Literatura Narrativa Medieval Española: Épica, Romances y Mester de Clerecía

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Tema 1. Literatura narrativa medieval

Desde finales del siglo XII, las minorías cultas comienzan a servirse de la literatura en lengua romance para relatar e inmortalizar las hazañas de la nobleza caballeresca, contar los milagros de la virgen y las vidas ejemplares de los santos, o defender el patrimonio y el estado social de la nobleza aburguesada. Hay una intención docente y moralizadora, que no tiene como fin primordial la búsqueda de la originalidad y la belleza. El relato surge para transmitir las ideas o la doctrina de los estamentos privilegiados.

La literatura narrativa medieval se convierte en un testimonio de la realidad social, que va cambiando conforme evoluciona la sociedad en la que nace, anunciándose la llegada del Renacimiento. Y también cambia la forma de expresión. La narración se expresa en verso, como ocurre con los cantares de gesta y la poesía religiosa del Mester de Clerecía; más tarde, se empieza a imponer la prosa narrativa. Hay una doble vertiente: un relato popular de carácter oral y generalmente obra de autores anónimos que trata temas que interesan al común de las gentes, difundido por juglares; pero también existe una narración culta, que se inspira en fuentes escritas, se difunde también por escrito y va destinada a un público más restringido.

Poesía épica medieval

Según la tradición que todos los pueblos han tenido de inmortalizar los sucesos extraordinarios de su historia y la vida hazañosa de sus héroes, esta nobleza ruda e iletrada se convirtió en protagonista de la poesía épica medieval, que exaltaba las virtudes nacionales de los nuevos reinos de Occidente europeo, como ocurre con la Chanson de Roland. Se trata de una poesía oral, cantada o recitada por los juglares, que la difundían por castillos, villas y lugares, como parte de un variado espectáculo que divertía a las gentes de toda clase y condición. La transmisión oral convierte a la literatura épica en una poesía tradicional, que pervive en la memoria de las gentes y se transmite de boca en boca.

En el ámbito de Castilla, la épica medieval se manifiesta en un primer momento en los cantares de gesta, dando lugar a los romances. Poema del Mio Cid. Per Abbat pudo ser el último reelaborador o un simple copista de esta obra, ya que estaba firmado por él. El texto lleva la fecha de 1245, consta de 3730 versos y al manuscrito le falta una hoja al principio y dos en el interior. Compuesto de versos de desigual número de sílabas, distribuidos en tiradas también irregulares de rima asonante, fue dividido por Menéndez Pidal en tres partes o cantares:

  • Cantar del destierro
  • Cantar de las bodas
  • Cantar de la afrenta de Corpes

Su protagonista, Rodrigo Díaz de Vivar, fue un personaje controvertido de la corte de Alfonso VI, al que el poema y el Romancero mitificaron como modelo de la nobleza fronteriza castellana, que ganaba la fama y el patrimonio en la lucha contra moros, aunque quizás no fue tan ejemplar: no sufrió uno, sino dos destierros, y en el exilio luchó a favor de sus propios intereses.

Romancero viejo

Los romances viejos son poemas de carácter épico-lírico, que surgen a partir de la segunda mitad del siglo XIV, unos vinculados a los temas épicos tradicionales y otros con nuevos temas relacionados con la realidad contemporánea o de pura invención de los juglares. Los romances son una poesía popular que fue difundida oralmente por los juglares, recogida en romanceros y pliegos sueltos en los Siglos de Oro, y ha pervivido en la memoria de la gente como un patrimonio tradicional hasta nuestros días. Se caracterizan por la brevedad y el fragmentarismo, se centran en el relato de un episodio o de una escena muy concreta. En ellos, el contenido heroico y el carácter narrativo se diversifican en una mayor variedad temática y se impregna de tonos subjetivos, líricos y novelescos.

La novela cortesana

En este nuevo ambiente es donde renace la novela como género literario en prosa, destinado a satisfacer los gustos de los lectores cortesanos con unos relatos en los que las nobles hazañas de los héroes épicos se ven desbordadas por los contenidos sentimentales y las aventuras disparatadas e imposibles.

La novela sentimental

Relato de tono intimista en el que apenas hay acción y todo el interés se centra en el análisis minucioso de la pasión amorosa, tan arrebatadora e inalcanzable que muchas veces conduce a la desesperación y a la muerte del enamorado (Cárcel de Amor).

La novela de caballerías

Es una idealización cortesana de las gestas de la épica medieval, donde se mezclan el amor apasionado e idealista y las más fantásticas aventuras. Es un reflejo del ambiente caballeresco y galante del siglo XV y, al mismo tiempo, un modelo de comportamiento para los enamorados y aventureros que recrean este mundo libresco en sus justas, torneos y pasos de armas, con que pretenden hacer realidad los amores apasionados y los prodigios de los relatos caballerescos (Amadís de Gaula).

Tema 2. Mester de Clerecía

El Mester de Clerecía es un movimiento cultural y literario que aparece y tiene su apogeo en el siglo XIII. Junto con el Mester de Juglaría, son las dos grandes muestras de la poesía narrativa medieval. El Mester de Clerecía es una literatura propia de clérigos, nacida en los monasterios y con ciertas pretensiones cultas y eruditas.

  • Mester traigo fermoso, no es de juglaría: Hay un afán de distinguirse de la literatura u oficio de los juglares; los clérigos pretenden hacer una poesía más culta y sabia, más cuidada, sobre todo en cuanto a los temas.
  • Mester es sin pecado: Frente a los temas heroicos de la juglaría, en el Mester de Clerecía predominan los religiosos, aunque no faltan los asuntos épicos.
  • Fablar curso rimado por la cuaderna vía: Frente a la irregularidad métrica, la asonancia y la no agrupación estrófica de la literatura juglaresca, se caracteriza por la maestría y la regularidad en la métrica, utilizando la cuaderna vía.
  • En román paladino: Aunque su poesía es más culta en cuanto a los temas y más cuidada formalmente, escriben en castellano y utilizan un lenguaje claro, sencillo, popular: la lengua cotidiana.
  • Carácter didáctico: Sus autores pretenden ser los intermediarios entre la cultura medieval de los manuscritos latinos y un público heterogéneo y, la mayoría de las veces, iletrado, que ya no entendía el latín.

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