Manuel Vázquez

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Notre Dame de París (Francia): 1163.
La construcción de esta catedral se inició a
instancias del obispo de París. Presenta los
mismos elementos constructivos que otras
grandes catedrales de la época, como el
encuadramiento de la fachada entre dos
torres, las tres puertas abiertas y el gran
rosetón central. Sin embargo, en este caso
las proporciones arquitectónicas de este
edificio son de una racionalidad perfecta,
constituyendo un conjunto equilibrado que
se completa con la bella decoración plástica.
Se optó por una estructura simple: cinco naves que en la zona de la cabecera generan
doble girola, y transepto no marcado hacia el exterior.
De la mano de los arquitectos: Jean Chelles y Pierre de Montreuil, se realiza en la catedral
una reforma importante. Primero, se añade una línea de capillas entre los contrafuertes
del lado norte, y, después, se prolongan los dos brazos del transepto hacia el exterior,
dotándolos de nuevas portadas y de los espectaculares rosetones.
Catedral de Chartres (Francia): 1194.
Destaca su monumentalidad y grandeza. También se
caracteriza por llenar de luz los interiores del edificio.
La gran novedad del periodo gótico, es idear otro sistema
constructivo que permitiera abrir ventanales, sin que los
muros constituyeran el soporte de dichas bóvedas.
Así, en primer lugar cambian los modelos de arcos, ya no
son los de medio punto, ahora se llaman apuntados y tienen
forma de flecha. Cambian las bóvedas, que ya no son de
medio cañón, ahora se adaptan a la forma de los arcos y
tienen una forma apuntada que llamamos de crucería;
cambian los pilares, que son más redondeados. Y lo más
importante, se añade un nuevo elemento, los arbotantes,
que son unos arcos situados en el exterior del edificio. Su
misión es esencial, porque a través de estos arcos, el peso
de las bóvedas se traslada hacia los contrafuertes
exteriores, liberando así de ese peso a los muros. Al quedar los muros libres de sostener
cualquier peso, ahora sí se pueden abrir grandes ventanas. Esas ventanas además se
decoran con magníficos vidrios de colores que sustituyen ahora a las pinturas que sobre
los muros se realizaban durante el ROMánico. Se llaman vidrieras y sirven además para
colorear con una sensación de magia, la luz que entra al interior de las catedrales.
La Catedral de Chartres responde a todos estos criterios. Además se construye en piedra
como las ROMánicas. Mantiene como en el periodo ROMánico la forma de su planta como
una cruz, y cuenta igualmente con crucero, girola, una capilla central y capillas radiales.
Aunque eso sí, su mayor tamaño, hace que también su cabecera sea bastante más grande
que la de las iglesias ROMánicas.
Introducción a la arquitectura. Profesor Rafael García. ETSAM
1º semestre curso 2011-2012 34
Apuntes de: Pablo Neila, Eduardo Prida, Celia Sabio e Irene Vázquez
Catedral de Reims (Francia): 1211.
La catedral de Reims tenía, como Saint-Denis, un
profundo significado para la monarquía francesa. También
un incendio, como en Chartres, en Amiens y otras muchas
iglesias francesas, cuando corría el año 1210, motivó la
reconstrucción de la catedral. A diferencia de otros
edificios contemporáneos, en éste se conocen los nombres
de los arquitectos que se sucedieron en la dirección de la
obra. Los proporciónó el laberinto que ornó el pavimento
de la nave central y que fue destruido al sustituirse el
original por otro nuevo en el Siglo XVIII. Gracias a un
dibujo sabemos que trabajaron en Reims, y en este orden:
Jean d'Orbais, Jean le Loup, Gaucher de Reims y Bernard
de Soissons. En el laberinto venía especificada la labor
ejecutada por cada uno de ellos. Así el primero fue artífice
de la planta y de los trabajos iniciales en el ala oriental
hasta el transepto, el segundo terminó el coro y edificó los fundamentos del cuerpo
principal del edificio, el hastial occidental y las torres; el tercero intervino en las tres
puertas abiertas a los pies del edificio y el último construyó varias bóvedas (cinco en total)
y el gran rosetón de los pies.
La planta de Reims muestra, como rasgo más sobresaliente, la hipertrofia de la cabecera,
una de las particularidades de algunas iglesias francesas del Siglo XIII, aunque aquí llega
a ocupar la mitad justa de todo el edificio. En el resto de la construcción se siguen las
pautas habituales. Tiene tres naves, transepto también de tres naves y, en su alzado, el
muro interior presenta los tres niveles canónicos:
arco, triforio y ventana.
La zona de la cabecera ha alcanzado un gran desarrollo que contrasta con las dimensiones
del resto del edificio hasta los pies. La amplitud de toda la zona oriental se justifica
parcialmente por la necesidad de ubicar en ella el coro.

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