Literatura Española de los Siglos XVIII y XIX: Neoclasicismo, Romanticismo y Realismo
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Lengua y literatura
Escrito el en español con un tamaño de 18,67 KB
Marco Histórico del Siglo XVIII
Sociedad y Cultura
La monarquía absoluta se impone a la iglesia. En lo social, aunque crece la burguesía, se mantienen los privilegios de la nobleza y el clero. La ciencia y la filosofía son valoradas, y se difunden las teorías sobre el bienestar social, el humanismo y el deísmo. Los reyes absolutos culminan su dominio frente al poder eclesiástico. Destaca en algunas sociedades europeas el crecimiento de la burguesía urbana, comercial e industrial.
En el terreno de las ideas, el siglo XVIII es importante por el desarrollo de las teorías sobre el bienestar social, la filantropía o humanismo (el amor al ser humano). En el ámbito religioso, los ilustrados critican el poder de la iglesia y los dogmas. Se extiende el deísmo, la idea de una divinidad o Ser Supremo, que puede manifestarse a través de cualquier religión. En el terreno cultural, los saberes fundamentales son la filosofía y la ciencia. Su mejora y modernización es lo que se conoce como utilitarismo.
La Estética: El Neoclasicismo
El estilo del siglo XVIII es el neoclasicismo, que se inspira en el modelo grecolatino y renacentista, y pretende reflejar el buen gusto. El arte neoclásico aspira a ser elegante, simple y razonable, presenta temas y personajes genéricos, es didáctico y sigue las normas clásicas. En las últimas décadas del siglo, surge la sentimentalidad y la emotividad con el nombre de prerromanticismo.
España del Siglo XVIII
En conjunto, el pensamiento ilustrado se difundió poco y tardíamente entre sectores cultos de la nobleza, el clero y la burguesía. Se distinguen tres periodos:
- En la primera mitad del siglo, se introdujeron las primeras ideas ilustradas, que encontraron resistencia.
- Durante el reinado de Carlos III, se difundieron las ideas reformistas, que recibieron protección desde el poder.
- En el reinado de Carlos IV, la monarquía y la nobleza atacaron el cristianismo racionalista, por temor al radicalismo revolucionario.
Difusión del Pensamiento Ilustrado
- Los contactos con el extranjero (viajes y traducciones), los periódicos, las instituciones gubernamentales (academias), modernizan el país, como las tertulias y sociedades diversas.
La Lengua
- Se defendía un lenguaje claro, conciso y sencillo, y se rechazaban las complicaciones barrocas. La influencia francesa se refleja en la incorporación de numerosos galicismos.
La Literatura Española en el Siglo XVIII
Se distinguen tres etapas: posbarroco, neoclasicismo y prerromanticismo.
- El posbarroco se desarrolla durante la primera mitad del siglo, pero no aporta nada nuevo. Su influencia alcanza todos los géneros, especialmente el teatro.
- El neoclasicismo se consolida en la época de Carlos III. Supone la uniformidad de estilo y el predominio de lo racional. Se desarrolla como rococó, cuando predomina el tono sentimental y los formalismos preciosistas.
- El prerromanticismo se insinúa en las dos últimas décadas del siglo, con una literatura que en su momento fue calificada de filosófica.
El Neoclasicismo
La poesía del siglo XVIII no es emotiva ni original, ya que el clima de la época, racionalista y utilitario, no es propicio para este género. En la poesía lírica se distinguen tres estilos:
- La poesía barroca, su autor más apreciado es Diego Torres, por su poesía satírica.
- La poesía neoclásica, en la cual destaca J. Meléndez Valdés, que sigue los principios clásicos recogidos en la Poética, de Luzán. Los neoclásicos valoran la poesía didáctica y utilitaria, y cultivan los géneros clásicos que se ajustan a ese objetivo: la poesía anacreóntica y rococó, la oda, la sátira, la epístola y, sobre todo, la fábula, que se adapta a la idea ilustrada sobre el arte: debe ser didáctico y útil.
- La poesía prerromántica plantea temas metafísicos, pedagógicos o sociales con un tono de intensa emotividad.
Juan Meléndez Valdés (1754-1817)
Su obra sintetiza las corrientes poéticas del momento: la neoclásica anacreóntica, sensual, fácil y juguetona, y la prerromántica que escoge las preocupaciones humanitaristas.
