Maquiavelo y Descartes: Realismo político y racionalismo

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Nicolás Maquiavelo

Maquiavelo no reflexionó sobre la política y el Estado, sino que se interesó más bien por su plasmación histórica. Estrella experiencias de otros lugares y épocas para enseñar el arte de gobernar con éxito o el de fortalecer un estado.

El realismo político

Para Maquiavelo, el fin del gobernante es conservar y consolidar el poder, fundamentalmente el del Estado frente a otras potencias. El Estado es un fin en sí mismo y se debe preservar por encima de los individuos que lo componen y de sus conciencias. Maquiavelo defiende que la vida política no se debe regir por las normas morales. Maquiavelo no defendía la inmoralidad, sino la indiferencia moral en el terreno político. Maquiavelo también señaló que el cristianismo era un desprecio del mundo y amor al sufrimiento, y que esto hacía débiles a los seres humanos. El realismo de Maquiavelo se caracteriza por valorar la acción política en función de los resultados; lo bueno es lo útil para el Estado y por ello el buen gobernante no atiende a la conciencia moral. Para crear un Estado fuerte, el poder ha de residir en un solo monarca, y Maquiavelo admiró al hombre fuerte y poderoso que gobierna con habilidad para obtener los fines del Estado. Aunque Maquiavelo defendió el absolutismo para generar estados fuertes y unidos, el régimen ideal para Maquiavelo era la República romana, donde el pueblo pueda participar en el gobierno siempre y cuando la ley sea respetada.

René Descartes

Descartes inició el racionalismo y con eso nació la filosofía moderna. Descartes propuso un método matemático aplicable a todos los ámbitos del saber, así quería crear una ciencia universal única con el método matemático, cuya finalidad sería práctica, y con ello quería prolongar la vida del ser humano para poderla vivir en paz. El pensamiento racionalista tenía 4 grandes rasgos: la plena confianza en la razón humana, la afirmación de la existencia de ideas innatas, la búsqueda de una ciencia universal única y la propuesta de una moral apoyada en la razón.

El conocimiento

El método, según Descartes, es el instrumento para guiar a la razón, y en el discurso del método lo resumió en 4 reglas:

  1. La regla de la evidencia consiste en admitir como verdadero solo lo que es conocido y evidente como tal. Solo se han de aceptar las ideas que posean en nuestra mente con claridad y distinción. Hay cuatro tipos de ideas: las ideas adventicias que proceden de la percepción sensible, las ideas facticias que son producto de nuestra imaginación y las ideas innatas que emanan de la razón y no de la experiencia sensible; estas son las ideas claras y distintas.
  2. Regla del análisis: dice que hay que dividir los problemas en tantas partes como sea necesario para reducir el conocimiento a sus partes más simples y evidentes.
  3. La regla de síntesis: aquí se aplica la deducción, que es la segunda operación de la mente que consiste en la derivación necesaria de una idea a partir de otra que conocemos con certeza.
  4. La regla del recuento: quiere decir que tengamos la seguridad de no haber errado en el desarrollo del método.

La duda metódica

Para encontrar la verdad absoluta, Descartes postuló que había que dudar de todo, no una duda escéptica, sino una duda metódica y provisional. Esta duda es universal y voluntaria. Los motivos que tenía Descartes para dudar eran los siguientes: los sentidos proporcionan un conocimiento confuso y engañoso, muchas veces no es posible distinguir con absoluta certeza entre la vigilia y el sueño, y podemos formular las hipótesis de que existe un genio maligno.

La existencia del yo

Para Descartes, sólo hay una verdad absoluta, que es que cuando se duda de todo surge la verdad de que es imposible dudar de la existencia de un yo que duda, es decir, se puede dudar de todo lo que nos rodea, pero no se puede dudar de que existe un yo que piensa y está dudando. Descartes llegó a la conclusión de que el yo es una cosa o sustancia que piensa. El pensamiento se divide en entendimiento o razón (intuición o deducción) y voluntad (no tiene límite).

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