Metafísica y ciencia Kant

En este texto Kant plantea el problema epistemológico y metafísico propio del uso teórico de la razón, el cual constituye, a su vez, el tema específico de la primera de las tres obras del edificio crítico: la Crítica de la razón pura. En efecto, en esta se aborda la pregunta “¿qué puedo conocer?” en general y si es posible o no la metafísica como ciencia en particular, pues este es el gran interrogante que preocupa tanto al filósofo: la metafísica se ha convertido en tiempos de Kant en no otra cosa que un auténtico “campo de batalla” entre el dogmatismo racionalista y el escepticismo empirista, de tal manera que urge a la razón superar este estado para que la humanidad entre en su mayoría de edad y realice plenamente la libertad, tal y como dicta el genuino proyecto ilustrado.

Así, la pregunta previa que considera el filósofo de Könisberg que es necesario plantear es: ¿cómo es posible la ciencia, la experiencia o, en general, el conocimiento objetivo?, o dicho de otro modo, ¿cuáles son las condiciones de posibilidad que hacen posible la experiencia? Pues bien, tales condiciones son denominadas en la terminología kantiana “condiciones trascendentales”, y el nuevo método que propone Kant encaminado a su análisis es el “metódo trascendental”. Tales condiciones son universales, necesarias y a priori porque son previas a la experiencia en tanto que la constituyen. De ahì la necesidad de instaurar un tribunal en el que lo se someta a jucio, examen o critica sea la naturaleza o estructura misma de la razón.  Esta es la novedad del denoominado giro crítico de Kant en el problema del conocimiento frente a la tradición anterior: de acuerdo con el Empirismo, en efecto, considera Kant que no es posible extraer de la experiencia ningún conocimiento universal y necesario, pero éste no obstante es posible porque constituye el a priori mismo de la razón: “De modo que  incluso la física —escribe Kant— sólo debe tan provechosa revolución de su método a una idea, la de buscar (no fingir) en la naturaleza lo que la misma razón pone en ella, lo que debe aprender de ella, de lo cual no sabría nada por sí sola. Únicamente de esta forma ha alcanzado la ciencia natural el camino seguro de la ciencia, después de tantos años de no haber sido más que un mero andar a tientas”. Esta es la razón, por tanto, por la que Kant considera que, a diferencia de Hume, los juicios específicos de la ciencia son juicios sintéticos a priori: en tanto que sintéticos son extensivos, es decir, amplían efectivamente nuestro conocimiento de la experiencia, pero en tanto que a priori, es decir, en tanto que previos y anteriores a la experiencia, nos proporcionan un conocimiento universal y necesario de ella porque bosquejan las condiciones mismas que la constituyen y la hacen posible.

El análisis completo de las condiciones trascendentales que hacen posible la experiencia constituyen el grueso de la primera Crítica, según lo siguiente: en la “Estética trascendental” Kant analiza la sensibilidad y con ella las condiciones que hacen posible los juicios sintéticos a priori en la Matemática, a saber, espacio y tiempo; y en la “Analítica trascendental” analiza cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la Física por medio de las categorías o conceptos puros del entendimiento.