La Prosa en el Siglo XVIII
En la prosa se dan las tendencias posbarroca, neoclásica y prerromántica. Destaca el desarrollo del ensayo, con Feijoo y Jovellanos, que emplean un nuevo lenguaje neutral, preciso y funcional. El ensayo es el género que alcanza un mayor desarrollo con autores como el eclesiástico Feijoo y el político y jurista Jovellanos. Por el contrario, la novela fue poco cultivada, a excepción del padre Isla y Cadalso.
- Fray Benito Jerónimo Feijoo, autor de ensayos didácticos, de tipo enciclopédico, que le convierten en el más importante de su tiempo. Sus obras Teatro crítico y Cartas eruditas y curiosas divulgan conocimientos muy variados con el objetivo de modernizar la sociedad de su época y ataca las supersticiones.
- José Cadalso, gran conocedor de los neoclásicos y prerrománticos, escribe la obra narrativa más representativa de la ilustración, Cartas marruecas. Realiza una sátira social siguiendo el planteamiento de las Cartas persas, de Montesquieu. En estas cartas, Cadalso comenta las tradiciones, la cultura…; escribe a su preceptor Ben Beley y a un amigo español, Nuño. En esas cartas repasa y critica las costumbres, las ideas y la organización social hispánica.
- Gaspar Melchor de Jovellanos era escritor y político. Participó en la política reformista de Carlos III y Carlos IV, como ministro, y en otros cargos importantes. Ello acarreó su destierro y la prisión durante siete años, en los que combatió contra las tropas napoleónicas. Es un escritor destacado en el ensayo, género que trata de temas muy variados. Desde su perspectiva de ilustrado, se propuso modernizar el país. En El informe sobre la ley agraria estudia las causas del retraso en el regadío y propone reformas para establecerlo. En la Memoria sobre la educación pública, Jovellanos considera que la cultura es el origen de la prosperidad social y de la felicidad personal, y plantea extender la educación y combinar los aprendizajes teóricos con la práctica de los oficios.
El Teatro en el Siglo XVIII
Hubo polémicas entre los partidarios del teatro barroco y los defensores del teatro ilustrado. El dramaturgo del neoclasicismo más importante fue Leandro Fernández de Moratín. Las críticas sobre el teatro fueron durante buena parte del siglo XVIII: un teatro didáctico y verosímil, mientras que el público aplaudía enfervorizado las obras barrocas y posbarrocas. Los ilustrados y neoclásicos rechazaban el teatro barroco de Lope y Calderón, pero sobre todo el de sus imitadores. El teatro se distingue en varias corrientes:
- Teatro posbarroco: la comedia posbarroca triunfa durante la primera mitad del siglo en los escenarios y en las imprentas. Triunfaron los autos sacramentales y los sainetes, con Ramón de la Cruz.
- Teatro neoclásico: Agustín de Montiano y Nicolás Fernández de Moratín, aunque no tuvieron éxito.
- Teatro prerromántico: En las últimas décadas del siglo XVIII, el sentimentalismo prerromántico aparece en autores que se habían iniciado en el neoclasicismo. Jovellanos, con El delincuente honrado.
Leandro Fernández de Moratín (1760-1828)
Fue el dramaturgo más sobresaliente del teatro neoclásico. Creador de una comedia de forma clásica y finalidad didáctica, con crítica sobre la época. Hijo de Nicolás Fernández de Moratín, también escritor. Fue educado en un ambiente familiar culto e ilustrado. En 1779 fue nombrado director de la Junta de Reformas de los Teatros. Tras la derrota francesa tuvo que exiliarse y finalmente murió en París. Destaca como autor de teatro, poesía y prosa. Escribió una comedia que respondiera al espíritu de la época, y consiguió llegar al público bastante amplio siguiendo las normas clásicas. Moratín pretende educar a los espectadores; son obras moralizadoras que critican normas sociales, costumbres y comportamientos. El sí de las niñas, obra en prosa que constituye la culminación del teatro neoclásico, fue su obra más representativa, con el tema de la lírica tradicional, los matrimonios concertados.
La Literatura del Siglo XIX
Sociedad y Cultura
La herencia de la Revolución Francesa y la industrialización condicionan el pensamiento político (se expande el liberalismo) y la configuración social (aumenta el poder de la burguesía y aparecen las nuevas organizaciones obreras). La primera mitad del siglo, época del Romanticismo, se caracteriza por los enfrentamientos entre el absolutismo y el liberalismo.
- La burguesía aumenta su poder económico y político e intenta modificar las estructuras sociopolíticas dominadas por la nobleza. Con el acceso de la burguesía al poder, se difunden las ideas de libertad, igualdad y fraternidad postuladas por la Revolución Francesa (1789). Esos principios son la base del liberalismo, que defiende las libertades individuales.
