allá de lo físico.

Pero estos escritos se les llamó así por dos razones de más fondo:

  1. En la escuela de Aristóteles se enseñaba la física y luego la metafísica.
  2. La palabra obedece a un orden de conocimiento porque primero conocemos lo físico y a través de eso por reflexiones y abstracciones se conoce lo metafísico.

Objeto de estudio

Aristóteles entendía que su objeto era el ente cuanto ente y sus atributos esenciales, es decir el estudio de las cosas no solo en cuanto a lo físico si no el estudio de aquellas determinaciones más generales que la constituyen cuanto ente, algo independiente a las ciencias naturales.

El ente cuanto ente es el resultado de aquella doble abstracción que no se limita a las ciencias naturales si no que saca algo más de ellas como la esencia, el ser, causas, sustancias, etc.

No se trata de lo que está más allá de lo físico si no de algo que está en lo físico. Este es el primer sentido.

El segundo sentido se entiende por metafísica el conocimiento de los entes que son inmateriales, que no se dan a los sentidos, estos pueden ser el alma y Dios.

En tercer lugar se conoce como metafísica el conocimiento de lo que son las cosas en sí mismas, por oposición a las apariencias y fenómenos.

En los tres lugares la metafísica significa el conocimiento de lo absoluto en oposición al conocimiento relativo.

División de la metafísica

Metafísica general y espacial.

La metafísica general se la conoce con el nombre de ontología que es el estudio del ente cuanto ente.

La metafísica espacial estudia propiedades generales pero limitadas a ciertos tipos de entes y se divide en:

  • Cosmología racional de la naturaleza que estudia la esencia del mundo en general, de la materia y seres vivos.
  • Psicología racional o filosofía del espíritu.
  • Teología racional cuyo objeto es Dios.

San Agustín

El hombre está compuesto de cuerpo y alma como una sustancia.

El alma es la parte superior del hombre. Es espiritual, ordenada y organiza el cuerpo. Es trascendente y superior al cuerpo. Se une al cuerpo por amor y la mueve y anima desde adentro. El hombre está creado a imagen y semejanza de Dios y fue dotado de libre albedrio.

Agustín defiende la libertad humana y en ella está el origen del mal. El mal es la privación del bien (ausencia), no es una sustancia. Su causa no está en el orden del ser si no en el orden de la libertad.

Agustín diferencia el libre albedrio de la libertad. El hombre fue creado con libre albedrio, puede elegir el NO PECAR, podría elegir siempre el bien, pero libremente. Pero en la historia de Adán y Eva se apartan de Dios al comer la fruta prohibida y pierden su felicidad e inmortalidad. Después del pecado el libre albedrio queda debilitado, solo sirve para el pecado, quedó como esclavo del mal. Esto hizo necesaria la venida de Cristo, la redención y la gracia.

La gracia libera el libre albedrio y con ella entramos en el campo de la verdadera libertad que es querer solo el bien, determinar la libertad por el supremo bien que es Dios.

La verdadera libertad es ausencia de coacción externa y determinación interna hacia el bien.

No es libre quien hace lo que quiere si no quien hace lo que debe hacer. La gracia no anula el libre albedrio, lo libera y lo transforma en verdadera libertad, en autodeterminación al bien de Dios.

El hombre ha de buscar con su libertad su felicidad, su bien supremo que es Dios.

El principio de la moralidad sería el amor. El mal es el acto libre por el que el hombre se aparta de Dios. Así la raza humana se dividió en los que aman a Dios y los que se prefieren a sí mismos antes que a Dios.

El problema del mal: mal metafísico, físico y moral

¿Dónde se origina este mal moral si no surge de Dios?

Los maniqueos consideran al mal tan real como el bien, ambos existen, la conciencia humana es pasiva, es donde luchan el bien y el mal. Agustín sostiene que con Adán pecó toda la humanidad y se transforma en masa condenada.

Después del pecado original ningún hombre tendrá derecho a salvarse, ninguno podrá por sí solo salvarse de la condena. Solo la infinita bondad de Dios le da a algunos la fuerza para alcanzar la salvación.

San Agustín encuentra en el cristianismo la verdad y argumenta racionalmente lo que el cristianismo afirma. Acepta que Dios es pura bondad y que todo lo que existe es su obra. Se pregunta ¿cómo Dios tolera la existencia del mal? Agustín busca qué es en sí mismo el mal, y se aleja de los maniqueos que dicen que el mundo es la lucha de 2 sustancias: el bien y el mal.

El mal es ausencia del bien como la enfermedad es la ausencia de salud, como la oscuridad es la ausencia de luz.

Sin el bien no puede existir el mal. El bien que carece de todo mal es el bien ABSOLUTO. Donde no existe el bien no es posible que exista el mal.

Todo lo que existe es bueno, el mal no es una sustancia porque si lo fuera sería un bien.

Cuando define al mal como ausencia del bien, San Agustín busca su origen y encuentra el origen del mal en la libertad humana. Se pregunta cómo es posible que Dios permita la libertad si es generadora del mal.

El hombre será más libre cuanto más libre se vea del placer de pecar, cuando consiga absolutamente el placer de no pecar.

El primer libre albedrio que se le dio al hombre cuando Dios lo creó recto era PODER NO PECAR, el último libre albedrio será superior y consistirá en NO PODER PECAR.

Dios por naturaleza no puede pecar, el hombre que participe de Dios recibe de Él el NO PODER PECAR.

Todos los hombres de la ciudad santa tendrán la verdadera libertad, una voluntad libre de todo mal y llena de todo bien.

La verdadera libertad es someternos a la verdad suprema, a Dios. El hombre más libre será el hombre más dominado por la gracia de Dios. Dice San Agustín ''el bien que hay en mí es obra TUYA, un don tuyo, y el mal que hay en mí es de mi pecado''.

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