La literatura y el uso estético de la lengua

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Recepción

La teoría de la recepción estudia el papel del lector en la literratura.

Consideraciones generales acerca de la estética de la recepción

Durante mucho tiempo, la obra literaria fue valorada a partir de la producción de ésta. El interés estaba centrado en su producto más que en el sujeto consumidor de la misma. Luego de la década de los 60 surge, como alternativa a las visiones de la crítica literaria vigentes, una nueva corriente que analiza la respuesta del lector frente a los textos literarios. Se introduce una nueva problemática y es la recepción de la obra literaria. La recepción se entiende como una forma de identificación primaria con el objeto estético, se fundamenta en la percepción y en los efectos que puede producir la literatura en el receptor, esto es, en el lector (Puerta, 2003).

Haciendo un recuento histórico en esta materia, nos encontramos con que tradicionalmente se hablaba de unaestética de la producción, fundamentada en el marxismo, y en la cual lo relevante eran el autor de la obra y su contexto social. Si bien la literatura es un proceso de producción, éste circula y se actualiza gracias al lector, “…se consume o recepciona en un espacio diferente al punto de elaboración” (Morales, 2002, p. 1).

Posteriormente surge el enfoque basado en el estructuralismo y el formalismo, cuya estética de la presentación,analiza el texto, sus elementos y las relaciones internas entre los mismos, para finalmente, dar paso a la estética de la recepción. Sus mayores representantes son Wolfgang Iser y Hans Robert Jauss.

Tal como lo referimos anteriormente, la estética de la recepción surge como una opción más justa a la crítica literaria. Ligada a la psicología, se pregunta entonces, ¿cómo se lee la obra literaria? A partir de allí, entiende la literatura como las relaciones circulares entre productor (autor), producto (texto) y consumidor (lector). Esto es, sintetiza las visiones predominantes hasta la fecha y conjuga una teoría de la recepción donde todos los componentes de la tríada son fundamentales.

Desde esta postura, el escritor es visto, a su vez, como lector de literatura, de la sociedad, de su vida, de su época, de su cultura… Con un horizonte de expectativas concibe su obra frente a las normas del canon literario y a una ideología colectiva. El texto, por su parte, es “…una agrupación de signos con carácter orgánico” (Morales, 2002, p. 4), una estructura de lenguaje que produce significación. Finalmente, el lector –componente más valorado para la teoría de la recepción– es quien actualiza el texto de manera activa y evita que se quede en “letra muerta”.

Es importante mencionar el hecho de que esta visión frente a la literatura que rescata el papel del lector, ya había sido tratada por los formalistas rusos quienes planteaban una visión más abierta de la obra de arte: el receptor, sea individual o colectivo, es quien aporta la estética a una obra (Ortega, 2004). También Paúl Valery, muestra en sus obras un incipiente esbozo de una teoría de la recepción literaria: “(Siempre) que se habla de literatura hay que hablar necesariamente del lector” (Cit. Por Morales, 2002, p.11).

Para la estética de la recepción la complejidad de una obra literaria reside en lo no dicho. Estos elementos “no dichos”, en los que el lector necesariamente debe construir un sentido para inferir lo que el autor posiblemente quiere comunicar, son designados por Iser como espacios de indeterminación, lugares inacabados donde la concurrencia de la imaginación, la emoción y el sentido crítico del receptor ocupan un lugar determinante para ayudar al texto a expresarse más allá de sí mismo. De esta manera, la obra se emite para que alguien la actualice y esto se logra a través del acto de lectura, hecho fundamental en la construcción de sentido. Esa convergencia entre texto y lector, según Iser (1987), es lo que le otorga la existencia a la obra literaria. El lector es el factor primordial del acto de lectura.

Leer, entonces, significa enfrentarse a un texto no del todo completo o estructurado. El lector, necesariamente activo, participa con todo su bagaj e de experiencias propias, su teoría del mundo, sus saberes lingüísticos, su competencia comunicativa, para construir significados a partir de la información que le aporta el texto. Se da, en palabras de Rosenblatt (2002), una transacción entre lector y texto a partir de la cual ambos emergen transformados.

Ese principio de transformación se ampara, pensamos, en la asunción de la lectura como experiencia“como lo que nos pasa mientras leemos” (Larrosa, 2005). Para este autor, “…la experiencia es un pasar, un paso, un recorrido. Algo pasa desde el acontecimiento hacia mí. El sujeto de la experiencia es el lugar de paso, donde ocurre la experiencia” (Notas del Seminario doctoral).

Del mismo modo, Gutiérrez y Ball (2007) plantean que,

…esta trasformación supone la revisión de lo que somos, lo que queremos y sentimos en consonancia con las preocupaciones que asaltan nuestra existencia; una transformación que, por otro lado, conduce a la búsqueda de un lenguaje propio, una voz que desde el texto se levante y que, más allá de una mera identificación, nos constituya como seres singulares. Todo esto es posible gracias a la lectura como experiencia única, irrepetible, transformadora. (pp. 97-98)

El modo en que la lectura trasforma al lector tiene múltiples vertientes. En la medida en que la recepción de la misma opera en cada persona desde su ser, desde su lenguaje y desde su bagaje de vivencias y experiencias previas con la literatura, la respuesta tendrá resonancias distintas, convocará diversas y encontradas emociones: tristeza, alegría, seguridad, desasosiego, rabia, amor, compasión, aversión, desconcierto… A partir de allí, de esas sorprendentes e insospechadas reacciones, el lector descubrirá en los “espacios de indeterminación” de los que nos habla Iser, la posibilidad de poner en juego sus propias creaciones, nuevos sentidos, que en un acto de genuina complicidad con el autor, dejará al descubierto el lugar de paso en el que ocurre la experiencia de leer.


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