- La política expansiva de Napoleón Bonaparte sume a Europa en la guerra durante los primeros años del siglo XIX y provoca una doble reacción: las monarquías intentan imponer los ideales del Antiguo Régimen y se favorece una reacción nacionalista, pues los pueblos invadidos reafirman su identidad histórica y cultural frente al invasor.
- El Romanticismo expresa la insatisfacción desde actitudes tradicionalistas o revolucionarias. Coinciden en rechazar una sociedad materialista y en la búsqueda de un mundo ideal.
- El romanticismo tradicional manifiesta el inconformismo de quienes desean volver a los valores religiosos, patrióticos, aristocráticos y tradicionales del Antiguo Régimen.
- El romanticismo liberal defiende los principios de igualdad, fraternidad y libertad. Exalta el progreso, el liberalismo, la libertad del individuo y los derechos humanos.
- La burguesía consolida su poder y deriva hacia posiciones y gobiernos cada vez más conservadores, como el de Luis Bonaparte en Francia (1852-1870).
- En el terreno de las ideas se desarrolla el pensamiento positivista, que defiende que el saber se basa en la experiencia y en hechos comprobables. El positivismo provoca el auge de las ciencias, el método experimental de Claude Bernard, aplicado a la medicina; el evolucionismo de las especies, de Darwin, y las leyes sobre la herencia, de Mendel.
- En la estética, el arte realista y naturalista se hace eco de las transformaciones y conflictos sociales, y a menudo defiende las ideas políticas.
La Estética del Siglo XIX
Los románticos expresan un profundo individualismo, su insatisfacción ante el entorno, su amor a la libertad y a la naturaleza, y su simpatía por el nacionalismo. El Realismo se basa en el racionalismo y pretende reflejar la realidad social con objetividad y exactitud, a partir de la observación. El tema artístico por excelencia es la nueva sociedad burguesa, y el género literario preferido, la novela. El Naturalismo intensifica el realismo e incorpora la visión determinista del evolucionismo y de las leyes sobre la herencia.
El Romanticismo presenta las siguientes características:
- Individualismo: el romántico se rebela contra todo lo que se opone a su yo personal, contra lo que limite sus aspiraciones amorosas, sociales o políticas.
- Rechazo de la realidad: los límites que el mundo impone al romántico le producen un sentimiento de frustración y, frente a ella, reacciona mediante la evasión o la rebeldía. La evasión le permite refugiarse en la imaginación de mundos fantásticos, de países exóticos o de épocas pasadas. La rebeldía contra el orden establecido y las costumbres convencionales está presente en muchos temas románticos: rebeldía política, defensa de los marginados, etc.
- Defensa de la libertad: la libertad constituye la base del pensamiento romántico, pues se considera fundamental en todos los órdenes de la vida: en lo social, lo político o lo artístico.
- La naturaleza: el mundo natural adquiere importancia en el arte, y el paisaje se adapta al estado de ánimo del autor.
- El nacionalismo: esta doctrina se revitaliza durante el Romanticismo. Frente al uniformismo universalista neoclásico, los románticos valoran los rasgos peculiares de su país, como la historia, las costumbres, las tradiciones y la lengua.
El Realismo sustituye el idealismo romántico por el racionalismo y presenta las siguientes características:
- El deseo de reflejar la realidad social con exactitud y objetividad, a partir de la observación.
- El interés por el mundo exterior, que sustituye el intimismo romántico. El realismo aspira a que el arte sea una crónica social y humana. Recoge temas, personajes y ambientes verosímiles que se sitúan en lugares y épocas cercanas al autor y al público. El tema artístico por excelencia es la nueva sociedad burguesa.
El Naturalismo intensifica los principios del Realismo e incorpora la visión determinista del evolucionismo y las leyes sobre la herencia.
- El artista recurre a los métodos de las ciencias experimentales y aplica el determinismo.
- Reproduce ambientes sórdidos o desagradables y presenta personajes marcados por la herencia y por el medio.
Romanticismo, Realismo y Naturalismo en España
El romanticismo español fue un movimiento tardío, breve y superficial, que se desarrolló durante los diez años de régimen constitucional de Isabel II (1833-1843), con el regreso de los liberales exiliados durante el absolutismo. El Realismo llegó a España hacia 1868 y supuso el predominio del género narrativo que, como en los demás países, eclipsa la lírica y el teatro.
- Durante la guerra de la Independencia (1808-1814) se opusieron a Napoleón los liberales reformistas, defensores de una monarquía constitucional, y los absolutistas, partidarios de la monarquía absoluta. Finalizada la guerra, con la entronización de Fernando VII (1814-1833), se restablece el absolutismo y los liberales se ven obligados a exiliarse. Se instaura un gobierno liberal, la vuelta al absolutismo supone un nuevo exilio para muchos liberales.
- En la cultura, en las primeras décadas del siglo XIX, perdura el neoclasicismo y aparecen las primeras manifestaciones prerrománticas en Andalucía y Cataluña. A partir de 1814, Nicolás Böhl de Faber, cónsul alemán en Cádiz, publica diversos artículos en los que exalta, desde la sensibilidad romántica tradicional, el teatro español del Siglo de Oro.
- El Romanticismo triunfa en España a partir de 1833, tras la implantación del régimen constitucional parlamentario, al regresar del exilio los liberales que habían entrado en contacto con el romanticismo europeo.
- El Realismo y el Naturalismo se difunden por España más tarde que en Europa, como había sucedido con el Romanticismo. El Realismo no triunfa hasta la Revolución de 1868, mientras que el Naturalismo deja sentir su influencia hacia 1880. Con la Revolución de 1868, llamada la Gloriosa, culmina el ascenso de la burguesía y se precipita la caída de la reina Isabel II, que se exilia a Francia. El llamado Sexenio Democrático (1868-1874) es un período revolucionario en el que no se consigue crear un orden social estable, a pesar de que la Constitución de 1869 aceptaba un amplio espectro de libertades públicas.
- La cultura también recoge las diferencias entre tradicionalistas y liberales. La corriente católica tradicionalista, recelosa de los cambios revolucionarios y las innovaciones científicas y filosóficas, cuenta con pensadores como Jaime Balmes, Donoso Cortés y M. Menéndez Pelayo. Entre las corrientes liberales, destaca el krausismo, inspirado en la filosofía del alemán Karl Krause e introducido en España por Julián Sanz del Río.
El Romanticismo
La Poesía Romántica
En la poesía romántica se distinguen dos tendencias:
- La poesía lírica intimista, que expresa los anhelos y frustraciones del poeta: el amor, el desengaño o la soledad, y temas sociales y religiosos.
- La poesía narrativa, que recoge leyendas y temas históricos, cultivada por Espronceda, el duque de Rivas y Zorrilla.
Los poetas románticos recogen los temas propios del movimiento: rechazo del entorno, que les lleva a la evasión o la rebeldía; exaltación sentimental; anhelo de libertad; comunión con la naturaleza, etc. En cuanto al aspecto formal, se liberan de las normas neoclásicas y realizan considerables innovaciones: experimentan nuevas formas o recuperan otras casi olvidadas, como los romances, y usan la polimetría, es decir, combinan versos y estrofas diferentes en una misma obra.
José de Espronceda (1808-1842)
Espronceda es el prototipo del romántico liberal exaltado, como refleja su obra. Su poesía es un apasionado canto a la libertad, con un estilo inconfundiblemente romántico: brillante, musical y efectista.
Vida
En el exilio se relacionó con conspiradores liberales, desde 1830. Conoció al gran amor de su vida, Teresa Mancha.
Obra
Espronceda es esencialmente poeta. Su formación literaria neoclásica se hace patente en sus poemas juveniles. En el exilio conoció directamente el romanticismo inglés. En sus poemas se nota cada vez más esta influencia, mientras que la huella del neoclasicismo va desapareciendo. Plenamente romántica, se desarrolla a su regreso a Madrid, tras la amnistía de 1833. Crea composiciones líricas más personales y más exaltadas, con personajes marginados sociales, con los que se identifica, se lamenta por la juventud perdida, como en A Jarifa en una orgía, o bien expresa sus ideales políticos o sociales. Sus obras poéticas más importantes son dos extensos poemas narrativos, que también contienen pasajes líricos.
Estilo
El estilo literario de Espronceda es grandilocuente y enfático: la expresión de un temperamento apasionado. Las imágenes llenas de violentos contrastes, los frecuentes cambios métricos, los versos rítmicos y sonoros, la abundante adjetivación efectista, las interrogaciones retóricas, las exclamaciones, etc., dan a su poesía un gran poder de evocación y una brillante musicalidad.
Romanticismo Tardío
La lírica intimista romántica alcanza su culminación tardíamente, con Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro. Ambos se inclinan por una lírica introspectiva y sencilla.